La provincia de Córdoba está sufriendo graves incendios desde el lunes, cuando las primeras llamas afectaron la zona que conecta Villa Carlos Paz con Cabalango y Tala Huasi. Los bomberos trabajaron toda la noche para contener el fuego, pero todavía hay focos activos y otros que se reinician.
Si bien el cambio climático no produce de manera directa un incendio, sí incide en variables que hacen que las llamas se vuelvan más incontrolables. Una sequía intensa y prolongada como la que viene afectando a la provincia, sumada a la falta de lluvias y temperaturas cada vez mayores, hacen que el fuego se propague con más facilidad.
Ayer, en esa misma zona, la temperatura alcanzó los 35 grados y las ráfagas de viento llegaron por momentos a 70 kilómetros por hora. A lo largo del día, las llamas alcanzaron incluso algunas viviendas y decenas de familias tuvieron que ser evacuadas, aunque aún no está relevado el número de casas y vecinos afectados.
Según los datos del Ministerio de Seguridad de Córdoba, el principal incendio se ubica ahora en el Valle de Punilla y abarca a las localidades de Cabalango, Cuesta Blanca, Icho Cruz, Mayú Sumaj, Playa de Oro, San Antonio de Arredondo, Tala Huasi y Villa Carlos Paz. En San Clemente y La Argentina se reiniciaron las llamas, mientras que en Barranca Yaco, Sinsacate, Sierras Chicas, La Trinchera, Potrero de Garay y Copina lograron ser contenidas.
En sus recorridas por el lugar, el gobernador Juan Schiaretti expresó que el Estado provincial va a reponer las pérdidas que hayan sufrido los vecinos. Las personas evacuadas fueron llevadas a Centros Comunitarios Asistenciales de Emergencia que abrió la Municipalidad de Villa Carlos Paz en el Polideportivo Distrito Oeste y el Polideportivo Sur.
En cuanto al inicio de los incendios, se apunta a un hombre de 27 años que está detenido y al que la fiscal Jorgelina Gómez imputó por el delito de incendio doloso. Según trascendió, el acusado declaró que quiso preparar un café en una fogata y perdió el control de las llamas por el viento. El delito prevé una pena de 3 a 10 años de prisión.
Además de las pérdidas materiales que sufren los vecinos, y de los riesgos de vida que acarrea un incendio, una catástrofe de estas magnitudes puede afectar al suelo de un modo irreparable. Después de las llamas no es posible replantar inmediatamente la zona: el suelo prácticamente se esteriliza.
Una tierra fértil tiene una espesura de 25 centímetros y cada uno de esos centímetros puede haber tardado hasta 500 años en formarse. Si se descuida la tierra tras un incendio como este, la zona puede quedar erosionada en apenas semanas. Por eso es importante que tras estos incendios se trabaje no solo en recuperar las viviendas completas de todas las familias afectadas, sino también las tierras de las que viven.