Islandia le dio una licencia a Hvalur, la última empresa ballenera del país, para matar 128 ballenas de aleta durante la temporada de caza de este año: 99 animales en la región de Groenlandia y oeste de Islandia y 29 animales en la región de este de Islandia y las Islas Feroe. La temporada en el país nórdico comienza en junio y finaliza en septiembre, antes de que el clima vuelva a ser ventoso y oscuro. En su mayoría, toda la caza se exporta a Japón, según informa la BBC.
Durante el 2023, se mataron 24 ballenas de aleta. Un informe de la Agencia Veterinaria Gubernamental descubrió que las ballenas matadas con arpones tardaban hasta dos horas en morir, por lo cual se introdujeron nuevas regulaciones que limitan la caza. Entre ellas por ejemplo, la caza debe realizarse a la luz del día, no se permitirá el uso de electricidad y todas las personas implicadas deben estar debidamente formadas y utilizar el equipo y los métodos adecuados, de acuerdo.
Si bien en 1982 la Comisión Ballenera Internacional (CBI) firmó una moratoria para detener la caza de ballenas, Islandia, Japón y Noruega continúan con esta práctica debido a resquicios legales del documento, explicaron expertos a la agencia EFE. De esta manera, Islandia es el segundo país, después de Japón, en permitir la reanudación de la caza de ballenas de aleta este año.
La ministra de Alimentación, Pesca y Agricultura de Islandia, Bjarkey Olsen Gunnarsdóttir, dijo al otorgar el permiso que su decisión no necesariamente coincidía con sus opiniones o las de su partido, el Movimiento de Izquierda-Verde. "Sin embargo, tengo que respetar las leyes y reglamentos y esta es mi conclusión ahora", afirmó a través de un comunicado.
"Las ballenas tienen que ser protegidas de manera permanente, evitando los 'resquicios' en el compromiso de moratoria, pues la decisión de Islandia solo retrasa el fin de una industria que ya está moribunda", afirmó a El Mundo Celia Ojeda, responsable de biodiversidad de Greenpeace. "El paso lógico es cerrar de una vez por todas una industria innecesaria y obsoleta, que no produce apenas ganancias, cuando sí lo hacen los avistamientos turísticos de cetáceos, que generan hasta 2.000 millones de dólares anuales en 119 países diferentes", comentó en otra entrevista al mismo medio.
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