Este contenido contó con la participación de lectores y lectoras de RED/ACCIÓN
Jóvenes en busca de balance. Saben que trabajar mucho no es sano, pero son conscientes de que trabajar poco, o en algo que no les gusta, puede golpearles el bolsillo o deprimirlos. Encontrar ese balance en medio de una pandemia y una crisis económica no es fácil, pero es algo que los gobiernos y las propias empresas han puesto en el centro del debate acerca del futuro del trabajo.
Un extenso informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado el mes pasado revela que trabajar más de 55 horas a la semana aumenta el riesgo de muerte. El documento es el primer análisis mundial de la pérdida de vidas y de salud derivada de las largas jornadas de trabajo.
El informe revela que actualmente el 9% de la población mundial trabaja muchas horas al día y esa tendencia crece, lo que hace que aumente el riesgo de que las personas sufran discapacidades o mueran por motivos laborales.
Algunas cifras para tener en cuenta:
- Trabajar 55 horas o más a la semana aumenta en un 35% el riesgo de presentar un accidente cerebrovascular y en un 17% el riesgo de fallecer a causa de una cardiopatía isquémica con respecto a una jornada laboral de 35 a 40 horas a la semana.
- Entre 2000 y 2016, el número de muertes por cardiopatía debido a las jornadas laborales prolongadas aumentó en un 42%, mientras que el incremento en el caso de las muertes por accidente cerebrovascular fue del 19%.
El informe de la OIT / OMS sobre el peligro para la salud de trabajar muchas horas se publica en un momento en que la pandemia de COVID puso en el corazón del debate las condiciones de trabajo y la organización de los horarios.
A eso se suma que las nuevas generaciones presionan por una vida más balanceada y algunos países y empresas plantean reducir la jornada de trabajo o pasar a un esquema de 4 días de laborables por 3 de descanso. La pandemia demostró que es posible.
Quisimos involucrar a nuestra comunidad en la conversación y unos 1.200 lectores, lectoras y miembros compartieron sus temores, incertidumbres y sueños a la hora de buscar el balance perfecto entre el trabajo y la vida.
“Trabajar mucho te puede matar, trabajar poco te puede matar de hambre”.
Lo dice con un poco de ironía Nicolás, un joven abogado egresado hace un año de la UBA y que prefiere no dar su nombre completo. Ingresó a uno estudio grande de la Argentina, trabaja entre 10 y 12 horas por día, algunos fines de semana y gana 48 mil pesos en la mano. Se quiere ir a vivir solo pero no le alcanza. Tampoco le alcanza el tiempo para jugar al fútbol con sus amigos, ver a su novia y, a veces, tampoco para el asado de los fines de semana. Sabe que no es sano, pero no ve opciones a corto plazo. Eso sí: tiene claro que ese no será el estilo de vida que adoptará en el futuro.
El dilema de Nicolás lo enfrentan miles de jóvenes y muchos en situaciones mucho peores que las de él. Psicólogos laborales y varios informes de la OIT advierten que los trabajadores con grandes cargas de trabajo son menos felices con su trabajo y están menos motivados.
¿Cuán feliz estás con tu trabajo? Esta fue una de las preguntas que le hicimos a la comunidad RED/ACCIÓN. Como puede verse más abajo 👇🏼, en promedio, quienes respondieron no están locos de felicidad con lo que hacen. Diría que están “más o menos”.
“Comparto lo que dice la OMS sobre las largas jornadas, he trabajado turnos de 12 y 16 horas y siempre me pareció inhumano. Hace un tiempo que trabajo part time, primero en relación de dependencia y ahora tengo una marca donde manejo mis tiempos. Es impresionante lo que cambia la calidad de vida, por supuesto mi sueldo es dos o tres veces más bajo que el de mis conocidos y a veces es difícil, pero creo que esto podría estar más regulado en un trabajo formal y la diferencia se nota. Tengo más tiempo para comer y descansar bien aparte de poder hacer actividad física y actividades de ocio”.
Lo dice Camila, miembro de la comunidad de RED/ACCIÓN.
Hay un consenso de que hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar. El problema es que a la gran mayoría de quienes respondieron les está costando lograrlo.
