La medicina que casi no se promueve y es de las más efectivas- RED/ACCIÓN

La medicina que casi no se promueve y es de las más efectivas

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La pandemia hizo que se hablara más que nunca de salud. Pero el foco no suele estar puesto en cambiar nuestro estilo de vida, como comer mejor, dormir bien, reducir el estrés y ejercitarnos. Sin embargo, los hábitos saludables nos harán más sanos a largo plazo. Canadá abrió ese camino con un rediseño de sus políticas sanitarias. Y en el país existe la Sociedad Argentina de Medicina del Estilo de Vida. ¿Por qué esta corriente no avanza con mayor velocidad?

La medicina que casi no se promueve y es de las más efectivas

Ilustración Denise Belluzzo.

“La salud de mis papás, que son personas de riesgo, me motivó a cuidarme de no contagiarme”. “Me di cuenta de que cuidar mi cuerpo es mayor que cualquier otra responsabilidad”. “Comencé a cuidar más mi salud para, en caso de enfermarme, tener mejores defensas”. “El home office me dio más tiempo libre para encargarme de mi salud”. “El encierro y el sedentarismo me hicieron mal, y sentí la necesidad de hacer algo por mi cuerpo”.

Esas son algunas de las respuestas que lectores, lectoras y miembros co-responsables nos dieron a través de Instagram cuando les preguntamos qué las o los motivó más a cuidar su salud. Respuestas tan variadas que llevan al corazón de esta nota: ¿qué es lo primero que pensamos cuando hablamos de cuidar nuestra salud? ¿De medicamentos, consultas médicas y vacunas? ¿De hábitos que hacen a un estilo de vida, tales como ejercitarnos y comer mejor? ¿En ambas cosas?

Desde luego, todo eso es cuidar la salud. Y de salud hablamos mucho en un año marcado por la pandemia del COVID-19. En este contexto, también preguntamos a nuestra comunidad a qué pusieron más cuidado en estos meses: si a no contagiarse del coronavirus o a mejorar hábitos para tener fortalecidas las defensas del organismo en caso de contagiarse. Un 60% respondió poner el foco en no contagiarse.

Claro, una cosa no va en detrimento de otra y la consulta no tiene pretensiones de estudio científico. “Puse el foco en no contagiarme porque ya llevaba una vida saludable. Y porque vivo con mi papá, que es persona de riesgo”, me explicó Agustina (25 años), una de las personas que respondieron.

Pero, de todas maneras, la conversación con nuestra comunidad de lectores y lectoras ilustra lo que decíamos al principio: “cuidar nuestra salud” puede entenderse de múltiples maneras. Muchas veces, como en este caso con la pandemia, esa manera de entenderlo va por lo que Mercedes, una de nuestras lectoras, llama la “lógica farmacéutica”.

“Es pensar primero en tomar un analgésico antes de tomar agua o dormir un rato. O sentir un malestar y recurrir al médico. Es algo que viene instalado desde hace mucho tiempo, y con la pandemia y los miedos se acrecentó”, explica la joven de 21 años, estudiante de Psicología. A ella le llama la atención que se piense “la vacuna como la salvación” y se promocionen tan poco hábitos saludables o se cuide tan poco el ambiente.

Sin restar importancia a las vacunas, los medicamentos o el aislamiento, los hábitos saludables a los que se refiere Mercedes, también juegan su rol en nuestra salud, incluso en caso de tener el coronavirus: los especialistas coinciden en que una mejor salud general ayuda a transitar mejor el COVID-19 en caso de contagiarse. Por ejemplo, ya en abril la revista The Lancet publicó un artículo en el que alertaba de que, en el contexto de la pandemia, la obesidad es un factor de riesgo importante, incluso en jóvenes.

“Un estilo de vida saludable no te protege de contraer el virus, pero sí de cómo vas a llevar adelante el proceso”, sintetiza Gabriel Acevedo. Él es doctor en Medicina Preventiva y titular de la cátedra Medicina Preventiva y Social de la Universidad Nacional de Córdoba.

“Tanto las personas como los gobiernos debemos entender que no solo se construye la salud con buena calidad de atención médica, acceso a medicamentos y vacunas, sino generando mejores condiciones de vida y salud”, analiza Acevedo.

