“Este proyecto comienza a resolver una problemática social inseparable del problema ambiental. Es absurdo tener que ir a recoger un plástico para poder reciclarlo, para hacer otro plástico y volver a utilizarlo”, cuenta José Manuel Moller, ingeniero comercial chileno que actualmente vive Londres (Reino Unido), fundador y presidente de Algramo, una empresa chilena premiada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) por sus esfuerzos en la lucha contra la contaminación plástica. La compañía recibió la distinción Campeones de la Tierra 2023, la más alta de la Organización de las Naciones (ONU) en temas ambientales.
La propuesta es que los consumidores reutilicen envases inteligentes que compran por única vez, rellenándolos con productos habituales y/o esenciales. Estos envases contribuyen a abordar la crisis de contaminación plástica descripta en el reciente informe de la ONU Cerrar el grifo: cómo el mundo puede poner fin a la contaminación por plásticos y crear una economía circular. El texto se centra en “los modelos económicos y comerciales que se necesitan para hacer frente a los impactos negativos de la economía del plástico”; como el que propone Algramo.
Los envases están identificados con una etiqueta RFID (de identificación por radiofrecuencia) única, la cual permite detectarlos de manera inalámbrica. Esto, a su vez, garantiza su trazabilidad para ofrecer incentivos a quienes lo reutilizan.Es un pequeño dispositivo inteligente que almacena datos y es capaz de transmitirlos rápidamente a través de señales de radiofrecuencia, a un receptor de señal.
Los consumidores pueden rellenar estos envases por su cuenta o pedir recargas a domicilio y pagar a través de una aplicación móvil. ¿El resultado? 900.000 envases reutilizados en los últimos tres años, que evitaron la generación de más de 100.000 kilogramos de residuos plásticos, y el mencionado reconocimiento de la ONU.
La tecnología es crucial para Algramo. Porque, además de aportarle trazabilidad al producto, resulta una garantía para las marcas que confían en Algramo. Hay tres elementos tecnológicos centrales que la empresa utiliza: la aplicación móvil, los dispensadores IoT y los envases inteligentes Packaging as a Wallet (PaaW).
Esta tecnología apunta a que las personas tengan una relación distinta con sus envases. Utilizando la aplicación, con cada compra se puede saber cuánto plástico se ha evitado y, en base a eso, recibir un descuento en dinero (en el mismo envase), para la siguiente compra. Así, hay un incentivo económico a reutilizar el envase.
En su sitio web, Algramo ofrece un simulador de impacto anual. Al ingresar el producto y su frecuencia de uso, informa sobre los envases reutilizados, el plástico ahorrado, el dióxido de carbono (CO2) evitado y la cantidad de agua ahorrada.
Cómo nació
En 2012, mientras Moller estaba en la facultad, se fue a vivir a una comuna de la periferia de Santiago de Chile llamada La Granja, junto a tres compañeros. Ahí, estaba a cargo de cocinar y hacer las compras. Tenían pocos ingresos, así que compraban en formatos pequeños.
“Me di cuenta de que por comprar en poca cantidad, pagábamos hasta un 40-50 % más de lo que invertía mi familia en productos de primera necesidad”, cuenta. Así fue como estudió ese problema y lo denominó el “impuesto a la pobreza”, que lo llevó a darse cuenta de que el envase es el responsable de gran parte del costo. “Hoy, conversando con nuestros socios industriales, nos explican que en los formatos pequeños, el costo de los envases puede llegar a ser el 50 o 60 % del costo total del producto. Por eso parto de la pregunta de cómo podemos sacar el envase de la ecuación, pero seguir ofreciendo productos de calidad a las familias, en envases reutilizables”. A la cuestión del costo, se le suma una igual de importante: la contaminación por plásticos.
Hasta ahora, el proyecto se ha financiado de distintas formas. Pero los primeros apoyos que obtuvieron fueron gracias a concursos de emprendimientos. “De ahí partimos con el primer capital, después hicimos crowdfunding a través de una plataforma llamada Brota, para luego seguir con inversionistas que nos pusieron un poco de capital. Así fuimos formalizando la forma de levantar capital hasta llegar a fondos de inversión tradicionales”, explica Moller.
La contaminación por plásticos
El informe Instrumentos para promover el reúso de envases en Chile y disminuir la generación de residuos fue encargado por Algramo, la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR) y Oceana. Aborda el problema de los plásticos de un solo uso y su impacto ambiental y destaca la necesidad de reducir la generación de residuos y fomentar modelos de reutilización. Además, analiza experiencias nacionales e internacionales de modelos de reúso, identifica barreras para su implementación y presenta una propuesta regulatoria.
En este sentido, menciona que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) alertó en 2022 sobre el aumento proyectado en la producción y la fuga de plásticos al ambiente, con estimaciones que indican un triplicado de la acumulación de plásticos en entornos acuáticos para 2060. También resaltó el riesgo de alcanzar 145 millones de toneladas de desechos plásticos en los océanos para ese año, junto con un incremento significativo en las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a los plásticos.
A su vez, evalúa los impactos de una política para reducir toneladas de envases de un solo uso en Chile, fomentando el reúso. En las conclusiones, se sugiere establecer metas temporales y expresarlas en función de la curva de crecimiento del mercado. Se reconoce que el cambio hacia modelos de reúso es beneficioso hasta cierto límite, afectado por la variabilidad en el potencial de reutilización de productos. Se destaca la falta de datos detallados sobre beneficios y costos de los modelos de reúso, proponiendo información útil para una estimación exhaustiva, como sectores de usuarios, probabilidades de cambio y ciclos de envases reutilizables. Además, se recomienda considerar el impacto ambiental en términos de huella de carbono, consumo de agua y utilización de recursos, cosa que Algramo hace.
