Son pocos los espacios a los que la inteligencia artificial todavía no ha llegado. La educación, la salud y otras áreas de trabajo están incorporando a sus dinámicas las herramientas que ofrece para facilitar, precisar y agilizar algunas tareas. Tal es el caso del mundo del vino que, en un contexto de constante crecimiento de la IA, encuentra oportunidades en esta tecnología.
El debate sobre la alianza del mundo de la viticultura y la tecnología es una cuestión que se puso sobre la mesa en los últimos meses. Sin embargo, debido a que Enartis (una empresa italiana) adquirió WINEGRID (compañía portuguesa que ha desarrollado y patentado una tecnología de vanguardia para el control de la producción de vino mediante sensores) la conversación ha ganado visibilidad.
En detalle, la tecnología de WINEGRID se basa en el uso de sensores inteligentes que se aplican a diferentes etapas de la producción de vino, especialmente durante la fermentación. Estos sensores son capaces de recoger datos en tiempo real sobre la fermentación y otros parámetros importantes.
De esta manera, los datos recogidos se procesan mediante software de inteligencia artificial y algoritmos avanzados dentro de un sistema de información propio en una plataforma SaaS (Software as a Service). Esto proporciona a los enólogos una referencia sobre el proceso de fermentación y envejecimiento del vino para ayudarles a tomar decisiones rápidamente y reducir los costos de producción.
“La tecnología WINEGRID permitirá a los productores aumentar la eficiencia de sus bodegas. Además de esto, el software de inteligencia artificial les permitirá realizar análisis predictivos de su producción, minimizando la necesidad de muestreo y análisis del producto durante el proceso de vinificación”, declaró Piermario Ticozzelli, director de Negocio Estratégico de Enartis.
Sin embargo, la IA también se encuentra en otras etapas que componen a la producción, más allá de la fermentación. Carolina Ortiz Morandini, especialista en el negocio del vino, escribió en un artículo que esta nueva tecnología puede ser muy útil en los viñedos cuando se trata de analizar los datos del clima, identificar plagas y enfermedades o incluso predecir las cosechas.
A su vez, la inteligencia artificial puede cooperar con el diseño y marketing, ya en las últimas etapas del proceso. El establecimiento Cimarrón Wines Co, creado por el ingeniero agrónomo Lucca Stradella, puso en práctica esta funcionalidad y le dejó la tarea del diseño de la nueva etiqueta de uno de sus productos a la IA.
“Creemos que la IA es un recurso interesante y muy útil, siempre y cuando esté acompañada de un proceso creativo humano, donde se opine y se busque innovar y crear. La creatividad humana, potenciada con las funciones de esta herramienta puede generar resultados únicos”, aseguró Stradella a La Nación.
Chapeau Wines, un empresa distribuidora y catadora de vinos, también explicó que esta tecnología puede ganar protagonismo cuando los productores y elaboradores están intentando conocer a sus consumidores. Esto se debe a la capacidad que tiene la IA de analizar datos de ventas, reseñas de vinos, perfil de consumidores y así identificar patrones y conclusiones valiosas.
Si bien cuando estas tecnologías emergen se abren muchas preguntas acerca de la extinción del trabajo humano, Ortiz Morandini dejó muy en claro que la inteligencia artificial puede tener un gran impacto en el mercado laboral, creando nuevos puestos de trabajo y oportunidades. “Es importante tener en cuenta que la IA no siempre reemplaza directamente a los trabajadores sino que ayuda a mejorar la eficiencia y calidad de la producción”, aseguró.