En esa línea, el médico explica: “Los medicamentos en algunos casos están plenamente justificados y han contribuido a mejorar la calidad de vida de pacientes con enfermedades crónicas, por ejemplo, pero hay una tendencia de sobremedicacicón muy clara, que se ve para el manejo por ejemplo de problemas metabólicos como el colesterol. Y ni hablar en salud mental”.

Otro médico que remarca cómo la salud se construye más allá de una medicación es Gabriel Lapman. Así lo explica: “¿Hay algo mejor para tu colesterol, glucosa, humor, presión arterial, que aumente la autoestima, que haga descansar, etcétera, más que el ejercicio? No, ninguna pastilla tiene tantas propiedades. Tampoco ninguna te lleva al peso saludable o regula tu glucosa en sangre o colesterol como una dieta basada en plantas. Y lo mismo se aplica al buen descanso”.

Lapman, nefrólogo y cardiólogo, es uno de los miembros fundadores de la Sociedad Argentina de Medicina del Estilo de Vida (SAMEV). Desde esta organización, junto con otros profesionales de la salud remarcan “seis pilares de medicina del estilo de vida que trabajan en múltiples niveles de acción: alimentación integral (sin procesados) basada en plantas, ejercicio diario (moderado y vigoroso), el descanso reparador de 7-8 cada noche, la reducción del estrés y relajación, la conectividad social (las relaciones) y el propósito de vida y la eliminación de hábitos tóxicos (como el tabaquismo)”.

 “Cada uno de estos pilares trabaja en múltiples niveles de acción y por eso lo primero que usamos como terapéutico son los cambios conductuales. Recién luego vamos con lo convencional”.

Desde esta base, Lapman remarca que “una persona con hábitos saludables va a tener sistema inmunológico mejor y estar más preparado en caso de contraer el coronavirus”. O cualquier virus.

Necesitamos que nos enseñen a comer mejor

Falta compromiso a largo plazo: desde las personas a los gobiernos

Entonces, ¿por qué se pregonan tan poco estas conductas?

Por un lado, el médico opina que “hay mucha falta de información”. Precisamente, también preguntamos en Instagram a nuestra comunidad si considera que hay suficiente información sobre hábitos que hacen a un estilo de vida saludable. Mientras que algunos señalaron que sí, otros destacaron falta de cantidad y (sobre todo) calidad. Como una lectora, que nos dijo: “Creo que hace falta más información verificada, confiable, de profesionales. Siento que sobre todo este año, con la pandemia, mucha gente se puso a dar consejos de qué comer, qué ejercicios hacer, cómo cuidarte la piel, etcétera, pero la mayoría eran influencers”.

Respuestas a la pregunta: "¿Creés que hace falta más información sobre cómo cuidar nuestra salud con hábitos diarios?".

Pero más allá de la información, hay otras razones que hacen de los hábitos saludables tan impopulares como efectivos: algunas ligadas a intereses económicos hasta otras ancladas en la conducta humana.

“No hay muchos sponsors de esto, no se vende en la farmacia. Pero además requiere del esfuerzo del paciente, de una mirada a largo plazo que depende de la persona y su compromiso: no es la solución fácil”, considera Lapman.

Algo parecido explica Jacqueline Lapidus, psicóloga especializada en ansiedad:  “El ser humano busca una resolución a corto plazo, se reúsa en al trabajo a largo plazo. Nos han educado para valorar solo el éxito: nadie nos habla de frustraciones, de fracasos, esfuerzos. Por eso tratamos de evitar el dolor inmediato y esto nos limita y hace renunciar a objetivos a largo plazo”.

Esta mirada cortoplacista no solo es parte de nuestra conducta individual, sino que también influye en la mirada que tienen sobre la salud quienes gobiernan.

“El foco de las políticas públicas en general ha estado puesto en la atención de la enfermedad y mucho menos centrado en cuidado de la salud y generación y promoción de hábitos y conductas de espacios que favorezcan el desarrollo de una vida más sana. El financiamiento en salud se orienta mucho a financiar asistencia de enfermedad y en mucho menor medida a financiar desarrollo de actividades que promuevan mejor nivel de salud”, analiza Acevedo, quien fue secretario de Salud de la ciudad de Córdoba entre 2014 y 2019.

