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¡Buenos días! Hoy vamos a reflexionar sobre individuos con una enorme sensibilidad, que siempre están atentos a los demás y que buscan, de distintas formas, cambiar la realidad para bien. Y de una organización, Ashoka, que los busca, genera redes y potencia sus proyectos.
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Hay una organización que registra que, en el mundo en el que vivimos, cada 2 millones de personas hay un emprendedor o una emprendedora social. Se trata de una figura que al igual que los emprendedores de negocios busca innovar, pero lo hace con el foco en transformar la realidad, a mejorarla, a cambiar el mundo para bien.
Es una tremenda alegría de que en nuestro mundo hay quienes piensan, 7x24, en cómo mejorar el mundo. Y cambiar, especialmente, la realidad de quienes están más desprotegidos. Estos emprendedores sociales ponen su mirada en lugares menos visibles: en quienes tienen alguna discapacidad, están desocupados, o necesitan ser incluidos, en los postergados, en los pacientes, en el ambiente, los animales, las plantas… Hay una sensibilidad en estos 4.000 que son en el mundo emprendedores sociales. Hay una mirada particular en ellos.
Tienen características en común, pero otras no (y esta diversidad es rica y necesaria). Todos coinciden en que el mundo necesita ternura, sensibilidad y abrazos. También comparten una mirada muy profunda de la realidad. Incluso en tiempos de ocio, sus diálogos son poco superficiales. Una tercera característica en común que tienen es que son personas muy sensibles, con la capacidad de detectar necesidades. Y esta sensibilidad juega a favor, porque hace que se acerquen a los desprotegidos, a las personas más marginadas. Pero a la vez, ser sensibles al dolor es algo que duele, claro.
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Quien reúne a todas estas personas es una organización de nombre hindú: Ashoka. Ashoka fue una suerte de jerarca en la India durante los primeros años de la era cristiana. Y se caracterizó por promover grandes cambios sociales. Quizás fue una de las personas que, en la historia de la humanidad, más se preocupó por transformaciones sociales.
Por otra parte, Ashoka, en sáncrito, significa “sin dolor” o “sin tristeza”. Esta ausencia de tristeza implica alegría. Eso es toda una señal: saber que de cada 2 millones de personas del mundo se ha encontrado a alguna que busca generar cambios para el bien es un verdadero motivo de fiesta.
Pareciera que no es fácil encontrar a estas personas. Quizás porque están muy ensimismadas en sus cosas. Y porque la humildad es una gran característica de los innovadores sociales. La humildad de hablar con un presidente o el CEO de una compañía internacional pero igualmente estar en un barrio vulnerable o al lado de un paciente una madrugada.
Por otra parte, la selección que hace Ashoka, una organización global con sede en Estados Unidos, pone mucho énfasis en la ética. Porque hay una ética en todo lo que piensan y hacen los innovadores sociales. Creemos los optimistas que la sociedad evoluciona para el bien. Hay pruebas de ello: que exista una red que nuclea a personas, con un espíritu tan humano, que piensan todo el tiempo en las necesidades de los demás.
Pan American Energy busca ser un promotor activo en el desarrollo de las comunidades en las que opera. Por ello, lleva a cabo acciones de triple impacto para crear valor económico, social y ambiental a través de la articulación público-privada. Su trabajo en Sustentabilidad se basa en cuatro ejes estratégicos: educación y cultura, salud y deporte, desarrollo local y ambiente. En el último año, con sus más de 100 programas, la compañía alcanzó a más de 300.000 personas.
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Cinco preguntas a María Mérola, Directora Ejecutiva de Ashoka Cono Sur [Por David Flier]
—¿Cuáles son las características comunes que perciben en emprendedores y emprendedoras sociales?
