Desde el 31 de octubre, unos 20.000 jefes de Estado, diplomáticos y activistas se dan cita en Glasgow, Escocia, para participar de la edición número 26 de la COP —sigla que significa “Conferencia de las Partes” y que hace referencia a las 197 naciones que accedieron a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en 1992—.
La gran cumbre sobre el calentamiento global, que se extenderá hasta el 12 de noviembre, es considerada un momento clave dentro de los esfuerzos para enfrentar la crisis climática. Tiene el objetivo de promover nuevos acuerdos entre los países para lograr reducir las emisiones de la quema del carbón, el petróleo y el gas que suben la temperatura del planeta. Los especialistas afirman que las naciones deben dejar con urgencia los combustibles fósiles si quieren evitar catástrofes ambientales como olas de calor intolerables, la escasez de agua, la pérdida de cosechas y el colapso de los ecosistemas.
También se espera que los países más ricos apoyen e impulsen el financiamiento para ayudar a las naciones en desarrollo a construir economías que no dependan de los combustibles fósiles. Por eso las personas más destacadas y poderosas del mundo están allí.
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Pero además de los presidentes, primeros ministros, diplomáticos y figuras clave en la toma de decisiones, hay un actor principal que reclama acción climática urgente e impulsa y marca la agenda de un tiempo a esta parte: los jóvenes.
En nuestro país una nueva generación preocupada por el futuro —y por el presente— del planeta, se nuclea en organizaciones como Jóvenes por el Clima Argentina (JOCA) y Eco House. La primera es un movimiento social y político que funciona como la expresión local del Fridays For Future, la agrupación de Jóvenes por el Clima a nivel internacional, que desde 2019 intenta concientizar a la sociedad sobre la necesidad de tomar medidas inmediatas para revertir los efectos de la crisis climática. La segunda es una organización sin fines de lucro que trabaja en diferentes áreas —como restaurar los ecosistemas devastados, conservar la biodiversidad, evolucionar hacia un sistema socioeconómico colaborativo, circular y solidario, entre otras—para lograr la “transición hacia la sostenibilidad”.
Con la misma determinación con la que esta generación de jóvenes le dice a sus gobernantes que si no actúan ya no habrá más que hacer, que “no hay planeta B”, algunos miembros de estos movimientos viajaron a Escocia para participar de la cumbre de cerca y elevar sus pedidos.
Mercedes Pombo: “Desde el 2019 construimos el movimiento que creíamos que hacía falta”
“Desde el movimiento juvenil y, particularmente, desde Jóvenes por el Clima, creemos que la influencia del sur y sobre todo de la juventud, en este tipo de instancias, es fundamental, porque las decisiones que se toman en estos ámbitos inciden en nuestros países y, sobre todo, en nuestra generación. En ese sentido es clave, además de participar, garantizar que estas discusiones no se den a puertas cerradas sino de cara a la población y a la juventud”, dice Mercedes Pombo, militante de Jóvenes por el Clima.
Pombo, de 21 años, comenzó a involucrarse en la lucha socioambiental a los 19, “sobre todo al entender que era un aspecto muy relegado, tanto en los espacios de militancia como en la política y en la sociedad en general, y que era una cuestión que atravesaba y profundizaba todas las desigualdades preexistentes”, cuenta.
Para ella, “era necesario tomar [la causa] como bandera, sobre todo teniendo en cuenta que lo que sucede a raíz del cambio climático es absolutamente transversal a una serie de problemas que sí están más en agenda, como la desigualdad geopolítica que existe a nivel internacional”.
“Desde el 2019 construimos el movimiento que creíamos que hacía falta”, asegura. “También aprendimos mucho en el proceso y conocimos otros movimientos sociales y otras organizaciones (sobre todo latinoamericanas) que vienen llevando adelante este activismo desde hace muchísimos años y que muchas veces no son tenidos en cuenta”.
Sobre sus expectativas acerca de lo que sucederá en la cumbre, Pombo señala que “una cuestión central que va a atravesar toda la conferencia es las discusión sobre el financiamiento: cómo hacer para que los distintos países, sobre todo los de ingresos bajos y medios, puedan llevar adelante una transición hacia un modelo productivo más sostenible y puedan adaptarse para resistir los embates del cambio climático. Y que se cumplan los compromisos tomados previamente por los países y pensar mecanismos más ambiciosos en este sentido”.
