La formación universitaria busca adaptarse al nuevo mercado laboral afectado por la inteligencia artificial - RED/ACCIÓN

La formación universitaria busca adaptarse al nuevo mercado laboral afectado por la inteligencia artificial

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

"Deben crear nuevas carreras que respondan a la demanda de un mundo cada vez más automatizado", considera para RED/ACCIÓN Eduardo Andrés Vázquez, decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Belgrano. Las capacidades humanas y el pensamiento crítico serán aún más valoradas en el futuro.

A medida que la inteligencia artificial se incorpora en diferentes ámbitos de nuestra vida, saber cómo y para qué funciona es clave. El manejo de esta tecnología es el futuro e impactará en las habilidades que se buscarán en los profesionales. 

Recientemente, la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Belgrano organizó ECOTECBIZ 2024, el XII Congreso Internacional de Economía, Tecnología y Negocios. Participaron más de 280 personas, desde estudiantes y graduados hasta directores y expertos. 

Las conversaciones que se desarrollaron durante tres jornadas del 15 al 17 de abril se enfocaron en las tecnologías emergentes y su impacto en todas las áreas de estudio. Uno de los puntos claves giró en relación a la importancia de la formación y la capacitación para hacer frente a este nuevo contexto que todos los días pone un signo de interrogación sobre el futuro. 

“Las instituciones educativas no solo deben brindar educación profesional, sino también formación humanística y ética con perspectiva local, regional e internacional, utilizando las tecnologías más avanzadas”, considera en diálogo con RED/ACCIÓN Eduardo Andrés Vázquez, decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Belgrano.

En esta línea, el directivo detalla que las universidades tienen que difundir conocimiento, arte y cultura y extender el progreso de la ciencia y la tecnología. “Deben crear nuevas carreras que respondan a la demanda de un mundo cada vez más automatizado y ofrecer posibilidades flexibles de aprendizaje que garanticen una sólida formación profesional y que estimulen la actitud emprendedora”, profundiza. 

En el Congreso, Gabriela Russo, presidenta del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, señaló que hoy ya estamos presenciando avances constantes y que debemos adaptarnos y capacitarnos. Sin embargo, aseguró que hay aspectos que la tecnología nunca podrá reemplazar: el pensamiento crítico, las emociones y la creatividad humana. “Si a esto le sumamos los conocimientos técnicos propios de nuestra área, podremos ser los verdaderos protagonistas”, profundizó. 

A propósito, un artículo de The Higher Education, escrito por Joseph Aoun, presidente de la Universidad de Northeastern, y Teruo Fujii, profesor de Informática en la Universidad de Tokio, defienden esta posición. Ambos argumentan que las universidades alrededor del mundo deben nutrir la creatividad y el pensamiento crítico: serán aún más valiosas en un mundo tecnológicamente avanzado. Al mismo tiempo, deberán ser potenciadas con el entendimiento de la tecnología y datos. 

“Las universidades tienen la responsabilidad colectiva de garantizar que nadie se quede atrás cuando la revolución de la IA transforme el mercado laboral”, expresaron los profesionales. “Debemos aceptar que nuestras responsabilidades como educadores no terminan cuando un primer graduado se dirige al mercado laboral o a otro programa de estudios” profundizaron. 

La importancia de esta necesaria adaptación se ve en los números. Según un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyo objetivo era analizar el impacto de la inteligencia artificial en el mercado laboral global, casi el 40 % del empleo mundial está expuesto a la IA y, en consecuencia, podría verse afectado por esta nueva tecnología.

Adicionalmente, una investigación realizada por AI Impacts reveló que los expertos ven ahora un 50 % de posibilidades de que los modelos de IA superen a los humanos en todas las tareas para 2047. Comprender y manejar estas tecnologías definitivamente podría funcionar como una manera de amortiguar estas consecuencias o incluso de encontrar un nuevo lugar dentro del ecosistema.