Aunque la llegada de plataformas de streaming a internet parecía prometer un paraíso para cinéfilos, en donde enormes bibliotecas de los más variados directores estarían disponibles en todo lugar y a toda hora, la realidad terminó siendo un poco distinta. La era que sucedió a los DVD resultó ser algo fragmentada entre grandes compañías y orientada a series, sin prestar mucha atención a los clásicos y dejando a los amantes del séptimo arte vagando sin rumbo.
Ante este panorama, MUBI surgió para ser un servicio de streaming a la vez que un programador de cine, un distribuidor y una comunidad de fanáticos, tal como indica su página web.
¿Quién es el fundador de MUBI?
Efe Çakarel es, además de cinéfilo, ingeniero eléctrico y licenciado en Ciencias de la Computación. Tal como comentó en una entrevista con el suplemento cultural Latido Beat, su familia es dueña de una importante firma de ingeniería en Turquía y lo presionaron para continuar con el negocio familiar.
Como el origen no es destino, el antojo de ver una película una mañana del 2006 se transformó en lo que hoy sería la principal plataforma de cine independiente, mina de oro para los amantes del Festival de Cannes, los seguidores de la crítica y quienes buscan ver películas de diferentes partes del mundo.
"Amo el cine. Es mi pasión. (...) Esa mañana, quería ver una película que amo y que había salido unos pocos años atrás, In the Mood For Love, de Wong Kar-Wai. E increíblemente, no había una sola plataforma donde pudiera mirarla en Japón", recuerdó Çakarel.
¿Cómo surgió la plataforma?
Ese mismo año vio el surgimiento de Netflix y el gran comienzo de las plataformas de streaming, pero ninguno de estos servicios se dedicaba a los clásicos del cine, sino que se orientaban a series atrapantes y megaproducciones. "No podrías encontrar La Dolce Vita —quizá una de las mejores películas jamás hechas— en ninguna plataforma online, ni tampoco grandes películas contemporáneas”, dijo. Allí se empezaba a gestar el plan de negocios de The Auteurs, una red social para cinéfilos cuyo objetivo era lograr una interfaz sencilla y estética.
Antes de que The Auteurs pasara a ser MUBI en el año 2010, el ingeniero y cinéfilo tuvo que conocer las visicitudes y grandes inversiones de crear una gran plataforma de streaming. “Netflix va a gastar 17 mil millones de dólares en gastos de contenido este año (2023) y yo no puedo encontrar una sola cosa que quiera mirar. Y eso te dice lo difícil que es realmente crear una manera de ofrecer contenido que pueda escalar a una audiencia global”, explicó.
Sin embargo, una vez que el emprendedor logró la plataforma de streaming de sus sueños, también pudo crear un círculo virtuoso en donde la curaduría atrae más suscriptores, y más suscriptores permiten poder ofrecer mejores películas, e incluso adentrarse en el mundo del cine como productores.
Además de recorrer festivales de cine para encontrar cineastas visionarios, la plataforma realiza especiales de directores más y menos consagrados, y cuenta con una importante veta histórica, confeccionando listas como "El top 1000 de MUBI", "100 películas de directores esenciales" y "Las mejores películas de cada año". Incluso llegó a editar la revista Notebook en papel y podcasts en español y en inglés (MUBI Podcast: Encuentros y MUBI Podcast, respectivamente). La plataforma está actualmente disponible en 190 países.
¿Cuál es su aporte?
Juampa Barbero es licenciado en Dirección por la Universidad del Cine (fundada por Manuel Antín) y escribe como crítico hace más de diez años. Ha publicado en Caligari, Indie Hoy, Cinéfilos y Latido Beat. En conversación con RED/ACCIÓN, analizó cuál es la importancia de este tipo de plataformas.
—¿Cuál es el valor que aporta para el espectador una plataforma como MUBI?
—MUBI es una plataforma valiosa para ir más allá de la convención. Además de clásicos del cine y directores consagrados, es evidente que da lugar a lo nuevo y lo experimental. El balance entre estas cosas hace de su oferta bastante única en su especie. Cuenta con un reservorio de directores que, aunque sean muy capaces a nivel artístico, tranquilamente podrían haber quedado en el olvido en la era moderna del streaming. Al navegar por un catálogo que (se nota) está curado y la selección de películas obedece a un criterio, la experiencia como usuarios y espectadores es realmente distinta.
—Carkel llegó a comentar que la gente comete el error de pensar que las películas exhibidas en MUBI "son para una audiencia más exigente, culta o elevada", idea que piensa que está errada, porque "el buen cine es para todos", y el único motivo por la que la gente no ve mucho cine independiente es simplemente porque no están expuestos a él. Sin embargo, MUBI no está tan arraigado en el léxico común como otras plataformas (Amazon Prime, (HBO) Max, Netflix, Apple TV). ¿Hasta qué medida es un consumo "de nicho"?
—Si bien es cierto que se destaca por su enfoque en el cine más alternativo y menos comercial, esto no significa que sea inaccesible o exclusivo. Por el contrario, es una plataforma que está al alcance de todos, tanto en términos económicos como en la diversidad de su contenido. Yo creo que su enfoque curatorial no pone una distancia con el público, sino todo lo contrario. Sus listas temáticas y recomendaciones son explicativas y didácticas, y esto simplifica mucho a las personas ir más allá del mainstream. Lejos de ser "para gente culta", es una herramienta para descubrir películas a las que nunca hubiéramos llegado de otra manera.
—Teniendo en cuenta que Estados Unidos, y en particular Hollywood, tienen un mecanismo muy aceitado a la hora de difundir su cultura, y es el origen de gran cantidad de películas que llegan a otros países, ¿cuál es, para vos, la importancia de ver películas de diferentes partes del mundo?
—Ver películas de distintos lugares del mundo nos permite conocer diferentes perspectivas frente a acontecimientos históricos. ¿Te imaginás poder entender los desafíos que enfrentaba la sociedad japonesa durante la posguerra viendo cine japonés? Nos ayuda a ampliar nuestra comprensión y a cuestionar nuestras propias perspectivas. Pero, insisto, no es tan fácil; en los Premios Oscar hay una sola categoría que premia a películas que no están hechas originalemente en inglés y el Festival de Cannes, por ejemplo, una sola vez otorgó su máximo galardón a un latinoamericano (en 1962 al director brasilero Anselmo Duarte). Entonces, es un sesgo que atraviesa a todo el espectro del cine.
—Frente a la lo importante que parecen ser la novedad y los estrenos en el mundo de plataformas de streaming, ¿creés que es importante que existan reservorios que se dedican a los clásicos y la historia del cine?
—Para mí, es fundamental que haya lugares donde se guarden los clásicos del cine y su historia. Estas películas son parte de nuestra identidad cultural y artística. Nos permiten entender cómo evolucionó el cine y qué influencias tuvo en nuestra sociedad. Además, son como un legado para las nuevas generaciones de cineastas y amantes del cine. Es como tener guardado un pedacito de nuestra historia. Por eso, creo que es clave preservar y valorar estas obras que forman parte de nuestro patrimonio cinematográfico.
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