Pocas personas cuestionarían el valor de la evaluación de riesgos. Sin ella nos zambulliríamos sin pensar en situaciones que podrían provocar daños considerables. Sin embargo, al inspeccionarla más de cerca, la evaluación de riesgos es en sí misma una peligrosa espada de doble filo.
Hay numerosos ejemplos donde una simple evaluación de riesgo habría matado una idea de negocio que más tarde resultó ser un gran éxito. El lanzamiento de Facebook, por ejemplo, podría no haberse justificado cuando MySpace y Friendster eran líderes de la industria.
Entonces ¿Existe una mejor forma de pensar acerca del riesgo, especialmente en ambientes que cambian con rapidez? Yo sugiero tres:
1. Entienda cómo el cerebro procesa el riesgo. Evidencia reciente de la ciencia cerebral sugiere que necesitamos re encuadrar cómo pensamos acerca del riesgo y que necesitamos mejores herramientas para evaluarlo.
2. Recuerde que tomar riesgos puede ser algo bueno. “Riesgo” suele tener connotaciones inherentemente negativas, lo que podría detenerlo a la hora de tomar riesgos inteligentes. Así que haga un esfuerzo consciente para recordar que la toma de riesgos puede ser flexible e incluso puede llevar a resultados positivos. El que Steve Jobs tomara el riesgo de abrir tiendas de Apple, a pesar de que los establecimientos físicos eran un negocio arriesgado para los fabricantes de computadoras, ilustra que una sobria evaluación de riesgos está muy lejos de ser el grial de la toma de decisiones.
3. Aprenda a ser un experto en regresar desde el fracaso. Muchas personas que fracasaron por tomar riesgos subsecuentemente tuvieron éxito. El cerebro está diseñado para aprender con base en los errores, entonces ¿Por qué no deberíamos ser mejores en experimentar en lugar de intentar evitar el fracaso a través de la evaluación de riesgo? Steve Blank, cuya compañía Rocket Science Games supuestamente iba a revolucionar la industria de los videojuegos, perdió $35 millones de dólares en inversión. En lugar de rendirse, el comenzó otra compañía E.piphany, que resultó en ganancias de $1 billón de dólares para cada uno de sus inversionistas.
Incluso aunque el fracaso es una insignia de honor en Silicon Valley, hay muchas personas que fallan al lanzar nuevos negocios y se desvanecen por completo de la escena. ¿Qué hace a una persona distinta de la otra? En buena parte, su resistencia y apertura.
El mensaje aquí es que, en nuestro mundo, que cambia rápidamente, la forma tradicional de pensar sobre la evaluación de riesgos es inadecuada para la estrategia de negocios y la toma de decisiones. Más que nunca, aprender nuevas técnicas y herramientas nos ayudará para alcanzar mejores resultados en esta época de cambio dramático y desorientador.
Srini Pillay es Presidente Ejecutivo de NeuroBusiness Group, profesor clínico asistente en la Harvard Medical School y enseña en el Executive Education Program de la Harvard Business School.
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