La reconstrucción poscatástrofe: segundo llamado a la solidaridad- RED/ACCIÓN

La reconstrucción poscatástrofe: segundo llamado a la solidaridad

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

La importancia de apoyar a las víctimas de los incendios. Además: buenas noticias solidarias.

La reconstrucción poscatástrofe: segundo llamado a la solidaridad

¡Hola! Los incendios, inundaciones o terremotos nos sensibilizan y despiertan una respuesta para ayudar. Pero debemos pensar que quienes sufren estas situaciones necesitan de un apoyo sostenido en el tiempo.


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Habremos estado cerca de más de 30 catástrofes: inundaciones, alguna erupción volcánica, incendios, algunos terremotos. Suelen aparecer noticias trágicas de pérdidas: el que perdió a una persona, el que perdió sus materiales de trabajo, o su casa. El que perdió su pasado: sus fotos, recuerdos, documentos. También está la pérdida de naturaleza: cuántos árboles quemados en incendios…

Al principio hay una tremenda respuesta. Primero en el mundo de las noticias: a todos nos sensibiliza que esas noticias nos “acerquen” a ese dolor, y buscamos ayudar. Pero luego hay que reconstruir: desde la propia psiquis, la espiritualidad, la familia, hasta lo material: las herramientas de trabajo, las casas.

Paralelamente, las noticias van cambiando, las viejas van desapareciendo, y cada uno se mete en sus cosas. Y entonces aparece la soledad: ahí quedó la casa quemada, el bosque incendiado, el agua que tarda en bajar… Aparecen muchos debates y discusiones (los buenos, los malos) sobre quién tuvo la culpa. Mientras que, en esa profunda soledad, sin que la comunidad mire lo que pasa, sigue pendiente la reconstrucción. Pasa en la Comarca Andina: ya no miramos lo que ocurre ahí. Las imágenes, aunque sigan apareciendo, son de hace semanas atrás.

Este texto quiere ser un ruego a nosotros mismos: los que no estamos viendo las casas quemadas, o los árboles quemados. Para los que quieren dar una mano, un simple llamado a un amigo que vive cerca es muchísimo. O juntarse en el trabajo, la universidad, entre amigos, y hacer un envío significativo, de eso que siempre sirve: pañales, alimentos. Y, más sofisticadamente, uno puede preguntar qué hace falta. Y hay de todo: desde un ladrillo a herramientas de trabajo.

Y, como comunidad grande, como país, hay que mantener la mirada: no es una situación pasajera. No fue un accidente circunstancial. Reconstruir más de 200 casas llevará muchísimo tiempo. Solo hablar de la reconstrucción, acompañar en esa reconstrucción de cualquier modo, tiene un tremendo valor. Siempre, pero más aún en esta catástrofe tan tremenda. Aprovechamos una vez más para decirles a quienes están allá: “No están solos, aun a la distancia, estamos con ustedes”.

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Tres preguntas a Ana Manrique, presidenta de Agapao Argentina [Por David Flier]. Agapao es una asociación civil sin fines de lucro que desarrolla distintos proyectos sociales, con fuerte énfasis en niños y niñas en situación de vulnerabilidad (por ejemplo, tienen un merendero, brindan actividades deportivas) personas con discapacidad o en situación de calle.

—¿Cómo afectó la pandemia en su trabajo?
—La cuarentena paralizó todas las actividades y tuvimos que buscarle la vuelta y comenzar otras actividades que no hacíamos. Por ejemplo, comenzamos a hacer viandas para repartir en algunos barrios, o entregar mercadería. Entre el 20 de marzo y el 19 de diciembre repartimos 4 toneladas de alimento. Además, ayudamos a sostener otros merenderos. A su vez, no pudimos realizar varias de nuestras actividades, como las deportivas, lúdicas o cursos que hacíamos (como el de Lengua de Señas Argentina). Y el voluntariado fue mermando, porque tienen otros trabajos o porque la gente adulta mayor no puede asistir. Por la crisis económica las donaciones bajan.

—¿Qué lecciones aprendiste sobre la solidaridad?
—En este tiempo se potenciaron muchos sentimientos y surgieron otros. Le das valor a cosas en las que antes no te detenías: compartir un momento ya no era lo mismo, era más intenso, más importante. La cuarentena mostró muchas cosas buenas y algunas no tanto. La gente colaboró más y también se apersonó para ayudar cuando hacíamos viandas para la gente. Nos asombró darnos cuenta de todo lo que hicimos en el año al realizar el balance. No podíamos creer que donamos tantos alimentos, y eso fue con la ayuda de la gente.

