El impulsor de la banca ética en América Latina, Joan Melé, es contundente: “Aquellos que critican a Greta Thunberg lo hacen por miedo”. Para el presidente de la Fundación Dinero y Conciencia, el miedo fue uno de los mayores obstáculos con los que se encontró desde que se enfocó en difundir una banca distinta en América Latina.
El conferencista, consultor y formador en valores ya había explicado en una entrevista a RED/ACCION de qué se trata el concepto de banca ética: "Es, primero, una que tiene conciencia de que no es la propietaria del dinero sino que solo gestiona el dinero de sus clientes. Por lo tanto, lo único que hace es definir de una manera muy clara en qué tipo de empresas va a invertir y en cuáles no. Y los motivos son éticos, No solo hace inversiones para ganar dinero sino que también mira la ética de las empresas".
Melé tiene 42 años de experiencia profesional en el sector de la banca, también fue subdirector general de Triodos Bank en España, miembro de su Comité Ejecutivo y vicepresidente de la Fundación Triodos. En enero de 2015 renunció a su cargo para promover la banca ética por América Latina y dedicarse de lleno a su labor de divulgar temas de economía consciente, empresas sostenibles y educación en valores.
—Desde que comenzó a liderar el proceso de formación y desarrollo de la banca ética en Latinoamérica, ¿cuál considera el mayor obstáculo?
—Lo más difícil siempre es crear una comunidad humana comprometida, con buenos profesionales, que sepan vencer los propios egos y ponerlos a servicio de proyectos. Es importante que todos hagamos un trabajo de autoconocimiento. Cuando el enemigo viene de afuera, lo ves venir, pero cuando lo tenés adentro es más complicado. Lo más difícil siempre es lo humano, incluso, más que conseguir el dinero y las leyes. En particular, en la Argentina la gran dificultad es recuperar la confianza perdida.
—La sustentabilidad también tiene su grieta: algunos se entusiasman mucho y otros son totalmente escépticos. ¿Cómo se logran discusiones más sustanciosas en este sentido?
—Creo que la gente que intenta ridiculizar estos modelos en el fondo tiene miedo a tener que cambiar. Antes, yo era más guerrero, pero me di cuenta de que cuando la gente tiene miedo, y vas muy contundente, se afianza en ese lugar, les genera más miedo. Ahora intento mostrar que no es una utopía, que no es una tontería, que es una realidad, que ya se está haciendo en Europa. Hay que mostrar, acompañar y tener paciencia. Está claro que los que se burlan de Greta es por miedo.
—Algunos bancos tradicionales están firmando principios de Banca Responsable. ¿Van por buen camino?
—En muchas ocasiones, me he reunido con máximos directivos de algunos bancos de diversos países y cuando les propongo algunas cosas básicas, como definir criterios éticos de inversión, y de no inversión, o les digo que transparenten a los clientes todo lo que hacen, dicen que no pueden hacerlo. Pueden firmar acuerdos de Naciones Unidas, decir que van a ser sostenibles, plantar árboles, poner paneles solares, pero este no es el papel de la banca. Hay cosas en las que no se puede seguir invirtiendo. Como poder, pueden cambiar, pero la realidad es otra.
Otro aspecto que hablo mucho con los directivos es que la diferencia de salarios entre altos mandos y empleados no pueden ser tan grandes. Hay directivos que ganan cientos de veces más que un empleado normal. Eso hay que contarlo. La banca, de momento, no tiene ninguna intención de cambiar, maquillan lo justo para decir que están alineados, pero no es suficiente. El mundo está en una situación de urgencia.
—¿Entonces banca ética y responsable son conceptos distintos?
—La banca ética no nace como negocio, surge para cambiar la sociedad. Tiene que ganar dinero, pero no es el propósito. Se ponen criterios muy rigurosos sobre en qué se invierte y en qué no. Damos servicios parecidos, pero la diferencia es abismal. Hay cosas que aunque den mucha plata no nos vamos a involucrar. Por ejemplo, no invertiríamos en energías contaminantes o agricultura basada en agroquímicos. La banca ética promueve una economía más humana. La banca responsable cambia algunas cosas, pero sigue invirtiendo en todo lo otro de impacto negativo.
—Escribió el libro La Economía explicada a los jóvenes y tiene conferencias enfocadas para este segmento. En la Argentina, los jóvenes eran muy chicos cuando fue el corralito, mantienen la desconfianza en el sistema bancario tradicional, pero lo utilizan. ¿Teniendo en cuenta esto, de qué modo se acerca?
—Yo intento sacarles el miedo y llevar el entusiasmo. Intento que cuestionen el modelo que se les transmitió. Este es un problema de la educación: los padres y las escuelas retransmiten los errores del pasado. Si lo que tenemos no funciona, no lo sigas transmitiendo. En general, solo nos preocupa que nuestros hijos ganen dinero, pero ¿esto es lo que buscan como propósito de vida?
—¿Triodos Bank se instalará en Argentina?
—Triodos no va a venir. Estamos creando un banco nuevo, basado en ese modelo. Vamos a hacer un banco adecuado a las necesidades y particularidades de la región. En marzo, en Chile vamos a solicitar licencia bancaria, que se puede demorar un año o un año y medio. Seguro podrá operar en 2022. Cuando en Chile lo tengamos va a ser más fácil llegar a otros países. No va a ser tan rápido el proceso.