Un estudio publicado en la revista Frontiers in Science encontró que proteger solo el 1,2 % de la superficie terrestre podría prevenir la extinción de las especies más amenazadas. En esa línea, identificó 16.825 sitios prioritarios para conservación. A pesar del compromiso global de proteger el 30 % del planeta para 2030 a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, solo el 7 % de las nuevas áreas protegidas creadas entre 2018 y 2023 incluyen estos sitios críticos.
Carlos Peres, coautor del estudio y experto en ecología de la conservación de la Universidad de East Anglia (Reino Unido), dijo a Reuters: “La investigación pretendía identificar las zonas de mayor valor con la esperanza de que se incluyeran en esos planes de protección. La mayoría de los países no tienen realmente una estrategia y los Objetivos 30 por 30 —un acuerdo global para convertir el 30 % del planera en áreas protegidas para 2030— siguen careciendo de muchos detalles porque en realidad no dicen qué 30 % debe protegerse".
El equipo de investigadores, liderado por Eric Dinerstein de la organización ambiental Resolve identificó lugares prioritarios para la conservación específicamente en los próximos cinco años. Filipinas, Brasil, Indonesia, Madagascar y Colombia juntos representan el 59 % de todos los sitios del mundo.
El costo estimado para proteger estos sitios clave oscila entre 29 mil y 46 mil millones de dólares por año durante los próximos cinco años y cubriría 1,6 millones de kilómetros cuadrados. Esto implicaría proporcionar derechos y títulos a los pueblos indígenas y comunidades locales (IPLC) que conservan tierras tradicionales, la designación gubernamental de nuevas áreas protegidas en tierras federales y estatales, y compra o alquiler a largo plazo de tierras de propiedad privada.
Los expertos compararon datos globales sobre mamíferos, aves, reptiles, anfibios y plantas con áreas protegidas existentes y usaron análisis satelitales para identificar el hábitat restante de especies amenazadas. La mayoría de las áreas identificadas para protección urgente se encontraban en los trópicos, pero también se identificaron pastizales, bosques templados latifoliados y tundra. Cabe destacar que no se incluyeron en el estudio los océanos ni las áreas marinas protegidas, ni tampoco invertebrados, ya que la distribución geográfica de los insectos y otros animales similares no está bien cartografiada.
El profesor Neil Burgess es científico jefe del Centro de Monitoreo de la Conservación Mundial del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, organismo responsable de monitorear el progreso global en la expansión de las áreas protegidas. El especialista dijo a The Guardian: “La investigación era una propuesta útil para una acción inmediata sobre las extinciones. Es un recordatorio de que lograr por sí solo una cobertura del 30 % de áreas protegidas y conservadas no es suficiente, y que es la ubicación, la calidad y la eficacia de estas áreas protegidas y conservadas las que determinarán si cumplen o no su papel para contribuir a detener la pérdida de biodiversidad”.
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