“Esta sección funciona como un homenaje”, dice Matías Martin acerca de “Llamá a tus abuelos”, un segmento en el que cada martes uno de sus oyentes le dice a su abuelo, al aire, cuánto lo quiere. Ocurre en el programa Basta de todo (lunes a viernes, 13 a 17 hs., Metro FM 95.1) y se ha convertido en una de las secciones más tiernas de la radio.
“La idea surgió de una frase que yo decía mucho al aire: ‘No te cuesta nada llamar a tus abuelos para decirles que los querés, te demanda un minuto y medio o dos minutos y a ellos les cambiás el día’”, dice Martin. “Lo dije muchas veces al aire, después lo probamos como sección y funcionó”. Desde 2016, cuando comenzó el formato, más de 100 oyentes participaron: primero ellos hablan con sus abuelos, luego intervienen los conductores del programa. “La sección más simple termina siendo una de las mejores”, dice Martin.
Él no conoció a sus abuelos, pero sí a sus abuelas. Rosario, la madre de su padre, se ocupaba de 25 nietos. “Tenía buena onda, pero éramos muchos”, dice él. En cambio, con Nelly, la madre de su madre, tenía una relación muy cercana. “Ella trabajaba en un sindicato minero y después del trabajo nos juntábamos a comer”, recuerda Martin. “Nos hacía regalos y nos cocinaba”.
Ahora, dos de sus hijos (y de Natalia Graziano) tienen una sola abuela: la madre de Martin, que para ellos es la abuela Betina. Pero su hijo mayor, Luca, tiene otra madre (Nancy Duplaá) y otros abuelos. “Por supuesto que yo estimulo ese vínculo con los nietos”, dice él. “Cuando nuestros hijos son chicos, nosotros, los padres, necesitamos a los abuelos para que nos ayuden a criarlos”.
Hubo muchísimos abuelos que salieron al aire. La abuela Filomena, por ejemplo, había sido víctima de un cuento del tío con el que le había sido robado todo el dinero con el que pretendía viajar a conocer el pueblo de su niñez, y Basta de todo le devolvió esa oportunidad que parecía perdida y la envió a Italia. Fue, quizás, el mejor episodio de “Llamá a tus abuelos”.
“Le pregunté a una oyente que había sentido cuando le dijo a su abuelo que lo quería mucho”, dice Martin. “Uno en general no le dice eso a su abuelo, sino que se lo demuestra acompañándolo”. Ella le respondió que había sentido palpitaciones y que las manos se le habían puesto frías. “Y lo que me queda es que si querés vivir una situación emocionante, de adrenalina, no tenés que ir a buscarla a ningún lado, sino que podés encontrarla diciéndole a tu abuelo cuanto lo querés”.
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