¡Buenos días! Un estudio reciente de Edelman sobre confianza y salud muestra que la sensibilidad global cambió después de la pandemia de covid y sugiere que la comunicación en torno al tema no puede hacerse business as usual.
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Salud. “¿Ya te vas? ¿Hoy trabajás medio día?”. Así era el comentario irónico que algunos gerentes de una empresa de cuyo nombre no quiero acordarme hacían a las 6 de la tarde a los empleados cuando los veían recoger sus bártulos para volver a sus casas. La regla no escrita, pero sabida por todos, era: el que quiera crecer, se queda hasta tarde. Y además sigue conectado desde su casa. Y revisa sus mails durante el fin de semana. Y no se toma todas las vacaciones. Y cuando se toma unos días —pocos—, sigue conectado. Siempre.
El espíritu workaholic de la generación baby boomer todavía sobrevive en quienes entienden el trabajo en términos de jerarquías, horas y presencialidad. El mundo va para otro lado: un informe especial sobre confianza y salud de Edelman señala que el 80% de las personas piensan que los CEOs deben hablar de la importancia de la salud mental en el trabajo, y casi el mismo porcentaje entiende que además deben dar el ejemplo en materia de equilibrio entre vida laboral y extra laboral. El 86 % dice, además, que su empleador debería adoptar políticas para prevenir el burnout laboral. O sea, no más bromas a las 6 de la tarde sobre si hoy te vas temprano.
Ese estudio reciente de Edelman, con más de 12.000 participantes en 13 países, pone de manifiesto algunas evidencias en la misma línea:
- La economía enferma. El 70 % de los encuestados dice que la inflación es el principal factor social con impacto negativo en la salud. Y no lo dicen los argentinos, sino los coreanos, los sudafricanos y los canadienses, entre otros. Traducido: no importa el número absoluto, sino el efecto que produce. No saber si podré comprar en el futuro lo que necesito (o quiero). El estrés con que vivieron nuestros ancestros por generaciones. Subsistencia básica.
- Expectativas holísticas. La salud ya no se reduce a lo físico. Para casi el 80 % de lo encuestados, salud es un concepto que incluye cuatro dimensiones: mental (sentirse feliz), física (poder llevar a cabo actividades importantes), social (tener alguien con quien hablar abiertamente de las emociones) y ambiental (comunidad y planeta limpios y habitables). Mucho más que corpore sano.
- El factor salud. El 64 % de los encuestados dice tener en cuenta, antes de comprar, el impacto que tienen las marcas, los productos y las prácticas comerciales en la salud de las personas. No da lo mismo que un producto sea saludable o no, o cómo comunica sus potenciales efectos en la salud, o cuán respetuosa es una marca de la libertad de las personas a la hora de decidir.
- Falta de confianza en los medios. La mitad de la gente descree de lo que dicen los medios en materia de salud. Siete puntos menos que la medición de enero de 2022, y con casos de países como Francia o el Reino Unido donde menos del 40% cree lo que lee en los medios tradicionales sobre el tema. ¿Adónde migra la confianza? A los amigos y familiares: los que me quieren y comprobaron por sí mismos lo que sirve y lo que no. Vuelta a la tribu.
La salud se llevó toda la atención en los tiempos del covid. Pasada la tormenta, el mundo subió la vara. Gobiernos, empresas, medios y otras organizaciones: es momento de tomar nota. Comunicadores: a afinar la brújula. El mundo no es lo que era. Tampoco en esto.
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Tres preguntas a Arturo Pérez-Reverte. Es un escritor, periodista y académico español. Es académico de número de la Real Academia Española desde 2003. Como periodista fue corresponsal de RTVE y reportero destacado en diversos conflictos armados y guerras. Es uno de los novelistas con mayor cantidad de libros vendidos en español.
—¿Qué está pasando en Europa en relación con las migraciones? ¿No le preocupa?
—No hay un conflicto de migraciones: hay un conflicto de historia. La historia está cumpliendo su inevitable rigor de siglos. A mí no me preocupa nada porque mi vida está hecha, he vivido como he querido, he tenido una vida muy satisfactoria… Lo que pasa es que observo la realidad. Y la realidad es como es. Cuando has vivido la historia en primera persona, has sido testigo de ella, o tienes la edad suficiente para que las pasiones, los impulsos y las etiquetas fáciles no pesen tanto como la lucidez, el análisis y el conocimiento del ser humano, te das cuenta de que hay cosas que ocurren inevitablemente. Es complicado responder esto, pero voy a utilizar un ejemplo. Hay una novela que se llama El cazador de barcos de Justin Scott, que es una obra maestra, el mejor libro de barcos que se ha escrito en el siglo XX. Y en ese libro hay un punto en el cual dice el protagonista “en el mar puedes hacerlo todo bien, pero aún así el mar te matará. Pero si eres buen marino, al menos tendrás el consuelo de saber en qué latitud-longitud estás cuando el mar te mate”. Pues eso es lo que yo quiero. Lo que intento es, a mí mismo y a mis lectores, situarlos en que latitud-longitud están. Que sepan dónde están y por qué el mar los mata. Pero matarlos, los va a matar igual.