Por un lado, Acevedo señala que hay presiones de grandes industrias a la hora de fomentar hábitos saludables. Él lo vivió en 2017, cuando Córdoba sacó una ordenanza para que en locales gastronómicos el azúcar no estuviera a la vista y Juan Manzur, gobernador de Tucumán (provincia productora de azúcar), apareció en todos los medios criticando la medida. Pero no hay que irse tan lejos para encontrar ejemplos de la dificultad para establecer políticas públicas que promuevan la alimentación saludable: basta ver lo que ocurre con la ley de etiquetado frontal.

Pero más allá de las presiones corporativas, también hay una cuestión política. “Es más rentable políticamente inaugurar una ambulancia que quizás luego esté sin usarse que promover hábitos que pueden dar rédito dentro de varios años”.

Lapman coincide: “La prevención recién se ve a 20-30 años”. Para el médico, además de decisión política, falta educación entre los profesionales de la salud: “En medicina no se enseña sobre nutrición, y menos sobre estilo de vida”.

Esperanza para el futuro

De todas maneras, el futuro parece alentador. Acevedo destaca que a nivel global “en los últimos años este modelo viene replanteándose y modificándose”, desde que Canadá abrió el camino en la década de 1980 con un rediseño de políticas tendiente a hábitos saludables (hoy goza de mejores indicadores de salud que, por ejemplo, Estados Unidos, con la salvedad de que en medicina es difícil atribuir estas mejoras a un solo factor).

A nivel de la sociedad, Lapman cree “más allá de que cuesta cambiar hábitos, de a poco crece el interés por el estilo de vida. Antes era una tendencia, hoy es un movimiento”.

El médico agrega: “Las generaciones más adultas tienen mucha reticencia al cambio de estilo de vida. Están acostumbrados a un modelo verticalista de la medicina, a tomar una pastilla. Pero las generaciones más jóvenes, de 40 y hasta de 50 años, vieron a sus padres y madres tomar tantas pastillas y morir sufriendo con enfermedades crónicas que no quieren pasar por lo mismo y empiezan a buscar nuevas visiones, basadas en evidencias”.

La cuarentena, espacio de reflexión

En otras notas hablamos de cómo la cuarentena sirvió como un espacio para reflexionar sobre nuestras prioridades y hábitos. Y nuestra salud —incluso en un contexto de encierro que dificultaba varios hábitos saludables— fue uno de esos temas que muchos revalorizaron.

Algunas de las motivaciones para cuidar más la salud en estos últimos meses.

Mercedes, la estudiante de psicología de la que hablamos en esta nota, comenzó a practicar más yoga, evitar usar tanto la pantalla, tomar más agua, entre otros hábitos. “Creo que la pandemia nos mostró que los procesos de salud-enfermedad están realmente determinados por cuestiones más macro y considero que, hasta donde se pueda, con responsabilidad, está bueno ejercer la autonomía”, opina.

Cándida (30), otra de nuestras lectoras, tuvo una experiencia parecida: mejoró su dieta, aumentó la actividad física. “Ver la fragilidad e incertidumbre de este año me hizo agradecer lo que tengo y cuidarlo más”.

Aunque mantuvo los cuidados, Cándida también se la rebuscó para hacerse controles médicos adeudados, evitar el sedentarismo y despejar su mente. “El virus es UN aspecto de la salud, que entiendo que sea prioridad porque es altamente contagioso, y entiendo la responsabilidad colectiva que eso conlleva... Pero cuidarse de un virus no puede poner en jaque la complejidad de dimensiones que hacen a la salud de las personas”.

Sedentarismo y cuarentena: por qué el ejercicio físico es más importante que nunca

No fue la única persona a la que el encierro la hizo sentir incómoda. Alejandro (40), durante los primeros meses de cuarentena, comenzó a sentir dolores y molestias para dormir. Y la actividad física (yoga, natación, skate) fueron sus medicinas.

“Mejorar el estrés, sentirme mejor, llegar bien a la vejez”, mencionó como motivaciones. Algo similar dice Lapman al hablar de la capacidad de envejecer en forma saludable: “Ahora no solo buscamos años de vida, sino vida en los años”.

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