La crisis climática amenaza el modelo productivo de América Latina: la agricultura y la ganadería bajo la lupa- RED/ACCIÓN

La crisis climática amenaza el modelo productivo de América Latina: la agricultura y la ganadería bajo la lupa

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Como productor global de alimentos, la región debe adaptar su uso del suelo para combatir el cambio climático. Aumentar el rendimiento de las zonas cultivadas sin expandir su superficie es una de las claves. También la conservación de humedales y bosques.

La crisis climática amenaza el modelo productivo de América Latina: la agricultura y la ganadería bajo la lupa

Foto: CIFOR

Con la mayor cantidad de tierras capaces de ser cultivadas en el mundo, América Latina cumple un papel central en la producción de alimentos. La región ha vivido una significativa expansión de su producción agropecuaria en los últimos 50 años, incrementado la superficie de cultivo de 560 a 740 millones de hectáreas.

Dicho modelo productivo ha generado graves consecuencias en los suelos de la región, muchos de ellos hoy deforestados, degradados y diezmados de biodiversidad. Prevenir su expansión será central para combatir el cambio climático y asegurar el suministro de alimentos, de acuerdo a un nuevo informe.

El Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC), el cual reúne a investigadores en la temática a nivel global, publicó un informe en el cual advirtió cómo el mal uso del suelo puede causar un mayor calentamiento global y empeorar sus efectos.

“Los suelos ya están siendo afectados por el cambio climático. Esto tiene un particular énfasis para América Latina como región productora de alimentos”, sostuvo Eduardo Calvo Buendía, investigador peruano y copresidente del IPCC. “El uso de la tierra puede contribuir a la solución del problema pero no alcanza avanzar sólo con este sector”.

El suelo: víctima y victimario

El suelo y el uso que le da el ser humano son al mismo tiempo una víctima del cambio climático y un causante de ese calentamiento, de acuerdo al nuevo informe de lPCC.

El crecimiento de la población y los cambios en las dietas y el consumo desde mediados del siglo pasado han llevado a tasas sin precedentes de uso de la tierra y el agua, expandiendo la producción agropecuaria. Por ejemplo, alrededor del 70% del consumo mundial de agua dulce se destina a la agricultura.

“El cambio climático exacerba los problemas del suelo y al mismo tiempo lo que hacemos con el suelo afecta al clima”, afirmó Esteban Jobbágy, investigador argentino del IPCC. “América Latina tiene todavía mucho suelos que pueden ser destinados a la agricultura. Este informe le abre los ojos a los tomadores de decisión de la región”.

La agricultura, silvicultura y otros usos del suelo generan 23% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global. Pero su expansión, a costa de bosques nativos, no sólo genera más emisiones, sino que también degrada los suelos y limita su capacidad de absorción de emisiones.

Existen actualmente más de dos mil millones de hectáreas de tierra degradadas a nivel global, con 14% de las mismas ubicadas en América Latina, de acuerdo a FAO. La degradación ocurre por deforestación, aplicación intensiva de agroquímicos y erosión hídrica.

La degradación también está asociada con la pobreza. Los agricultores con menos recursos tienen menos acceso a la tierra y al agua y trabajan en suelos de baja calidad que son altamente vulnerables a la degradación. Alrededor del 40% de la tierra más degradada del mundo se encuentra en áreas con altos niveles de pobreza.

“El informe es un llamado a fortalecer los sistemas de agricultura de América Latina. Hay que detener los procesos de deforestación, impulsar sistemas de rotación de cultivos y fortalecer la producción agroecológica”, afirmó Miguel Taboada, investigador del Instituto de Tecnología Agropecuaria de Argentina (INTA).

Seguridad alimentaria

Con sólo un 8% de la población mundial, América Latina posee a nivel global el 23% de las tierras potencialmente cultivables, el 12% de la tierra actualmente cultivada, el 46% de los bosques tropicales y el 31% del agua dulce del planeta, de acuerdo a FAO.

Ello vuelve a la región un actor central en garantizar la seguridad alimentaria, hoy afectada por el cambio climático, de acuerdo al IPCC. Los patrones de precipitación están cambiando y los fenómenos extremos son cada vez más intensos, lo que pone en riesgo a la producción agropecuaria y a la economía de América Latina.

Las proyecciones del IPCC no son buenas, especialmente para los países tropicales de América Latina, que verían una caída en el rendimiento de los cultivos como consecuencia del calentamiento global.

“Los países tropicales de América del Sur van a ser los más afectados de la región, con consecuencias negativas en su economía. Sus sistemas agropecuarios no son lo suficientemente resilientes”, sostuvo Louis Verchot, investigador de Estados Unidos del IPCC. “Tanto la agricultura de pequeña y gran escala van a enfrentar dificultades”.

Dependiendo de los escenarios climáticos, el incremento de temperatura en América Latina podría variar de 2 a 6 grados centígrados, de acuerdo a los informes del IPCC. Al mismo tiempo, para la década del 2050 se estima que alrededor del 50% de las tierras agrícolas de la región estarán afectadas por la desertificación.

Cambios en las dietas

La ganadería ocupa un papel central en América Latina pero un menor consumo de carne por motivos climáticos y de salud podría pronto alterar los planes de expansión de ese sector de la economía.

La producción mundial de carne se ha triplicado a nivel global en las últimas cuatro décadas, generando cambios significativos en los patrones de alimentación. Existen hoy 2.000 millones de personas con sobrepeso u obesidad, un problema de salud vinculado al mayor consumo de carne.

En su nuevo informe, el IPCC resaltó los beneficios de pasar de una dieta basada en carnes y lácteos a una dieta basada en plantas. Ello significaría “grandes oportunidades” para mitigar y adaptarse al cambio climático, además de traer beneficios para la salud, promover sistemas menos extensivos de ganadería (como los modelos silvopastoriles) y disminuir la presión sobre los bosques nativos.

América Latina y el Caribe aportan más de un cuarto de toda la producción mundial de carne vacuna y de aves de corral. En la región, el sector ha crecido a una tasa anual de 3,7%, una cifra muy superior a la tasa promedio de crecimiento global (2,1%).

“Se está poniendo en tela de juicio cuán sustentable es esta cadena alimentaria y en América Latina puede tener grandes consecuencias”, afirmó Jobbágy, “un menor consumo de productos animales podría darnos más chances de combatir el cambio climático”.

Caminos a seguir

Junto con un cambio de dietas, el IPCC resaltó en su informe una serie de soluciones que podrían ser implementadas en América Latina para el corto y el largo plazo.

Hay acciones que tienen efectos positivos inmediatos, como la conservación de ecosistemas en humedales y bosques, que guardan enormes cantidades de gases de efecto invernadero que se liberan cuando se destruyen y contribuyen más al calentamiento. Otras intervenciones, como la reforestación, necesitan décadas para ser efectivas.

La tierra tiene que seguir siendo “productiva para mantener la seguridad alimentaria” ante el aumento de la población previsto y los impactos negativos para el cambio climático, sostuvo el IPCC en su informe.

Expertos resaltaron el gran potencial de acción de América Latina ante su papel destacado como productor de alimentos. Se debe avanzar a una agricultura climáticamente inteligente sin degradar el suelo. Existe el potencial de aumentar la productividad en la tierra actualmente cultivada, sin expandir la producción e incentivar la deforestación.

“La región puede hacer mucho más para manejar sus suelos de manera sustentable”, sostuvo Verchot. “Se puede mantener la productividad de los suelos actualmente cultivados para no tener que deforestar más áreas. Para ello, los gobiernos tienen que invertir en áreas rurales”.

Nota originalmente publicada en Diálogo Chino

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