La antigrieta, una grieta- RED/ACCIÓN

La antigrieta, una grieta

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

Si tener una opinión es inevitablemente una provocación, dios bendiga a los provocadores. Hoy se me ocurre que este newsletter debiera llamarse Erlich y yo.

¡Hola amigos! Bienvenidos nuevamente a SIE7E PÁRRAFOS, nuestro encuentro semanal de libros y, en ocasiones, también de arte. Este es el caso hoy, y también de teatro y lecturas y lo de siempre.

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Antigrieta. Como estamos todos intentando evitar la grieta, las pasiones que teníamos ocupadas en ese tema ahora rebotan como una pokebola en nuestras cabezas y así andamos metiendo vehemencia y ardor en cualquier cosa. Todo esto para contar que las discusiones sobre Liminal, la muestra de Erlich en el Malba, siguen ocupando las sobremesas argentinas. Bueno, algunas. 

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Si aparece en Mirtha… Hasta el sábado en el programa de Mirtha Legrand el chef Mauro Colagreco habló del artista y gran amigo suyo, Leandro Eich. La otra noche en una comida la discusión sobre Erlich escaló a que la muestra de Olafur Eliasson en la Tate Modern también era una pavada. Entiendo el punto, pero como no se nada de arte, dejenme de snobear: a mí, si me gusta, me alcanza.

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Champions League. A pesar de esto, tengo que admitir que la muestra de Le Parc en el CCK, así como la de Jorge Marchi en Ruth Benzacar, son de otra liga. No hay ni comparación entre La pileta de Erlich con Lumière en mouvement de Le Parc. Ni entre El avión o The boat y Train de Marchi y Rudnisky. En fin, como bien dijo Karina Jelinek: “lo dejo a tu criterio”.

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El escritor que todos conocemos. Continuando con la idea del párrafo de la semana pasada sobre literatura autoreferencial o ficción, es muy interesante ver El escritor fracasado, en el Teatro Cervantes. El texto es de Arlt, actúa Diego Velázquez y dirige Marilú Marini. Genial la obra y muy divertido seguir la conversación sobre el yo llevada al teatro. Me encontré allí con Liliana Heker, a la que vi a las carcajadas durante la función y a la salida me comentó que le había parecido espectacular.

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Otra vez yo. En cuanto a mis lecturas, los astros se complotaron y perdí El club de los mentirosos  (Mary Karr, Acantilado) en un colectivo y me pasé a la ficción. Salto en una pata de contenta porque di con tres genialidades: Los árboles caídos también son el bosque, de Alejandra Kamiya (Bajo la luna); Fuerza magnética, de Valentina Vidal (Tusquets); y Mapocho de Nona Fernández (Eterna cadencia).

Y aquí, los libros de no ficción de la semana:

El gesto de Héctor, de Luigi Zoja, comentado por Sebastián Lacunza. “Dos premisas fundan El gesto de Héctor — Prehistoria, historia y actualidad de la figura paterna: todo padre es adoptivo y el patriarcado rigió desde los inicios de la civilización. Para el italiano Luigi Zoja, distintas disciplinas, especialmente la suya — es uno de los principales teóricos del psicoanálisis —, se volcaron a desentrañar el vínculo entre el hijo y la madre, pero dejaron de lado la figura del padre. Para interpelar a una  historia olvidada, Zoja dialoga con textos de la biología; las religiones; los clásicos griegos; Roma; las revoluciones francesa, estadounidense y rusa; el capitalismo; las sociedades matrifocales del noreste de Brasil; y las calamidades del siglo XX”. Aquí, el comentario completo.

Los autores no escriben libros, de José Luis de Diego, comentado por Víctor Malumian. “Las raras ocasiones donde se conjuga un profundo conocimiento y una prosa amena, generan una gran felicidad. José Luis de Diego recorre, en una serie de artículos, varias décadas de la producción editorial en la Argentina. Pone en juego factores tan diversos como centrales, que van desde la influencia de la inmigración española, el lugar de la traducción, la concentración editorial, sin olvidar el catálogo como sistema y la relación de los editores con sus autores”. Aquí, el comentario completo.

Nos leemos la próxima semana.