—¿No hay solución entonces?
—La historia no se soluciona, se vive. La cultura occidental está condenada a muerte. Aristóteles, Homero, Dante, Virgilio, Shakespeare, Borges, Cervantes, Rembrandt, Bioy, todo eso se va al carajo. Porque ha pasado su época, porque ahora viene otra época distinta. Tardará a lo mejor un siglo, dos siglos o tres, pero eso pasará y vendrá otra cosa, otra cultura diferente, mezclada, mestiza, no lo sé, no me importa, no voy a estar aquí para verlo. Pero es evidente que hay un sistema de valores, que son la Ilustración, la Revolución Francesa, las ideas, los derechos del hombre, que están en cuestión. Yo me limito a ser notario, a contarlo. Y también a decir "frente a eso no hay solución". Hay analgésicos: no quita la causa del dolor, pero ayuda a soportar el dolor. La única forma de asistir al final de un mundo es tener la lucidez suficiente para comprender que ese mundo tiene que acabar. Mi actitud es esa. Todo responde a lo mismo: es una actitud ante un final de época.
—¿No hay una falta de comprensión de los ciudadanos de occidente sobre la gravedad de este tema?
—Hay una diferencia que es para mí muy importante. Nuestros abuelos, la generación que precedió a la mía y todavía parte de la mía, tenía también la certeza de que el mundo es un lugar peligroso, hostil y donde las cosas son caducas, donde se muere con facilidad, donde el ser humano es un hijo de puta depredador. Pero eso lo hemos olvidado, porque somos tan estúpidos... Educamos a nuestros hijos diciendo “el Titanic es insumergible”. El Titanic tiene siempre un iceberg delante. Siempre lo hay. Pero les hemos hecho creer que el Titanic nunca se hunde. Estamos criando generaciones ajenas a la realidad, incapaces de comprender. Entonces, cuando viene el golpe, cuando viene la dictadura de Videla, cuando viene la bomba del montonero, cuando viene la guerra civil española, cuando viene el tsunami, cuando viene la guerra de Aleppo, cuando viene el meteorito, la gente dice “no puede ser”. Claro que puede ser, idiota: son las reglas, solamente que lo habíamos olvidado. Occidente ha olvidado de dónde viene, ha olvidado su historia. Parece que es nuevo pero en realidad es sumamente olvidadizo. Mis artículos, toda mi actitud intelectual, si se le puede llamar intelectual a mi actitud ya que solo soy un tipo que cuenta historias, se encamina a gritar, repetir, recordar a aquellos que quieren o que entienden: “Mira, chico, esto es un lugar muy jodido”. No es que ahora estemos peor. Habíamos creído que nunca íbamos a estar mal.
Lo habíamos olvidado. Las tres preguntas a Arturo Pérez-Reverte se tomaron de la entrevista publicada por la revista Noticias en mayo de 2017. Para acceder a la entrevista completa, podés hacer click acá.
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Voces. El mundo se polariza. Las sociedades se dividen en grupos irreductibles que tienden a ver al otro como el enemigo con quien nunca se podría llegar a un acuerdo. Este artículo de Paola Podestá comenta los resultados del Edelman Trust Barometer que se publicó hace unos meses poniendo en evidencia que, con diferencia, la Argentina es el país que más polarizado se autopercibe y que más pesimista es respecto de la posibilidad de superar las antinomias. En ese contexto complejo, también aparecen las oportunidades: las empresas se han convertido en la institución más confiable, por encima de las ONG, los medios y los gobiernos, y tienen la oportunidad de hacer su aporte para cerrar la grieta.
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Academia. Las industrias extractivas, sobre todo, enfrentan el desafío de comunicar para generar confianza en las comunidades en las que operan. Este artículo hace un aporte conceptual a la percepción y construcción de riesgos y, en particular, a la observación y crítica de la intervención en torno a los riesgos ambientales que se expresan en América Latina. Estudia, además, el modo en que se problematiza la percepción social de los riesgos y el modo en que la comunicación puede moderarla a la vez que contribuye a inspirar confianza. Un buen aporte para empresas, ONG y gobiernos en torno a la gestión de riesgos socioambientales.
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Oportunidades laborales
- Se mantiene abierta la búsqueda de LLYC para la posición de Gerente de Asuntos Públicos.
Hasta acá llegamos esta semana. Todas tus ideas, propuestas o consultas son bienvenidas. Podés escribirme a [email protected]
¡Hasta el próximo miércoles!
Juan
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* El contenido de Comms no necesariamente representa la posición institucional del Círculo DirComs. El Círculo de Directivos de Comunicación (DirComs) es una asociación civil que busca promover el intercambio de conocimiento y experiencias entre los máximos responsables de comunicación corporativa, relaciones institucionales, asuntos públicos y gubernamentales de las principales empresas del país. *