La científica argentina reconocida en el mundo que explica en sus redes las causas del cambio climático- RED/ACCIÓN

La científica argentina reconocida en el mundo que explica en sus redes las causas del cambio climático

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La científica argentina reconocida en el mundo que explica en sus redes las causas del cambio climático

Ilustración: Pablo Domrose

Carolina Vera es científica, investigadora y profesora. La curiosidad y el conocimiento la acompañaron durante sus años de estudiante, su trabajo de laboratorio y hasta en las aulas donde se para como docente. Hoy se muestra activa en las redes sociales para darle a los ciudadanos datos científicos con un lenguaje preciso y coloquial. Y lo hace sobre un tema que cada día se vuelve más vital: explica qué es el cambio climático, qué impacto tiene en nuestro ambiente y qué medidas hay que tomar para evitar que se agrave la situación. Ella, que es una referente mundial en el tema, asegura que explicarle a todos lo que ella estudia es "un deber".

Profesora e investigadora en el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA-CONICET), la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y en el Instituto Franco-Argentino sobre estudios de Clima y sus Impactos, Vera es una de las mujeres científicas argentinas más destacadas a nivel internacional en lo que a ciencia del cambio climático respecta. De hecho, es la vicepresidenta del Grupo de Trabajo 1 del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en Inglés), un grupo que reúne a los científicos de todo el mundo que son referentes en la temática. En ese grupo, Vera representa a América Latina.  

De todo lo que abarca la problemática del cambio climático, como doctora en Ciencias de la Atmósfera, Vera ha formado una experiencia en investigación sobre variabilidad y cambio del clima. ¿Qué la llevó a elegir esta profesión tan particular? La respuesta se remonta a su San Nicolás de los Arroyos natal, en la provincia de Buenos Aires. El tiempo vivido ahí la conectó con algo que siempre estuvo presente en el Este de Argentina y que hoy incrementó su frecuencia: las tormentas.

“A diferencia de otras personas, mi mamá era muy observadora. Observaba las plantas, los animales y, especialmente, el cielo. Siempre miró para arriba, cuando se aproximaban las nubes, cuando cambiaban algunas condiciones. Me quedó eso dando vuelta en la cabeza hasta que me senté en el secundario a decidir qué iba a estudiar en la universidad. Me gustaba todo, pero fui hacia las ciencias exactas y especialmente la meteorología”.

Con una serie de tuits explicó la ola de calor en la Patagonia:

La inspiración de su madre la llevó a involucrarse en un ámbito donde las mujeres debían sortear más desafíos para obtener las mismas oportunidades que los hombres. “En Exactas, desde que yo estudiaba había una buena proporción de mujeres, a diferencia de otras facultades”, recuerda Vera y reconoce: “Pero después, en el trabajo, por ejemplo, iba a reuniones donde todos los directores de los Servicios Meteorológicos de América Latina eran hombres y yo la única mujer, más allá de las secretarias. De ese tipo de reuniones tuve miles”.

Vera hizo de esa motivación inicial el argumento perfecto para su charla TEDx Río de la Plata titulada “Mañana… ¿va a llover?”. Ahí muestra, suelta y muy expresiva, el aporte contundente de su trabajo. Esa exposición fue grabada y subida a You Tube.

El video de 15 minutos que ya fue visto por 17 mil personas:

Nada la detuvo. Hoy no sólo es líder referente en uno de los grupos más importantes de científicos climáticos -como es el IPCC- sino que además es un ejemplo a seguir para niñas y jóvenes que quieren dedicarse a la ciencia.

Con los pies en el barrio porteño de Villa Crespo, pero siempre con una agenda cargada de conferencias, eventos y foros alrededor del mundo, Vera considera que la aplicación de su trabajo no se delimita a un territorio en particular, sino que es tan global como los efectos del cambio climático. Problema que no sólo es tema de su estudio, sino que también ha experimentado con sus propios ojos.

“Me crie viendo que las lluvias eran más intensas y frecuentes. He cruzado caminos con el agua hasta la cintura, pero siendo chica no me daba miedo. Fue en 2009 que tuve que participar de un congreso en Australia y nos advirtieron que habría una ola de calor. Con una becaria nos fuimos a caminar por un recorrido sin sombra. Una pareja apareció en un auto y nos preguntó qué hacíamos caminando cuando hacía 47 grados centígrados de temperatura. Nos alcanzaron hasta la estación de tren”, recuerda como anécdota.  

Ese vínculo constante con el mundo natural a través de la ciencia, la ha conectado desde el 2012 con otra de sus actuales pasiones, que ella misma define como “su hobby más importante”: la fotografía. “En mi cuenta de Instagram tengo sólo fotos artísticas. La fotografía documental me complementa, me permite tener otra mirada sobre lo que está pasando en el mundo. Antes tomaba fotos de paisajes, ahora si no hay una persona, no me atrae. Estoy generando distintos proyectos fotográficos y seguramente pronto uno de ellos esté vinculado con cambio climático. Pero ya sé que no será lo típico de mostrar un glaciar que se cae, sino algo con lo cual yo me pueda involucrar personalmente y que yo pueda contar”.