Es tanta la ambición de las nuevas generaciones de tener un mejor balance que más de 7 de cada 10 de quienes respondieron la consulta nos dijeron que estarían dispuestos a ganar menos dinero a cambio de menos horas si eso mejora su calidad de vida.
Maxi, otro miembro de nuestra comunidad, es uno que saltó a ese vacío. Dice que no ha sido fácil: “Dejé de trabajar este año buscando mejorar mi salud y parar un poco con el estrés y la ansiedad. Creí que iba a ser más fácil encontrar alternativas de laburo de menos horas y hasta ahora no, pero este tiempo para mí ha valido la pena”.
Otra de las respuestas que recibimos fue: “Voté sí a trabajar menos y cobrar menos pero que es un lujo que no todos nos podemos dar”.
Otra persona de nuestra comunidad nos dijo que estaría dispuesta a aceptar la reducción de horas y salarios. “Sí, porque si mejorara mi calidad de vida no necesitaría un mayor salario”. Ese argumento, en diferentes formas, parece ser el que más representa las respuestas.
Llegar a ese balance no debería ser tan complicado. Hay evidencia cada vez más contundente de que perdemos mucho tiempo "trabajando" y que solo somos productivos y eficientes un par de horas al día.
En Europa es donde ya están avanzados en la discusión y hace ya casi 10 años que el promedio de la Unión Europea es menos de 40 horas semanales. Y donde menos horas se trabaja es en Holanda y los países nórdicos. No se puede decir que son países flojos o de economías débiles. Es más, los países nórdicos están constantemente al tope del ranking de felicidad que publica todos los años las Naciones Unidas.
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Hay varias economías que ya están ensayando con el esquema de trabajar cuatro días y descansar tres. Los resultados han sido en general prometedores y el debate está instalado como una opción viable como política pública global. En el corazón de las diferentes propuestas está ser flexibles.
Los expertos laborales coinciden en que no es una transformación fácil, pero que una semana laboral más flexible contribuiría a aumentar la productividad, reduciría el ausentismo e impulsaría el bienestar de la población.
Una de las opciones que pusimos al preguntar a nuestra comunidad es la de trabajar 4 días, pero las mismas horas totales en la semana y por el mismo salario. Ahí la respuesta fue menos contundente: la mayoría se mostró en contra.
“El problema es que si tu contrato dice 7 horas la realidad es que terminás trabajando 9”, fue una de las respuestas.
Algunas empresas están entendiendo el cambio de época
Es importante mencionar que las empresas también están experimentando y respondiendo a las nuevas demandas. Una nota de David Flier que publicamos en enero cita el ejemplo de empresas como Microsoft, que han experimentado con reducir las horas de trabajo y el impacto ha sido muy positivo: la productividad aumentó y el uso de energía bajó.
Además, hay evidencia de que hay mucho tiempo muerto en la oficina. Un estudio en Gran Bretaña citado en el reportaje de David señala que el tiempo efectivo de trabajo diario es apenas 2 horas y 23 minutos. El estudio cita una decena de distractores, con el chequeo de redes sociales (47%) y de sitios web de noticias (45%) a la cabeza.
En las respuestas de nuestra comunidad no hay duda de que nuestros lectores, lectoras y miembros creen posible reducir las horas sin perder productividad.
“He pasado por tres trabajos y tranquilamente podría hacer en 6 horas lo que me piden hacer en 8”, se sinceró uno de nuestros lectores que respondió a nuestras preguntas.
Y hay más en la misma línea:
- “Se genera más productividad, mayor descanso y mejor desempeño”.
- “Creo que cada vez valoramos más nuestro tiempo y empezamos a cuestionar lo que los trabajos exigen”.
- “Creo que hay que dejar de medir el trabajo en horas. Pensar en proyectos o metas”.
Para la gran mayoría de quienes respondieron (el 90%), es responsabilidad de sus jefes y líderes garantizar que la carga de trabajo no afecte su salud. Eso sí, para algunos debería ser el Estado el que garantice que la semana laboral no exceda lo sano y lo legal.
¿Y si te apasiona? Una pregunta que generó fuertes reacciones y respuestas es si te importa o afecta trabajar horas extras cuando te gusta lo que hacés.