Alcance y funcionamiento
El principal mercado de Algramo es Chile, “nuestro hogar”, como lo llama su fundador. Ahí trabajan con almacenes de barrio, supermercados, universidades y edificios corporativos. Además, tienen una alianza para operar en el Reino Unido y en Holanda, y están en plena planificación para su entrada a México en los próximos años.
Hoy en día, tienen una red de más de 5.000 almacenes de barrio que reutilizan envases. También trabajan con Walmart, la cadena más grande de Chile y del mundo en supermercados, marca a las que se suman otras grandes empresas como Unilever, Coca- Cola y Nestlé.
El usuario tiene que descargar la aplicación Algramo en su celular y crear un usuario para recargar sus productos favoritos. La adquisición inicial de los envases inteligentes recargables por única vez permite a las familias pagar alrededor de un 40 % menos por los productos, por el alto precio de los envases. Se pueden visualizar las recargas y conocer el impacto ambiental positivo que se genera con cada compra. Esto cambia las reglas de juego para olvidarse de los plásticos de un solo uso que terminan en la basura y, luego, en el ambiente.
El paradigma del alto costo de los envases y de la contaminación por plásticos existe en casi todos los mercados. Por eso creen y esperan que su modelo se siga replicando en más lugares.
Desafíos
“Al principio tuvimos varios problemas para introducir el cambio en los consumidores, pero ya se demostró con las tasas de reutilización que eso ha ido cambiando en las sociedades. Personalmente, hoy creo que uno de los desafíos más grandes es que las grandes empresas adopten este tipo de soluciones y para eso necesitamos políticas públicas”, cuenta Moller. “En términos de respuestas para esto, actualmente se está negociando a nivel mundial el acuerdo por los plásticos de las Naciones Unidas, lo que será vinculante para todos los países que sean miembros, para que adopten la misma posición frente a la batalla contra los plásticos y también modifiquen las regulaciones en cada país”.
Algramo es una empresa B Certificada, título otorgado por Sistema B, una organización sin fines de lucro que cree que todos los actores de las sociedades deben trabajar junto a estas empresas y otros actores económicos en América Latina. Las Empresas B están comprometidas con un sistema económico que beneficia al planeta y a todas las personas. Todas miden su impacto social y ambiental y se comprometen de forma personal, institucional y legal a tomar decisiones considerando las consecuencias de sus acciones a largo plazo en la comunidad y el medioambiente.
Moller lo explica así: “Estás haciendo un esfuerzo por tener un triple impacto: en el ámbito social, ambiental y en lo económico. En el caso de Algramo, se refleja, primero, porque somos una empresa con fines de lucro, con un modelo económico que busca ser rentable. Segundo, en lo social, porque buscamos generar más accesos a los productos para los consumidores reduciendo el precio de compra. Tercero y último, pero no menos importante, en lo ambiental porque buscamos reducir la cantidad de residuos que se generan”.
Antecedentes y métricas
Sobre si hay otras iniciativas similares en la industria del plástico en la región, en qué se diferencian de Algramo y cuál sería un modelo de éxito a nivel global, Moller explica:
“Hay muchos otros casos que partieron hace pocos años y que están haciendo cosas similares, pero diría que, de la familia de la reutilización, hay un ejemplo muy antiguo y que tiene mucho que ver hoy en día con lo que es Algramo, y eso es el modelo de retornabilidad en las bebidas de consumo masivo. En Latinoamérica es un modelo de negocios super arraigado y con mucha fuerza, lo que es un muy buen reflejo a nivel mundial de cómo la gente vuelve a los envases reutilizables. Por otra parte, si hablamos de modelos con dispensadores de productos, están apareciendo de a poco, especialmente en Europa, pero todavía son muy tempranos”.
En cuanto a si este sistema tiene detractores, no pareciera haber ningún grupo haciendo campaña en contra, aunque sí para promover regulaciones. “Por ejemplo, en el acuerdo de los plásticos, hay países e industrias que están haciendo lobby. Son precisamente las naciones petroleras que dependen de la demanda del plástico para seguir haciendo su negocio”, explica Moller.
Números de impacto
Algunas métricas destacables de los canales de venta de Algramo son:
Home Delivery (venta a domicilio, que funcionó desde 2021 a 2023): 116.930 envases de un solo uso evitados, 29.000 clientes, 200.000 compras, 67 % de tasa de recarga.
On The Go (estaciones de recarga de bebestibles, es decir, que se puede beber), 2022: 8.294 envases de un solo uso evitados, 8 estaciones de recarga en Santiago de Chile, 3.500 clientes, 10.000 compras, 66 % de tasa de recarga.
Retail (venta en supermercados), 2021: 20.665 envases de un solo uso evitados, 21 estaciones de recarga en Santiago, 13.000 clientes, 20.000 compras, 46 % de tasa de recarga.
A lo largo de la historia de Algramo y entre todos los proyectos, a la fecha llevan más de 256.000 kg de plástico evitado, 47 toneladas de litros de agua y 64.000 kilogramos de CO2 ahorrados y 175.000 envases reutilizados. Se consideran el impacto en ahorro por la no generación del residuo y no el impacto neto de los proyectos.
“Creemos que esto va a expandirse, no solamente en productos, sino también geográficamente. Nuestro mayor desafío es impulsar a que la gente cambie sus hábitos de consumo, antes de que sea tarde, para mejorar el ambiente para esta y las futuras generaciones”, asegura Moller.
Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones, una alianza entre Río Negro y RED/ACCIÓN.