En Las fotos, una colección de crónicas y relatos sobre fotografías, Inés Ulanovsky consigue plasmar toda su sensibilidad de fotógrafa (ayer profesional, hoy aficionada) y construir historias alrededor de imágenes. El libro fue una de las sensaciones indie de esta temporada.
—¿Una imagen vale más que mil palabras?
—No creo mucho en esa idea. Habría que ver de qué imagen y de qué mil palabras hablamos, pero me parece que no. El vínculo entre la fotografía y la escritura data desde los primeros intentos por lograr aquello que parecía imposible: imprimir una imagen en un papel. En esas primeras pruebas Joseph Nicéphore Niépce necesita de las palabras para explicar lo que la técnica todavía no logra: una imagen clara. Por eso pensaría en la idea de sumar más que en la de tener que elegir uno u otro lenguaje.
—¿Qué es, qué significa, qué valor tiene hoy una foto en papel?
—Creo que es un objeto de enorme valor y que lamentablemente tiende a desaparecer. Personalmente siento devoción por las fotos de papel desde siempre. Me interesa la materialidad, las marcas que les deja el paso del tiempo y la historia de ese objeto-foto. La foto impresa en papel era un acontecimiento. Eso no ocurre con una foto digital que ya es una extensión de nuestros cerebros.
—¿Qué fue lo mejor que leíste últimamente?
—Estoy leyendo poco, el confinamiento me tiene desconcentrada pero lo mejor que leí estos meses es Los suicidas del fin del mundo, de Leila Guerriero, que lo tenía pendiente y Desierto sonoro, de Valeria Luiselli. Dos maravillas.
Este contenido fue publicado originalmente en la newsletter Sie7e Párrafos. Podés suscribirte en este link.
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