No hubo mayoría absoluta en las respuestas. Alrededor del 54% sí trabajaría más horas en algo que los apasione, el 32% dijo que de ninguna manera y al resto le da igual.
Mientras se acumula la evidencia del efecto negativo en nuestra salud de trabajar largas horas, también hay estudios que muestran que las personas que trabajan más de 40 horas semanales están más satisfechas con su trabajo que las que no lo hacen a tiempo completo y son más felices.
Pablo Granado es gerente de Recursos Humanos de la consultora y auditora PwC en Argentina, donde trabajan 3.600 personas. Explica que ya no está en discusión que hay que encontrar un balance entre el trabajo y la vida personal, pero hace hincapié en que “cuando trabajás en lo que te gusta es como si no estuvieras trabajando” y esa sería una de las razones por las que la gente que trabaja más de 40 horas tiende a ser más feliz en su trabajo.
Granado dice que es clave generar trabajos y oportunidades en los que la gente sienta que está haciendo una contribución. “Es muy importante la flexibilidad. Que las organizaciones permitan que la gente logre compatibilizar los proyectos personales con las responsabilidades profesionales. Ir al acto de mi hijo es igual o más importante que entregar un proyecto a tiempo para un cliente”, explica. Y agrega lo ocurrido en su empresa: “Ya teníamos políticas de flexibilidad, pero la pandemia aceleró los procesos”.
En PwC la responsabilidad de monitorear el bienestar de los empleados e implementar ajustes está en los líderes. “Es fundamental que los jefes y jefas estén coacheados para gestionar a los equipos y balancear las prioridades. Tienen que estar constantemente preguntando a sus equipos qué está pasando. Porque el que le puede cambiar la vida al empleado es el jefe. Tiene que liderar con el ejemplo”.
Granado dice que en las empresas ahora ponen prioridad en que el trabajador esté igual de cómodo en el trabajo como en casa y que la vida personal y laboral estén mucho más integradas. “Hay un movimiento para propiciar el equilibrio y la pandemia lo potenció”.
Menos horas, más trabajo
Otro de los efectos positivos de trabajar menos horas que se discute como política pública en algunos países es que eso generaría más oportunidades laborales para otras personas.
Más de la mitad de quienes participaron de la encuesta respondieron esta pregunta. Como muestra la gráfica, 7 de cada 10 votaron afirmativamente.
La evidencia donde se ha aplicado es mixta. En el Reino Unido, un estudio del centro de estudios progresista Autonomy mostró que una semana de cuatro días en el sector público crearía hasta medio millón de nuevos puestos de trabajo y ayudaría a limitar el aumento del desempleo.
En Suecia, el Gobierno ha experimentado con varios planes pilotos en el que le dan la posibilidad a los trabajadores que trabajen 6 horas al día. Aunque los empleados reportaron una mejor calidad de vida, con menos estrés y más tiempo para pasar con sus familias, también fue un experimento costoso para el Estado, que tuvo que efectivamente contratar trabajadores adicionales para compensar el déficit de horas.
Recomendaciones de la OIT y OMS para lograr el balance
El informe que reveló el trágico impacto de trabajar más de 55 horas semanales tiene varias recomendaciones de las medidas que los gobiernos, las empresas y los trabajadores pueden adoptar para proteger la salud.
- Los gobiernos pueden introducir, aplicar y hacer cumplir leyes, reglamentos y políticas que prohíban las horas extraordinarias obligatorias y garanticen que se limitan los horarios laborales.
- Los convenios bipartitos o colectivos entre empleadores y asociaciones de trabajadores pueden flexibilizar estos horarios y fijar un máximo de horas de trabajo.
- Los trabajadores podrían informar del número de horas que trabajan para que no superen las 55 semanales.
Pablo Granado, el gerente de Recursos Humanos de PwC dice que en el sector privado ya no hay vuelta atrás y que en la pospandemia se acelerará la tendencia hacia un empleo más flexible y con mayor autonomía para que los trabajadores encuentren el balance justo. Eso sí, los expertos dicen que la transición será más fácil para el sector servicios que para el manufacturero.
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