Jessica Ruidíaz es Consultora Psicológica especialista en duelo perinatal y fundadora de la Fundación Era en Abril. En 2021 fue elegida como líder comunitaria de América Latina por Meta. Tras la muerte de Sofía, su primera hija, Jessica fundó Era en Abril, la primera organización latinoamericana en brindar apoyo a madres y padres de bebés fallecidos.
En esta nota contábamos que, para la Organización Mundial de la Salud la muerte perinatal es la del bebé entre las 22 semanas de embarazo y la primera semana de vida.
Era en Abril organiza para el 28, 29 y 30 de abril Conciencia: el Primer Congreso Latinoamericano especializado en Prevención de Muerte Perinatal y Atención al Duelo, que tiene apoyo de la Organización Mundial de la Salud. Podés conocer más del evento en esta web.
—¿Por qué el duelo perinatal es un tema tan invisibilizado?
—El duelo perinatal siempre fue un tema tabú. Se parte de una creencia errónea de que el dolor por la muerte de un hijo va a ser acorde al tiempo de gestación o de vida. Eso no es cierto: el dolor es el mismo. Pero antes no se hablaba más del tema cuando moría un bebé. La mamá lo vivía en silencio. Esto sigue pasando, pero de a poco se está visibilizando e informando. Partimos también de cosas que están mal y remarcan esta minimización, por ejemplo, los bebés que mueren en el vientre materno no son registrados. A los padres se les da un certificado que dice NN y el apellido de la madre, no se les entrega el cuerpo para una despedida digna, sino que (según el tiempo de gestación) pueden ir a desecho patológico y no son registrados. Nuestro proyecto de Ley de Identidad para bebés fallecidos en el vientre materno tiene tres ejes. Uno es el derecho al nombre, otro la entrega del cuerpo y además que se investigue y formen parte de las estadísticas para poder elaborar políticas de salud para la prevención. Hoy en día no se sabe cuántos ni la causa de muerte.
—Hace años promueven esta Ley de Identidad. ¿Lograron algún avance en algún sector de la sociedad o alguna jurisdicción en particular?
— El proyecto de ley de identidad ya lo presentamos por tercera vez. En el desinterés por ese proyecto también se refleja el tabú. No entienden por qué buscamos su aprobación. Es el punto nodal donde nace la minimización sobre este tipo de duelos. La ley dice "si no nació, no existió". Para sus padres y familiares sí existió y su muerte es lo peor que le pasó en su vida. Negar su existencia, enterarse que su bebé se tiró como desecho patológico y que para los demás no exista, sólo suma dolor y trauma al dolor que se siente por su muerte.
—Según tu experiencia, ¿cuáles son las bases para ayudar a madres y padres que afrontan esta situación? ¿Qué podemos hacer para acompañarlos?
—Se puede ayudar desde el momento del diagnóstico. Que el personal de salud tenga la información y un protocolo que facilite el proceso a las familias y también para la despedida. Que se visibilice el impacto que tienen estas muertes en los padres. Que se respete su proceso de duelo y no se los apure. Las familias y el entorno no tienen que cambiar de tema ni apurar, solo acompañar, escuchar y dejar que los padres nombren y recuerden a su bebé. Este duelo provoca una crisis existencial en los padres y se necesita información y empatía para acompañar.
—¿Cuál es la relevancia del congreso Conciencia?
—Esta es la primera vez que intentamos reunir a la comunidad médica, a las organizaciones de padres y familias para que todas las voces sean representadas y escuchadas. La intención es que juntos podamos hacer más fuerza para generar cambios y mejoras en la atención al duelo y terminar con miles de muertes evitables cuando ya sabemos que la mayoría son evitables con intervenciones conocidas.