En octubre se presentaron los resultados del informe especial del Panel Intergubernamental en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). ¿Sus conclusiones? Limitar el aumento de la temperatura de la Tierra en 1.5°C para fin de siglo es necesario, es posible y requerirá de cambios sin precedentes.
“Este informe ha evaluado específicamente cuáles fueron los impactos del cambio climático hasta el momento con un calentamiento de aproximadamente 1°C en relación con los valores preindustriales, y cómo sería un escenario de 1.5°C en relación al de 2°C”, explica en diálogo con RED/ACCIÓN Carolina Vera, investigadora argentina del Clima en el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA-CONICET-UBA) y vicepresidenta del Grupo de Trabajo I del IPCC.
Comprender la importancia de esta cifra nos remonta a diciembre de 2015 en territorio francés. Los países se reunieron para consensuar un documento histórico en la lucha internacional frente al cambio climático: el Acuerdo de París. Tenía un objetivo claro: “mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2°C con respecto a los niveles preindustriales”. La cifra se veía acompañada por otra, resultado de la lucha de las islas y los países más vulnerables por incluirla: el 1.5°C. Ese número que fue protagonista de titulares sólo aparecía bajo “esfuerzos” tendientes a alcanzarlo.
Por pedido de la Convención Marco de Naciones Unidas en Cambio Climático (CMNUCC), el IPCC -organización internacional que reúne a los principales expertos científicos en la temática- presentó “Calentamiento global de 1.5°C”: un informe sobre cuáles serían los efectos e impactos asociados a un calentamiento de la Tierra en 1.5°C, basado en 6.000 referencias científicas y realizado por 91 expertos de 40 países.
1.5°C versus 2°C
El nuevo reporte del IPCC evidencia los escenarios disímiles entre un aumento del 1.5°C y uno de 2°C. Con un incremento del 1.5°C habría menor extinción de especies animales y vegetales, el mar subiría 10 centímetros menos para 2100, una menor pérdida de los arrecifes de coral que desaparecerían casi por completo con un escenario de 2°C. Por el contrario, superar esa cifra significaría un notable incremento en las temperaturas, precipitaciones intensas y sequías; lo que afectaría no sólo a la producción de alimentos sino también al crecimiento económico y la salud humana.
El IPCC destaca que “de continuarse la tasa actual, el calentamiento global alcanzaría el 1.5°C entre 2030 y 2052”. Consultada en el programa radial Sábado Verde, Inés Camilloni, Dra. en Ciencias de la Atmósfera de la Universidad de Buenos Aires y científica argentina que participó en el reporte del IPCC, explicó: “Buenos Aires sería una de las ciudades afectada por el aumento en el nivel del mar, sumado a las tormentas (como la Sudestada) y el aumento de los caudales de los ríos producto del aumento en las precipitaciones”.
Ante ello, Jagoda Munić, directora de Friends of the Earth Europa, destaca la importancia de acelerar la transición del actual sistema de producción basado en la explotación de combustibles fósiles a otro basado en las fuentes renovables (como el sol y el viento): “La era de los combustibles fósiles tiene que terminar: ese es el mensaje del informe”. Farhana Yamin, CEO de Track 0, agrega: “Cada país debe establecer una fecha para eliminar las emisiones de combustibles fósiles y los subsidios a fin de que podamos alcanzar las emisiones netas a cero a más tardar en 2050”.
Argentina aún está lejos de esa meta. Según el Informe del Estado del Ambiente presentado recientemente por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, durante 2017 el 86,9% de la oferta interna de energía provino de la explotación de combustibles fósiles (53,6% de gas natural, 32% de petróleo y 1,3% de carbón). Las energías renovables -con nuevos proyectos adjudicados- se ubican en el 13% restante, junto con fuentes hidroeléctrica y nuclear.
¿Y ahora? El después del informe.
Cuáles serán las implicancias de este nuevo informe en la toma de decisiones políticas. “La gente está respondiendo a este informe. Varios países ya están presentando sus objetivos de emisiones netas cero en sus legislaciones. Estamos empezando a ver los signos del progreso que queríamos obtener del informe”, respondió Jim Skea, copresidente del Grupo de Trabajo 3 del IPCC, quien aseguró que lo primero que haría al regresar a Reino Unido sería dar una charla en el Parlamento local sobre el reporte.
De igual forma lo hará Valerie Masson-Delmotte, copresidente del Grupo de Trabajo 1 del IPCC, en su retorno a Francia: “Esto no se trata sólo de los gobiernos. Me gustaría ver que el informe se comparta ampliamente entre la sociedad civil y los estudiantes universitarios de todo el mundo. El conocimiento que trasciende del reporte da claves a múltiples personas sobre cómo actuar, no sólo a los gobiernos”.
¿Y en Argentina? Camilloni cuenta: “Desde el sector político, el reporte todavía no tuvo mucho impacto visible como sí ocurrió en otros países, donde la respuesta de convocatoria a los científicos fue inmediata, por ejemplo, en Europa o Australia. Aquí todavía no se inició ese proceso más allá de la difusión en los medios de comunicación. Todavía hay tiempo para reaccionar, poner las cartas sobre la mesa y empezar la discusión. Si la convocatoria no sale desde el sector político, seremos los científicos los que promoveremos que ello ocurra”.
Entre las soluciones que propone el informe, se destacan la transición energética, el cambio en las dietas alimenticias y su forma de producción garantizando la seguridad alimentaria, y el uso de la tecnología para reducir emisiones contaminantes (con objetivos netos cero para 2050) y capturar carbono.
“El reporte intentó cubrir todos los espectros que la discusión global en el tema requiere: información con el mayor nivel de certeza posible sobre los impactos y la reducción necesaria de emisiones para limitar el calentamiento al 1.5°C”, explica Vera y subraya: “Es información que no había estado consolidada con estas características. Hasta el momento eran opiniones. El informe le da robustez a esa discusión que antes era una probabilidad”. Desde el IPCC aseguran que el reporte “será un aporte científico clave en la Conferencia de la Partes (COP24) en Katowice, Polonia, en diciembre próximo”.
Tras la alarma de los datos, llega el momento de la acción. Así lo asegura Camilloni: “Lo más contundente del reporte es que hay que cambiar todo. Implica una transformación cultural, de nuestra forma de producir. No sólo hay que cambiar todo, sino que hay que hacerlo en poco tiempo, porque, en algunos casos, las consecuencias pueden llegar a ser irreversibles”.