¡Hola amigos y amigas! Bienvenidos a una nueva edición de Oxígeno, la última de este 2019. Hoy, tan cerca del año nuevo y habiendo pasado tan poco de Navidad, vamos a hablar de las fiestas. Pero no solo de las nuestras, los argentinos, sino también de cómo la pasan nuestros hermanos venezolanos. Millones de ellos están fuera de su país y desde acá enviamos nuestro cariño y les repetimos siempre: Argentina es su casa.
Compartí esta newsletter o suscribite
1
De cuando las fiestas pueden ser la patria de todos. Pasó la navidad y muchos de nosotros lo pasamos en familia, rodeados de seres queridos, en nuestras casas o la de algún amigo o primo o madre. Somos muchos lo que celebramos la navidad en nuestro país, acompañados de afectos. Es un momento de alegría compartida, de celebración, de momentos emotivos uno tras del otro. Y es un momento, también, ideal para levantar la mirada.
- Lo hicimos el 25 de diciembre y encontramos rápidamente que todas esas alegrías que nos son propias y hasta naturales para muchos de nosotros, para otros no. Ya son más de 160 mil los venezolanos que están en nuestro país saliendo a trabajar cada día para progresar. ¿Cómo pasan ellos las fiestas, estando tan lejos de sus familias? Es imposible mirar su realidad y no pensar en eso.
- Para los venezolanos, la navidad es fundamental. Comienzan a celebrarla mucho antes, el 18 de noviembre, día de "la chinita", como llaman ellos a su virgen predilecta. Desde entonces hasta febrero festejan por un motivo u otro la llegada de la navidad. ¿Cómo es, estando tan lejos de casa, esa celebración? ¿Llena de dicha? ¿Llena de nostalgia? ¿De tristeza? Por su espíritu, donde sea que esté el venezolano celebra con una sonrisa inmensa sin importar su situación. Es que justamente la alegría de su espíritu es parte ineludible de su situación. Cuánto tenemos para aprender de este pueblo fenomenal que atraviesa un doloroso éxodo, con más de cuatro millones de personas fuera de su país.
- Por eso nos pareció fundamental abrir el Oxígeno de hoy hablando de ellos, para acompañarlos, para celebrarlos, y para decirles que como desde el primer día, Argentina es su casa. Ojalá encuentren en cada uno de nosotros un amigo, un abrazo, alguien con quien celebrar estas fiestas, con quien brindar por año nuevo. Desde acá, con el corazón encendido y admirado, va nuestro saludo a toda la comunidad venezolana que vive en la Argentina. Los queremos, los respetamos, y estamos muy contentos de que sean parte de nuestro pueblo. ¡Salud, Venezuela!
2
Un brindis de local. Como parte de esta celebración conjunta, el 24 de diciembre a la noche hubo una fiesta navideña con puro sabor venezolano. Fue en la Parroqui Nuestra Señora de Caacupé, en Caballito, donde más de 300 venezolanos se reunieron a recibir juntos la navidad.
Comieron hallacas, pan de jamón, y muchos otros platos típicos. Se entregaron algunos regalos y brindaron, pero lo más importante es que estuvieron juntos, como comunidad, convencidos de que la salida siempre es mediante el encuentro con el otro.
3
Llevo tu luz y tu aroma en mi piel. En la noche del 25 nos acercamos a la iglesia y junto a varios amigos argentinos y venezolanos cantamos juntos la canción Venezuela, uno de los tres himnos espirituales de los venezolanos, junto con el Himno Nacional y Alma Llanera. Fue un momento mágico en el que a través de la música volvió un ratito el aroma de su tierra preciosa. Ojalá puedan sentirla cerca en año nuevo. Y ojalá cada argentino les recuerde en cada encuentro que esta también es la casa de ustedes.
4
Fiestas para todos. Es no solo más sano, es no solo preferible, es no solo conveniente... es FUNDAMENTAL. Las fiestas son un momento en el que todos estamos contentos, felices, desbordantes de alegría... y lo justo es que el disfrute de ninguno de nosotros atente contra el disfrute de los demás. Por eso decimos que es fundamental celebrar las fiestas sin usar pirotecnia.
Es sabido que los animales sufren con los petardos y los fuegos artificiales, pero es menos conocido que los niños y niñas con autismo también se ven seriamente afectados. Como tienen los sentidos exacerbados (especialmente el oído), perciben los ruidos de manera aumentada y la pasan realmente mal cuando se escuchan esas explosiones.
No es mucho lo que tenemos que hacer para que ellos también disfruten: simplemente celebrar sin pirotecnia que haga ruido. Así, tal vez, sea otro estruendo mucho mayor el que escuchemos: el de sus risas, el de su alegría, el sonido de una comunidad pensando en cada uno de nosotros sin dejar a nadie afuera.
5
Tomar nota para el 2020. Es una de las imágenes (aunque sea un texto) más veces compartida en mi Instagram la última semana. El motivo: creo que es fácil identificarlo: dice algo tan impactante como evidente (que muchas veces olvidamos).
6
Compartamos esta campaña. Pueden saber más o comunicarse con ellos a través de la cuenta de Instagram que crearon: @ayudemosajuanmv. También pueden entrar haciendo click acá.
7
Los que están cambiando el mundo, un poema de Jorge Luis Borges que siempre nos conmueve.
Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.
Hasta acá llegamos hoy, queridos amigos y amigas. Hasta acá llegamos, 2019. Empezamos estos envíos en el 2018, estamos por entrar en una nueva década. Que fabuloso es seguir leyéndonos y compartiendo historias. Más que nunca, recuerden que leo todo lo que me envían.
Un fuerte abrazo, ¡y feliz año nuevo!
Juan