Iluminación LED y la eficiencia de triple impacto: energético, ambiental y económico- RED/ACCIÓN

Iluminación LED y la eficiencia de triple impacto: energético, ambiental y económico

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

El anuncio de que el alumbrado público de la ciudad de Buenos Aires tiene 100% luces LED nos invita a conversar sobre iluminación. Además, las mujeres son protagonistas en una edición con múltiples temas: desde glifosato hasta plásticos.

Iluminación LED y la eficiencia de triple impacto: energético, ambiental y económico

Ilustración: Pablo Domrose

Después de una edición especial dedicada al Día Mundial del Medioambiente y su temática -la contaminación del aire-, volvemos a reflexionar sobre la diversidad de realidades que han ocupado la agenda ambiental durante esta semana. En el tema central retomamos la cuestión de la energía a partir de un elemento presente y fundamental en nuestro día a día: la luz ?

1. A encender la luz… cuidando al planeta

En un cuartel de bomberos de Livermore, California (Estados Unidos) hay una bombilla encendida desde 1901. Más de 110 años y su vida útil se mantiene intacta. Más allá del Récord Guinness, las celebraciones por su centenario y hasta la webcam que permite verla en tiempo real, hay algo más detrás.

¿Cómo es posible que en 1911 una bombilla tuviera una duración certificada de 2.500 horas y cien años después su vida útil se ve reducida a la mitad? Este es uno de los interrogantes que plantea el documental español “Comprar, Tirar, Comprar” y lo que allí revela es claro: la obsolescencia programada; fabricar productos para que duren poco por la mera lógica del mercado de vender, vender y vender, sin importar el costo ambiental de esa operación.

Mi abuela decía que no había que tirar las cosas porque todo vuelve a ponerse de moda y quizás su recomendación aplicaría para el caso en cuanto a tendencias. Luego de años y años de usar bombillas que consumían gran cantidad de energía y duraban poco, parece que volvimos a aquellas ideas originarias del 1900. ¿Creatividad, obviedad, modelo de negocio, racionalidad? Elige el argumento que más te guste, lo cierto es que la tecnología LED en iluminación recupera mucho de aquella bombilla que sigue encendida y la supera bajo un concepto: el de eficiencia.

Lighting Emitting Diode (“diodo emisor de luz”, en su traducción al español) o LED como siglas, es una tecnología de iluminación que se destacada por su ahorro en el consumo de energía y su extensa vida útil. De hecho, una LED puede consumir hasta un 80% menos que una lámpara halógena y puede durar hasta 50.000 horas o más. Para Diego Musolino, ingeniero especializado en renovables y co-fundador de Energizar, “el ahorro energético es el aporte más valioso de la tecnología LED a partir del cual se desprenden otros beneficios”.

Por ejemplo, se traslada a un impacto positivo en el ambiente, considerando que el actual sistema de producción de energía se basa en la explotación de combustibles fósiles -como el petróleo, el carbón o el gas- y, por lo tanto, contribuye a reducir las emisiones de gases contaminantes. Además, no contiene mercurio ni otros productos tóxicos como las otras versiones de bombillas.

El ahorro se traslada también a un beneficio económico que sigue la lógica de la sustentabilidad: invertir más hoy en una bombilla LED que me durará más tiempo, consumiendo menos energía y, por lo tanto, ahorrando dinero al largo plazo. Entre otras de sus ventajas se encuentran: poca emisión de calor, y generación de luz nítida y brillante.

¿Por qué hoy elegí este tema para iniciar la newsletter? Durante esta semana, se dio a conocer que la red de alumbrado público de la ciudad de Buenos Aires cuenta en un 100% con iluminación LED. Un desarrollo iniciado en 2013 que hoy la ubica como la primera ciudad latinoamericana en alcanzarlo. Una iniciativa que busca servir de ejemplo para replicarse en otras ciudades del país así como en el consumo diario de empresas, entidades públicos y hogares particulares. Cabe recordar que a partir de diciembre de este año ya no se podrán importar ni vender lámparas halógenas en Argentina, como una medida que busca promover la transición hacia la iluminación LED.

2. Ana Zabaloy: el adiós a la maestra de una escuela fumigada

Mientras el domingo las redes sociales se llenaban de posteos vinculados a la entrega de los premios Martín Fierro, un nombre comenzó a repetirse entre los tweets de mis contactos. No correspondía a una persona nominada. No era actriz ni periodista. Era maestra rural y su lucha merecía todos los reconocimientos por sobre cualquier premio. Era Ana Zabaloy y había fallecido.