“Hoy sabemos que para hacer frente a la crisis climática son necesarias una salida colectiva y la cooperación internacional, que son cuestiones que también están en disputa”, sintetiza.
Delfina Godfrid: “Necesitamos coherencia en las políticas públicas y poner al cambio climático como prioridad en la agenda”
Coordinadora de investigación tanto en Eco House como en FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), desde donde elabora “manuales que explican, paso por paso, qué tienen que hacer las ciudades de América Latina para hacer planes de acción climática”, Delfina Godfrid, de 24 años, llegó hasta Glasgow gracias a una beca para jóvenes líderes en energía que se abrió dos semanas antes de la COP.
“No pensaba que iba a viajar, lo hice porque surgió esta oportunidad a la que apliqué porque trabajo bastante con lo que es transición energética y quedé seleccionada junto a otras cinco personas de todo el mundo”, cuenta. Y añade: “Me postulé a la beca porque tenía ganas de visibilizar las ideas que tenemos y que representamos. Un montón de personas de América Latina venimos discutiendo y compartiendo sobre la transición energética. Sobre la justicia en la transición y la importancia de lo que está sucediendo en el territorio, y tenía ganas de traer estas ideas y poder compartirlas y nutrirlas, porque cuando hablás con gente de afuera se enriquecen. Ese era mi objetivo principal”.
Godfrid comenzó a activar por la causa climática porque siempre se había inquietado ante las desigualdades. Primero se acercó a las luchas de género, participó del movimiento que pedía la Ley de interrupción voluntaria del embarazo, de las movilizaciones. Luego de que la ley se aprobara quedó impactada por la potencia de las luchas sociales y comenzó a buscar otro propósito.
“Había estado escuchando varias cuestiones sobre el cambio climático y me acerqué a distintas iniciativas que buscaban impulsar la acción ante el problema. Arranqué así, con esta inquietud que tenía respecto a las desigualdades, que había experimentado con el género pero quería indagar en otro lado”, cuenta.
El acercarse a esas iniciativas la llevó a realizar un Máster en Cambio Climático, en FLACSO. Luego quiso capitalizar los conocimientos específicos adquiridos. Ahí fue que encontró Eco House, donde coordina un equipo de investigación integrado por activistas voluntarios.
En relación a los pedidos que llevó desde su lugar de activista, dice: “El reclamo fundamental, entre muchos de los que formamos parte de las discusiones respecto de la transición energética, que es una discusión colectiva, es la idea de que haya una planificación integral, transversal, coherente y de largo plazo”. Y explica: “Lo que pasa mucho en Argentina es que hacen, por ejemplo, un proyecto de energías renovables que está buenísimo y, al mismo tiempo, Vaca Muerta. Es como que no hay coherencia entre las políticas. Y de hecho no hay mucha comunicación entre municipios. ¿Dónde está el rol del gabinete del cambio climático ahí? Falta sentar las bases y planificar lo que va a pasar de acá a tantos años. Coherencia en lo que se hace. Eso es un reclamo, para mí, fundamental”.
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La activista destaca que el presidente, Alberto Fernández, se haga presente en la COP. “Es reimportante y es un indicio de que el tema del cambio climático se está posicionando. Pero si es así, ¿por qué no lo empezamos a poner como prioridad en la agenda de, por ejemplo, el Ministerio de Energía? ¿Por qué es relegado únicamente al recinto de lo ambiental si es algo transversal? Lo mismo en el plano municipal: el intendente tiene que transversalizar el tema del cambio climático y eso es un reclamo fundamental. Si te venís hasta acá para la COP, como presidente, ¿por qué después no lo llevás como una prioridad en vez de delegarlo como algo que compete solo a los ambientalistas? Un poco ese es el reclamo”.
Sobre sus expectativas frente a lo que suceda en la COP, destaca, al igual que Pombo, la importancia de lo que ocurra con el financiamiento, central para los países en desarrollo, (“ver dónde está toda esa plata que dijeron que nos iban a dar para que la transición sea justa”, dice). También suma: “Y por otro lado, ver qué sucede con el tema de los mercados de carbono y, a partir de eso, entender nuestro rol en ese mercado. Ese famoso Artículo 6 que parece que nunca va a salir. Esos son dos temas que me interesan y estoy siguiendo”.