¿Una científica activa en redes sociales? Perfectamente podría ser una descripción en su portal. Vera no sólo muestra su perspectiva de la naturaleza a través de fotografías en Instagram, sino que se destaca por su constante participación en Twitter informando sobre variabilidad y cambio climático. Lejos de ser azaroso, hay una decisión detrás de esta tarea.

“Me preocupa la comunicación del conocimiento científico para llegar a la gente”, reconoce Vera y agrega: “Twitter nos da la posibilidad de hacerlo en forma directa. Mientras que el área del clima siempre estuvo más expuesta en los medios por los pronósticos diarios, otras áreas de la ciencia estaban menos acostumbradas a interactuar con la gente. Hoy las redes sociales nos ayudan. Considero comunicar en ellas lo que investigo como algo más de mi trabajo. De hecho, un investigador decía que deberíamos comprometer un 20% de nuestro tiempo en hacer eso. ¿Por qué? Porque hoy no se puede hacer ciencia si no le explicas al mundo para qué lo estás haciendo. Es nuestra responsabilidad”.

Conocedora del mundo y de su clima, el mate bajo el brazo sigue siendo su mejor compañía allí donde vaya, y la Patagonia argentina su lugar favorito de la Tierra. El esquí con su marido es la actividad que la desconecta de la rutina, pero nunca la deja de vincular con esa naturaleza que busca preservar a través de su trabajo diario. “La montaña me emociona”, asegura. Sus dos hijos continuaron ese legado de sentirse apasionados por lo que decidan ser como profesionales, pero siempre con foco en la motivación social y el cuidado ambiental.

Vera lee noticias sobre cambio climático, pero también reconoce el efecto de saturación ante tanta información sobre ese tema, sobre ciencia, sobre el mundo, sobre el país. Allí es donde la novela de ficción aparece como su escape perfecto.

Ella más que nadie sabe que los efectos del cambio climático no son parte de ninguna ficción, sino de la realidad y de allí la importancia de su labor cotidiana con perspectiva de científica, de argentina y de mujer. “Mi directora de tesis, Eugenia Kalnay, me hizo feminista. Hasta que no interactué con ella, no era consciente de la diferencia de género. Ella fue mi mentora, fue ver el referente de a dónde uno podía llegar, aún siendo mujer. Ser investigadora tiene algo muy claro: la curiosidad, hay que explorar y comprender cosas nuevas, hay que estudiar mucho, es una actividad sacrificada, pero trae múltiples satisfacciones. Así como la red de mujeres que hoy guía al feminismo, en las ciencias del clima hemos hecho red naturalmente siempre: apoyándonos entre científicas”.  

Nombre: Carolina Susana Vera
Edad: 56
Profesión: Profesora e investigadora
Sector en el que trabaja: Académico y científico
Lugar de nacimiento: San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires
Lugar en el que desarrolla su actividad: alrededor del mundo

1. ¿Cuál es tu motor interior, qué te inspira a hacer lo que hacés?
La curiosidad y la motivación social. Curiosidad porque hay un montón de temas que son útiles, pero hay algunos que puntualmente me despiertan interés: la variabilidad climática; los fenómenos; cómo impactan; cómo se vinculan con la vegetación, los ecosistemas o los seres humanos. Esos son temas que me parecen mucho más apasionante. Motivación social para poder aportar a generar un mundo socialmente justo y ambientalmente sustentable.

2. ¿Qué te hace feliz?
¡Muchas cosas! ¿Una sola tengo que decir? Creo que me hace feliz vivir ciertos momentos y darme cuenta de que ese es un instante sobre el cual yo luego voy a decir “es un momento feliz”. Algunos ejemplos: tomar mate al lado de un río en Patagonia, disfrutar la hora del atardecer, pasar momentos en la naturaleza con la gente que yo quiero. Soy más feliz en contacto con un río, una montaña, el mate, mi familia y mis amigos.  

3. ¿Qué cosa no te deja dormir?
La injusticia social me mata. No me deja dormir que no vivamos en una sociedad más justa. Es algo que me duele.

4. ¿Qué te gustaría cambiar del mundo?
Eso, junto con lo mencionado anteriormente: que seamos socialmente justos y ambientalmente sustentables. Porque no creo que una cosa pueda hacerse sin la otra. Hoy, por lo menos, no es posible, van de la mano. El gran desafío del momento es que la transición hacia un desarrollo sustentable sea justa e integrada. No podemos atacar el cambio climático sin pensar en, por ejemplo, la degradación de suelos, la pobreza, la seguridad alimentaria, la cuestión energética… Todo está conectado. Por eso se necesita más conocimiento integrado.

5. Cuando eras chica, ¿qué querías ser de grande?
¡De todo! Pero siempre quise investigar. Tenía un juego de química y ciertas cosas con las que no todas las nenas jugaban en mi época. Creo que en el fondo siempre quise investigar. Me gustaba saber, conocer, entender. Me gusta este tema y siempre me gustó por algo adicional: la connotación social. No hubiera podido hacer, por ejemplo, física teórica.