—En febrero volvieron a abrir, con los cuidados preventivos correspondientes, el merendero infantil "Rayito de Sol" ¿Cómo fue el reencuentro con los niños y niñas?
—El reencuentro con los niños fue muy emotivo después de un año sin actividades: notamos que ellos también nos extrañaban. Estaba por llover y se suspendió la merienda porque era al aire libre, pero vinieron igual. Era un día esperado por todos, un año para ser exacta, pese a que el contacto lo habíamos mantenido, asistiendo a las familias con mercaderías o juguetes para los chicos. Teníamos un nuevo lugar que los niños y niñas no conocían por la cuarentena. Ellos querían encontrarse y encontrarnos: valoran todo lo que hicimos y por eso nos muestran mucho afecto.

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Estamos acostumbrados a leer o escuchar pedidos solidarios. Son menos frecuentes, sin embargo, las noticias sobre finales felices de esas campañas. Sobre todo cuando esas campañas tienen que ver con la salud y con montos que parecen exorbitantes. Pero, justamente, estas noticias son importantes: nos oxigenan. Así que vamos con una.

Ariel es un chico del cual hablamos en una edición anterior de OXÍGENO. Es un joven correntino que, hace más de una década —con 23 años y a punto de recibirse de licenciado en Marketing—quedó cuadripléjico a causa de un accidente. Desde entonces, por una traqueotomía, no puede hablar.

En agosto pasado, su familia reflotó una campaña para adquirir un dispositivo que puede ayudarlo a comunicarse. Se llama Neuronode, es de origen australiano y cuesta unos 30.000 dólares de ese país (unos 22.000 dólares estadounidenses, más o menos).

Hace pocos días, la familia de Ariel contó que lograron el objetivo. Con donaciones provenientes de todo el mundo a rifas o venta de arroz con pollo:  cada cosa ayudó a juntar el dinero necesario. Ahora, Ariel y su familia deben aprender a usar el aparato. Pero esa ya es otra historia (de la cual, también, esperamos contar un final feliz). “Toda una bendición de Dios: fue una cadena de amor internacional impresionante”, contó su mamá, Silvia. La solidaridad, sepámoslo, no cae en sacos rotos.

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Qué esperanzador es que las nuevas generaciones conjuguen sus capacidades con un fuerte compromiso con el planeta. Por eso es para rescatar esta noticia.

Cuatro adolescentes se dedicaron un año a un proyecto que ayude a combatir los incendios, un problema que, lamentablemente, es cada vez más frecuente en nuestro país. Finalmente, este grupo de estudiantes de la escuela ORT desarrolló una aplicación que permite detectar incendios en tiempo real a través de inteligencia artificial e imágenes satelitales.

“La detección temprana es lo que puede hacer la diferencia”, dijeron. 👏👏👏

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En algunas ediciones pasadas de OXÍGENO reflexionábamos sobre los femicidios y la violencia machista. Decíamos, entre otras cosas, que la erradicación de la violencia contra la mujer depende en gran medida del rol de los varones: que es necesario un cambio.

Y la violencia contra las mujeres, en realidad, no es solo física, sino que se expresa en numerosas formas. Algunas de las cuales, todavía hoy, pueden pasar desapercibidas. Para visibilizar la brecha de género y reflexionar desde el lugar de cada persona sobre cómo hacer una sociedad más igualitaria, en RED/ACCIÓN publicamos la última semana una serie de contenidos especiales.

En este sitio podés encontrar desde una descripción de los distintos tipos de violencia que existen contra las mujeres a una explicación de por qué ellas cobran menos, pasando por una guía para conversar con la pareja sobre la división de tareas domésticas (u otra, para varones, que nos ayude a erradicar el machismo entre pares).

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Para cerrar, te dejo otro contenido de esos que son necesarios. De esos que, aunque breves, disparan reflexiones profundas: el último miércoles publicamos un video en el cual Lea Zajac de Novera, una de las últimas personas con vida en Argentina que pasó por campos de concentración nazis en la Segunda Guerra Mundial, cuenta su experiencia.

¿Por qué lo hace? Porque hay que mantener vivo el recuerdo de semejantes atrocidades. Para que este recuerdo nos ayude a no retroceder como humanidad.

Acá podés ver el video o leer sobre la vida de Lea, quien, con más de 93 años recuerda haber sido “absorbida por las entrañas del horror”. Pero que también cuenta sobre cómo se aferraba a la vida, “con uñas y dientes”, poniendo “lo que tenés y lo que no tenés para vivir un momento más”.

Reinventamos la home de redaccion.com.ar ¿ya la conocés?  El nuevo sitio busca ofrecer una experiencia más interactiva y simple a la hora de informarse y, al mismo tiempo, facilitar el compromiso ciudadano. Al final, vas a encontrar un espacio para decirnos qué te pareció (y ayudarnos a seguir mejorándola).

  • Vimos que la comunidad de lectores de RED/ACCIÓN comparte una característica: son ciudadanos comprometidos, activos en la búsqueda de una sociedad más tolerante e inclusiva. Una de las preguntas clave que busca responder esta nueva experiencia es ¿cómo puede RED/ACCIÓN ayudarlos en esa tarea?

Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mandamos un abrazo.

Juan.