—¿Qué es el lobby?
—Es hacer que el gobierno actúe. Hacer que cambie, agregue o quite legislación. Así de simple. En 1640 apareció la palabra lobbyist por primera vez. Eran gestores ingleses contratados por las asociaciones comerciales más poderosas para que fueran al palacio de Westminster, al Parlamento Británico. Los lobistas tenían que decidir cuándo ir a Londres, con quién hablar, con quién reunirse y a quién convencer para que hablara en el Parlamento defendiendo la verdad de sus clientes. El trabajo era mediar entre el gobierno, que buscaba financiarse con impuestos, y las elites económicas, que buscaban hacer crecer sus negocios. El trabajo del lobista era hacer que el gobierno escuchara la voz de sus clientes.
—¿Cómo evolucionó? ¿Qué pasó en el siglo XX?
—En el siglo XX, sobre todo a partir de la década de los '80, la economía se expandió y las compañías crecieron y se hicieron globales, de un tamaño inimaginable antes de las guerras mundiales. Y los ciudadanos empezaron a tener otras expectativas: querían un planeta más limpio, viajar más, usar aviones, teléfonos y muchas cosas más. Todo cambió. Los consumidores querían productos más seguros y limpios, comida más saludable. Muchos grupos empezaron a tener una voz fuerte (los trabajadores organizados en sindicatos, los consumidores en asociaciones, etcétera), y el gobierno empezó a escuchar entonces intereses cacofónicos y contradictorios. Los lobistas se dedicaron a defender el punto de vista de sus clientes en ese contexto.
—¿Cómo funciona hoy el lobby?
—El mundo ha cambiado drásticamente: es mucho más transparente. No hay una o dos voces. Sobre todo a partir de las redes sociales, hay millones. Los gobiernos están siendo observados como nunca antes por los ciudadanos. El lobista es el operador —uso a propósito esa palabra— que coordina todos esos elementos teniendo en cuenta que el gobierno no quiere operar sin antes oír todas esas voces. Eso me lleva a la figura del mago, que atrae y distrae. Los magos usan el humo por que atrae (se supone que hay fuego detrás) y a la vez oculta. También usan espejos, porque hacen que las cosas parezcan más grandes o más chicas, o las pueden distorsionar. El lobista de alguna manera usa esos recursos. El gran desafío es no perder credibilidad en el camino.
Las tres preguntas a Maria Laptev son un extracto de una presentación que hizo en 2014 en el contexto de TEDxUBIWiltz. Para acceder al video completo, podés hacer click acá.
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