Con una extensión de casi 200.000 kilómetros de extremo a extremo, la mancha solar denominada AR3664 es actualmente unas 15 veces más ancha que la Tierra, precisa Spaceweather. De hecho, es tan grande que puede verse desde nuestro planeta sin necesidad del aumento de un telescopio.
“La mancha solar que hay actualmente es, en realidad, un conjunto de manchas asociadas a una intensa actividad magnética en el Sol, lo que es bastante frecuente aunque no tan intensa ni con tantas manchas como ahora. Es la más grande desde 2014. Las manchas solares están asociadas a campos magnéticos porque allí donde son muy intensos (miles de veces más que los de la Tierra) el gas no circula libremente y se enfría un poco. Por eso se ven ‘oscuras’, en contraste con el resto de la superficie visible”, explica a RED/ACCIÓN Diego Hernández del área de divulgación científica del Planetario Galileo Galilei de Buenos Aires.
Por su parte, el astrofotógrafo Eduardo Schaberger Poupeau aclara en diálogo con RED/ACCIÓN que “nosotros la vemos como una mancha negra cuando en realidad está unos 2.000 grados más fría que el resto de la superficie, que está en torno a los 5.500 grados Celsius”.
Cómo verla
Debido a su tamaño, se puede ver desde nuestro planeta usando gafas para eclipses solares, como informó la gerente operativa del Planetario, Estefania Coluccio, en X (antes Twitter).
Schaberger Poupeau recomienda que para verlo de forma segura se pueden usar esos anteojos para eclipses porque tienen unas láminas especiales que filtran el 99,9 % de la luz solar. También rechazan las radiaciones ultravioletas e infrarrojas. “Este tipo de anteojos se pueden comprar en casas de ópticas donde venden también telescopios, es algo relativamente común”.
Otra forma de ver la mancha solar, aunque no la más segura, es usando un vidrio de máscara de soldar de los más oscuros, aunque solo por unos segundos y bajando a descansar la vista. La tercera opción es, en caso de tener un telescopio de tipo refractor, apuntarlo al Sol y poner atrás un cartón que haga sombra y una cartulina blanca donde se va a proyectar la imagen de la estrella y se van a ver las manchas solares, propone el astrofotógrafo. También existen filtros para telescopios y para binoculares, “pero hay que saber bien cómo se hacen”, aclara.
Además, advierte: “Por favor nadie mire el sol con telescopios o binoculares sin ningún tipo de protección porque automáticamente se van a quedar ciegos, sin exagerar, literalmente te quema la retina porque no solo un instrumento óptico concentra la energía y la luz del sol, sino también la radiación infrarroja y radiación ultravioleta. Tampoco usar los anteojos para ver por telescopio porque el instrumento ya concentra la luz”.
Tormentas solares
El Sol tiene ciclos de actividad de 11 años, período en el que pasa de un mínimo a un máximo de actividad. Por ejemplo, en 2019 se registró un mínimo muy profundo y a fines del 2020 entramos en lo que se conoce como el nuevo ciclo solar, el número 25. Como explica Schaberger Poupeau, "se creía que este ciclo iba a ser bastante débil y que el máximo de actividad solar se iba a dar más o menos en el 2025, pero como el Sol es un tanto impredecible, estas predicciones no fueron tan acertadas y tuvo un nivel de actividad muy alto. Lo más probable es que ya estemos ahora transitando ese máximo solar, por eso esta mancha”.
En efecto, según el Centro de Predicción del Clima Espacial de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), se registró un “aumento de las probabilidades de tormentas solares en los próximos días”.
“En algunos medios se dijo que esto puede traer inconvenientes en las comunicaciones, provocar apagones y otros desastres, pero me parece exagerado porque ya hemos visto manchas parecidas sin inconvenientes posteriores. Pero, sobre todo, porque el grupo principal de manchas ya está cerca del ‘borde’ del Sol (visto desde la Tierra, obviamente), y eso hace que esa actividad y material que pueda desprenderse del Sol no esté ‘apuntando’ en nuestra dirección. Lo que sí puede haber son auroras polares un poco más intensas de lo habitual”, aclara Hernández, quien también dirige la revista Si Muove.
Finalmente, reflexiona: “El Sol es bastante impredecible porque es una estrella y porque la ciencia todavía no tuvo tiempo de estudiarlo. Necesitamos miles de años para saber cómo sucede su actividad magnética. Pero no es nada demasiado fuera de lo común ni demasiado peligroso”.