Cada día trae una nueva sorpresa: esta vez, una campaña contra los agroquímicos enfrentó a citadinos terraplanistas contra chacareros aferrados a la ciencia y puso en evidencia los riesgos de definir los desafíos económicos y ambientales del país desde un rincón de Buenos Aires.
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#BastaDeVenenos. Así se llama la campaña que la semana pasada impulsó GESTA (Grupo de Epidemiología, Sociedad, Territorio y Ambiente), que se define a sí mismo como “un colectivo integrado por estudiantes, docentes, becaries, investigadores de distintas disciplinas” que apoyan las “luchas que se vienen dando desde el campo popular por los efectos directos e indirectos de un modelo extractivista de agricultura industrial dependiente de agrotóxicos, ecocida y genocida”. Esta vez, el mal lo encarnan los productos para fumigar cultivos y son famosos como Leo Sbaraglia y Francis Mallmann los encargados de alzar su voz para denunciarlos.
En política, nada importa tanto como elegir bien al enemigo. Churchill es un prócer porque se enfrentó al nazismo. Igual que Reagan y Thatcher subieron al olimpo porque entendieron que el comunismo era el monstruo a exterminar. Para GESTA y las organizaciones que lo apoyan, el leviatán es el campo: sobre todo después de la 125, el productor agropecuario representa de algún modo a ese rebelde levantisco que se insubordina, corta rutas y, sobre todo, se sienta sobre una montaña de dólares a la espera de que le convenga liquidar la cosecha. Merece el escarnio.
El caso admite algunas observaciones preliminares que pueden aplicar a otros sectores:
- Discurso. La campaña asusta a quienes ya viven atemorizados por la pandemia: “los agrotóxicos están en el aire, en el agua, en los alimentos y en productos de uso diario”. O sea, es un enemigo invisible y no está claro cómo defenderse de él. A la estructura narrativa le falta un remate, una solución al problema. Si un mensaje solo genera angustia, tendemos a ignorarlo. GESTA debió saberlo.
- El poder de las bases. #BastaDeVenenos alcanzó un puñado de impactos en Twitter, mientras que su contracampaña #BastaDeMiedos, con participación de gente de diverso origen, impactó en varios miles. De un lado, un video con famosos e imágenes apocalípticas; del otro, testimonios con nombres y apellidos. Grassroots puro. GESTA, hábil para reclutar embajadores, puso de manifiesto su amateurismo en campañas en redes.
- Unión ante la adversidad. No hay mejor modo de unir a un colectivo que atacarlo. Los trece años desde la 125 enseñan que el campo es el sector productivo con más capacidad de movilización de la Argentina. Y el que mejor usa la tecnología, también, para comunicar. Una campaña en su contra los organiza, les tensa los músculos y los pone en pie de guerra. Salen fortalecidos.
- Error de cálculo. GESTA quizá imaginó que el campo no respondería. Se equivocó. En la batalla discursiva, el sector agropecuario tocó las emociones con más de 700 testimonios de chacareros sufridos y reforzó con argumentos: si los agroquímicos no fueran seguros, el SENASA no los aprobaría. Ni sus equivalentes de los países a los que exportamos. De nuevo, una lectura equivocada sobre los agricultores. Su historial no deja dudas: siempre responden.
Otros sectores miran con curiosidad, y quizá con envidia. El campo les lleva años de ventaja: aprendieron de comunicación, saben organizarse y se animan a correr riesgos para defender su negocio. Ya nadie se mete con ellos sin pagar algún costo:
No me hago al lao de la güeya
aunque vengan degollando,
con los blandos yo soy blando,
y soy duro con los duros,
y ninguno, en un apuro
me ha visto andar tutubiando.
Así lo decía el Martín Fierro hace un siglo y medio.
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Tres preguntas a Cormac Russell. Es un explorador social, autor y conferencista, Managing Director del Nurture Development Asset-Based Community Development (ABCD) Institute de DePaul University, en Chicago. Su libro más reciente es Rekindling Democracy – A Professional’s Guide to Working in Citizen Space.
- ¿Cómo se puede ayudar a la gente que vive en situación de pobreza o vulnerabilidad?
La pregunta ¿puedo ayudarte? la hacen millones de personas todos los días. ¿Qué significa realmente ayudar a otro ser humano o a una comunidad entera? Creo que ayudar es un impulso poderoso y maravilloso, pero también creo que tiene un lado oscuro, que ciertas maneras de ayudar en realidad producen más daño que beneficio. Rosabeth Moss Kanter, profesora de Harvard, lo decía muy bien: “cuando cambiamos a la gente la experiencia es violenta, pero cuando la gente cambia por sí misma, la experiencia es de liberación”. Si queremos ayudar a la gente de una manera que no la dañe, hay que empezar por sus fortalezas y no por sus debilidades. Esto aplica a los individuos y a las comunidades. Hay mucha evidencia de que ese es el mejor modo de ayudar, incluyendo esa investigación famosa de Harvard que ya lleva 75 años sobre qué hace posible la felicidad, que nos recuerda que la clave está en nuestras relaciones y en lo que creamos comunitariamente, no en nosotros mismos y el dinero que ganamos.
