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La pandemia mata, la crisis económica lastima. Políticos, empresarios, académicos, periodistas y todos los que ocupan una posición de liderazgo, quizá sin saberlo, están delante de la oportunidad de sus vidas: ofrecerle a la sociedad un relato esperanzador que proponga un destino común, atractivo, realizable, que valga la pena.
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Un futuro común. Sir Winston Churchill, que alguna vez prometió a los ingleses sangre, sudor y lágrimas para los próximos años, también supo invitarlos a soñar con un futuro en el que serían libres y prósperos. Su país era una multitud sufrida, golpeada por la guerra, pero también era la memoria de un pasado glorioso y la esperanza de un porvenir mejor. Intuía que las naciones son mucho más que su gente: además son relatos que les dan identidad y cohesión.
Son varias las encuestas que muestran que los argentinos creen que están peor que hace un año y piensan que su situación empeorará aún más con el correr del tiempo. La Argentina parece estar quedándose sin relato: no hay acuerdo sobre qué parte de nuestro pasado nos enorgullece y, sobre todo, no logramos imaginar cómo podría ser un futuro común en el que quepamos todos. Quizá eso sea la grieta.
El relato común que otorga identidad no depende sólo de los líderes políticos. Es sinfónico, son muchos los que lo construyen:
- Familias. Las familias crean relatos del pasado, lo dotan de sentido. Hablan de ancestros valientes, esforzados, dignos de imitarse. O no. Y proponen futuros: mejores, aunque difíciles, o grises y resignados. Crían emprendedores audaces que ven el vaso medio lleno o jóvenes escépticos que tienden a verlo vacío.
- Empresas. Producir para el mundo, crecer, conquistar mercados. O pedir protección al estado para sobrevivir vendiendo caro y de baja calidad a un público cautivo. Proyectos que son vuelos de águila o aleteos de gallina.
- Cámaras y asociaciones profesionales. Miradas de corto plazo sólo para favorecer a un sector o condiciones para un crecimiento sustentable. Silencio ante atropellos institucionales o valentía para reclamar transparencia. Grandeza para unirse a otros para lograr más fuerza o atrincheramiento para alimentar egos.
- ONGs, think tanks, universidades, medios. Organizaciones intermedias capaces de mirar a la sociedad en su conjunto y proponer soluciones sistémicas a los problemas o parches, perspectivas cortas. Magnanimidad o vuelo bajo. Estrategias de largo plazo o sólo tácticas.
- Sindicatos. Resistir (inútilmente) la amenaza del paso del tiempo o liderar el cambio. Defender a ultranza beneficios ya inviables o impulsar futuros posibles, inclusivos, que nos hagan competitivos. Siglo XX o XXI.
- Gobierno. Aun con los sesgos naturales de sus dirigentes, políticas de estado de largo plazo o proyectos partidarios excluyentes. Miradas plurales que integran a las minorías o vocación hegemónica que las somete. Búsqueda de consensos o nafta al fuego de los conflictos.
Los problemas de la Argentina son concretos, materiales, pero también simbólicos, de relato. Una salida posible es Ezeiza, pero hay otra: vivir coronados de gloria, o jurar con gloria morir.
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Tres preguntas a David JP Phillips. Es un speaker internacional, experto en autoliderazgo, comunicación y habilidades de presentación.
- ¿Por qué las historias son tan poderosas para comunicar?
Creo que esto se ve con claridad con una historia precisamente: ¿cómo es que vamos al cine y pagamos para ver una película de James Bond, que no tiene nada real? Muchos disfrutamos de esas películas y salimos diciendo: me gustaría ser como James Bond, caminar como él, hablar como él… Y vamos a una relojería y compramos un Omega que vale US$ 10.000 que se le parece al que tenía Bond, y salimos sintiéndonos que somos un poco más parecidos a él. Somos engañados por algo tan simple como una historia. Y eso sucede porque estamos emocionalmente involucrados. Cuanto más lo estamos, somos menos críticos y objetivos. Y cuando más emocionalmente involucrados estamos es cuando estamos enamorados.