—Vemos a las y los emprendedores sociales que acompañamos en Ashoka como agentes de cambio. Son personas que tienen la capacidad de tomar una problemática social y transformarla desde su raíz, con innovación y mirada sistémica, buscando cambiar las reglas de juego en su campo. En algún momento de su vida, sucedió algo por lo cual empatizaron profundamente con un problema social y eso las llevó a emprender. Son personas que encuentran maneras innovadoras de solucionar, al menos, una parte de un problema enorme trabajando con diversas capas y actores de ese ecosistema, hallando una variedad enorme de recursos para lograr hacer realidad su visión de cambio social, y siempre buscando involucrar de manera activa a otras personas en el proceso.
—¿Qué diferencias tienen entre sí?
—Las y los emprendedores sociales de Ashoka son un laboratorio increíble de nuevos abordajes a problemáticas muy importantes, que después pueden escalar en nuevas políticas públicas, nuevas reglas de mercado y/o formas de organización social. En esas formas diferentes de mirar el mundo reside una riqueza impresionante, ya que estudiando estas ideas nuevas es posible anticipar oportunidades, instalar nuevos conceptos, y utilizar la innovación para generar soluciones y abrir mercados.
—¿Cuáles son los pilares del trabajo que hacen en Ashoka con emprendedores y emprendedoras sociales?
—En Ashoka potenciamos personas e ideas que transforman realidades. Lo hacemos activando nuestras redes y creando espacios para potenciar a las y los emprendedores sociales que encuentran formas innovadoras de solucionar problemas. Aprendemos de ellos, destilamos esos aprendizajes y los devolvemos al mundo para inspirar a que todas las personas sumen su energía y sus ideas para impulsar los cambios que tan urgentemente necesitamos como sociedad. Acompañamos a las y los emprendedores sociales en el camino para establecer su liderazgo y así actuar como facilitadores conscientes de otros agentes de cambio. Por eso nuestra visión es la de un mundo donde todas las personas sean agentes de cambio.
—¿Cuál es el valor de trabajar en red?
—Hoy, desde Ashoka Cono Sur acompañamos a casi 90 emprendedores sociales de Argentina, Uruguay y Paraguay que son parte de una red global de 4.000 emprendedores sociales. Son expertos y expertas en comprender a la sociedad, y están a la vanguardia cuando se trata de detectar oportunidades de manera temprana. Nuestra trayectoria de más de 40 años como pioneros del emprendimiento social nos ha llevado a entender que no sólo se trata de trabajar con algunos emprendedores sociales disruptivos. En un contexto de cambio constante, necesitamos actuar en red y conectar a las personas para que pongan en práctica su capacidad de ser agentes de cambio.
—¿Qué aprendiste en los nueve años que llevás en Ashoka?
—Por supuesto que en este tiempo tuve roles muy diversos, y ese fue mi primer gran aprendizaje: pude conocer y desarrollar partes de mí que ni siquiera yo conocía, e intereses que fueron surgiendo en el camino y me pude permitir explorar gracias a ser parte de una organización global y bastante flexible. Por otro lado, creo que un gran aprendizaje de este período tiene que ver con entender el poder que tenemos las personas (todas las personas, aunque por supuesto hay contextos que facilitan y otros que dificultan estos procesos) de ponernos objetivos ambiciosos y lograr cosas enormes, que ni siquiera nos atrevemos a imaginar. Las personas que se dan ese permiso a sí mismas de pensarse como transformadores logran cosas enormes, y ni que hablar si esas transformaciones tienen que ver con dejar un mundo mejor del que encontramos. Creo que necesitamos mucho de esto en este momento de nuestro país y del mundo, y que la educación es un espacio clave para contagiar esta manera fascinante de ver el mundo.
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Ashoka se define como “una organización con la visión de un mundo de agentes de cambio” y como “una red que se nutre de empatía, propósito y liderazgos de todo tipo”. Siempre están en búsqueda de emprendedores sociales: acá podés postularte o nominar a algún emprendedor o emprendedora que conozcas.
Por otra parte, en esta página podés encontrar a casi 100 emprendedores sociales de Argentina, Paraguay o Uruguay, de entre los 4.000 que Ashoka nuclea en el mundo.
Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mandamos un gran abrazo.
Juan y David