- ¿Qué efectos tiene ayudar enfocándose en las debilidades?
A pesar de toda la evidencia que nos dice que deberíamos empezar por las fortalezas y capacidades de una comunidad, vemos que gobiernos y otras organizaciones tienden a enfocarse obsesivamente en lo que está mal, lo que está roto o enfermo. Lamentablemente ese foco causó un enorme daño en todo el mundo, especialmente en la gente pobre. Se pueden identificar al menos cuatro efectos negativos: primero, define a las personas a las que se quiere ayudar no por lo que pueden aportar para solucionar problemas, sino por sus deficiencias; segundo, la plata que debería ir a los que la necesitan, va a los que prestan servicios a los necesitados; tercero, que la capacidad de los ciudadanos de base de contribuir a la solución, cede ante los tecnócratas que toman control del tema; y finalmente, comunidades enteras que se definen como deficientes, internalizan eso y empiezan a pensar que el único modo de que eso cambie será cuando venga un experto desde afuera con el proyecto adecuado y fondos suficientes y los rescate.
- ¿Cómo se ayuda poniendo como base las fortalezas?
Efectivamente, hay otra manera de pensar en cómo ayudar. Hay que enfocarse en las fortalezas, no en lo que está roto, en lo que sale de adentro hacia afuera. John McKnight y Jody Kretzmann, profesores de Northwestern University, hicieron visible esta idea. Viajaron por cuatro años, como si fuera la Odisea, por 300 barrios en 20 ciudades de los Estados Unidos, todos conocidos por sus problemas y debilidades, y comenzaron diferentes conversaciones. Preguntaron a la gente cómo ocurren los cambios desde su perspectiva, cómo se juntan para mejorar las cosas, y recogieron 3000 historias, y vieron que había una perspectiva que funcionaba para esos vecinos para generar cambios. Tenía seis piezas: las habilidades de los locales; el poder de las redes entre vecinos; los recursos públicos, privados y de las ONGs; los recursos físicos y económicos locales; y las historias de vida compartidas. En el resto del mundo, está probado que eso funciona. Porque se respeta la dignidad de las personas a las que se ayuda.
Las tes preguntas a Cormac Russell se tomaron de la charla “Sustainable community development: from what is wrong to what is strong” dada en el contexto de TEDxExeter. Para acceder a la presentación completa, podés hacer clic acá.
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Grassroots. Literalmente, las raíces del pasto o la hierba. En sentido figurado, el nivel más básico de una organización. Cuando se busca hacer un cambio profundo, se comienza desde la base. En términos más simples, la base es el lugar donde las cosas comienzan y crecen. Este artículo de Susanne Reicee explica el ABC de las campañas con las organizaciones de base: marco conceptual, historia, ejemplos, y cómo se impulsan iniciativas grassroots. Cambios culturales, modificaciones de creencias profundas, estrategias de cohesión de colectivos que sufren ataques externos… múltiples escenarios en los que aplica este concepto.
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Academia. Generar condiciones culturales profundas para el surgimiento o fortalecimiento de la democracia en todo el mundo no es tarea sencilla. Community Power and Grassroots Democracy es un libro en colaboración, editado por Michael Kaufman y Haroldo Dilla Alfonso, que recoge la perspectiva de diversos autores sobre los desafíos que enfrentan los promotores de la calidad institucional democrática en países de América del Norte, Central (incluyendo el Caribe) y del Sur. La aplicación consistente de estrategias de grassroots, el único camino. Si se tiene paciencia.
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Premios. Se entregaron los Eikon a la excelencia en la Comunicación Institucional 2021. El reconocimiento al Comunicador del Año fue para el influencer Santiago Maratea, gran promotor de causas benéficas, y el galardón al Comunicador Profesional del Año fue para el consultor Carlos Mazalán, fundador de Mazalán Comunicaciones, líder en PR de empresas de tecnología. ¡Felicitaciones para ellos! Para ver el listado completo de los ganadores de las otras categorías, podés hacer clic acá.
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Oportunidades laborales
Athyna abre la posición de VP of Marketing. LINK.
Baker McKenzie busca un Manager, Leadership & Learning. LINK.
Binance mantiene abierta la posición de PR Director - LATAM. LINK.
Hasta acá llegamos esta semana. Todas tus ideas, propuestas o consultas son bienvenidas. Podés escribirme a [email protected]
¡Hasta el miércoles que viene!
Juan
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