- ¿Cómo se produce el involucramiento emocional?
Cuando nos enamoramos, nos gusta todo de la otra persona. Y cuando 13 meses más tarde (es un promedio), dejamos de estar bioquímicamente enamorados, empezamos a preguntarnos cosas. Lo que pasó en esos 13 meses es que nuestros neurotransmisores y hormonas inundaban nuestra corteza cerebral, bloqueando nuestra capacidad de observar objetivamente. Es lo mismo que pasa con el storytelling: producimos hormonas como la oxitocina, serotonina, la dopamina, las endorfinas y otras. Contando las historias adecuadas, podemos elegir qué hormonas queremos estimular en los que nos escuchan y qué efecto lograr.
- ¿Qué emociones produce cada hormona?
La dopamina produce foco, motivación y memoria. ¿Y cómo se produce dopamina en una historia? Con suspenso y una buena resolución. La oxitocina es otra hormona, que lo que genera es generosidad, confianza y sentido de unión o camaradería. Con una historia adecuada, probablemente triste o dramática, se puede inspirar empatía, y la oxitocina es la mejor de las hormonas, porque gracias a ella nos sentimos humanos. La endorfina es otra hormona, que es la que hace reír a la gente. Con ella nos sentimos más creativos y relajados, y también más enfocados, como con la dopamina. Esto es lo que yo llamo el cocktail de los ángeles. La historia perfecta combina todo esto.
Las tres preguntas a David JP Phillips están tomadas de una presentación que hizo en el contexto de TEDxStockolm. Para ver la presentación completa, podés hacer click acá.
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Libertad de prensa. Se publicó la semana pasada el State of World Press Freedom 2021, compilado por Reporters Without Borders. El informe afirma que “el periodismo, la principal vacuna contra la desinformación, está total o parcialmente bloqueado en el 73% de los 180 países clasificados por la organización”.
Los datos del Índice muestran un fuerte deterioro en el acceso de las personas a la información y que la pandemia funcionó como pretexto para limitar el acceso de los periodistas a las fuentes. La Argentina, de la mitad para abajo de la tabla.
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Voces. Marcelo Cantón, miembro del Círculo Dircoms, señala en este artículo publicado en El Cronista algunas de las particularidades de la crisis que enfrenta la Argentina. Acostumbrados a sortear crisis de todo tipo –sobre todo económicas–, ésta nos encuentra particularmente pesimistas.
¿La razón? La falta de norte. Errores comunicacionales y políticos, más la reedición de la grieta después de una primera etapa en la que colaboraban Nación, Provincia y Ciudad (oficialismo y oposición) contribuyen al aumento del pesimismo. Una señal de alarma para la dirigencia política.
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Academia. Lobbying Transparency establece 38 estándares basados en las mejores regulaciones de lobby a nivel global. El objetivo es lograr más transparencia, integridad y participación, aplicando estándares internacionales, a la vez que se respetan las diferencias nacionales. Se trata de una referencia útil para pensar en una ley de lobby en la Argentina.
El desafío: que los profesionales que gestionan intereses bajo exigencias de transparencia e integridad no queden alcanzados por una legislación restrictiva, y en paralelo quienes lo hacen con menos seriedad profesional continúen operando desde las sombras.
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Premios Dircoms. Seguimos presentando los casos ganadores de los Premios Dircoms 2021 que se entregaron el pasado 25 de abril en “La Noche de las Comunicaciones”, junto al Consejo Profesional de Relaciones Públicas.
En la categoría Sostenibilidad, el ganador fue “Newsan In”, la campaña de Newsan: un servicio de posventa de triple impacto en el que personas en situación de vulnerabilidad son capacitados para reparar electrodomésticos de ATMA, para luego comercializarlos a precios especiales a través de ciertos canales.
Hasta acá llegamos esta semana. Todas tus ideas, propuestas o consultas son bienvenidas. Podés escribirme a [email protected]
¡Hasta el miércoles que viene!
Juan
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