“Somos testigos obligados del costo humano del actual sistema productivo. Vimos a nuestros alumnos sufrir los efectos de las fumigaciones en la salud, así como si la Constitución Nacional y los derechos del niño ni la mismísima ley de educación nacional no fueron aplicables a los niños de las zonas rurales ni a sus familias, todos rociados con venenos por aire y tierra”, había testimoniado Ana en la Revista Crítica.

Ex directora de la escuela rural número 11 de San Antonio de Areco, fue una de las voces en contra del uso de agrotóxicos en la provincia de Buenos Aires, o más bien, una de las voces en favor del cuidado del ambiente y de la salud humana. Falleció sufriendo en su cuerpo los efectos de aquellos productos tóxicos (como el herbicida 2,4D) con los que se fumigaba el establecimiento educativo en el que trabajaba, incluso cuando había docentes y alumnos en plena clase.

Patricio Eleisegui, periodista y autor de “AgroTóxico y “Envenenados”, la despidió con estas palabras: “Peleó del lado y a favor de la vida hasta que decidió volverse eterna”.

Para conocer más sobre su historia, podés leer este artículo publicado en Página 12. La carta que Ana había redactado para Revista Crítica comenzaba en su título con la misma frase con la concluía: “Paren de enfermarnos. Paren de matarnos”.  

La muerte de Ana reabre muchos de los interrogantes que se vienen planteando desde las organizaciones ambientalistas y comunidades sobre el impacto negativo de este tipo de productos. Por ello, me gustaría saber: ¿qué son para vos los agrotóxicos? ¿Qué escuchaste hablar sobre ellos? ¿Qué mirada tenés acerca de ellos? ¿Crees que afectan tu vida cotidiana?

3. S.O.S. plantas: una extinción que se acelera  

Hace un mes nos sorprendíamos con la realidad de que un millón de especies de animales y plantas se encuentran en peligro de extinción. Ahora, un estudio arrojó nuevas cifras centradas en el estado actual de las plantas y -¡spoiler alert!- los resultados no son para nada buenos. Sólo por mencionar dos datos: 571 especies de plantas han desaparecido de la naturaleza en los últimos 250 años; esta extinción se acelera produciéndose hasta 500 veces más rápido que la tasa tradicional sin la intervención de… nosotros, los seres humanos. Para comprender (y sorprenderse) aún más con estas cifras: no estamos hablando de unidades de plantas, sino de especies de plantas; de toda una pérdida altamente valiosa de biodiversidad.

Las causas de esta extinción se encontrarían en distintas actividades humanas que contribuyen a la pérdida de su hábitat, como el avance de la frontera agrícola, la deforestación y la tala masiva. ¿Por qué debiera esto impulsarnos a la acción en pos de su conservación? Las plantas cumplen un rol fundamental: sustentan la vida en la tierra, proporcionan oxígeno y alimentos, son la columna vertebral de los ecosistemas. Si ellas están en problemas, nosotros también.

La investigación fue publicada el lunes en la revista científica Nature Ecology & Evolution. Algo que me pareció muy cierto en palabras del informe: “La mayoría de las personas puede nombrar un mamífero o ave que se ha extinguido en los últimos siglos, pero pocas pueden nombrar una planta extinta”. Estoy segura que la siguiente protagonista sería una excepción.

Sandra Díaz / Foto: Gentileza CONICET

4. Una científica argentina premiada: el poder de las plantas y la acción ante el cambio climático

Sandra Díaz se dedica a la biología de las plantas, y al rol que éstas pueden cumplir en la lucha frente al cambio climático y la defensa de la diversidad biológica. Por esta labor recibió la semana pasada el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Oriunda de la ciudad cordobesa de Bell Ville, la bióloga, científica del CONICET y profesora de la Universidad Nacional de Córdoba fue reconocida junto a la norteamericana Joanne Chory por “su lucha contra el cambio climático a través de las plantas”.

¿Es la primera vez que Sandra aparece en SUSTENTABLES? No. Tuvimos la oportunidad de contar con su testimonio hace un mes cuando co-lideró el informe de IPBES sobre el estado de deterioro de la naturaleza. Allí nos advertía: “Si no hay un cambio, las próximas décadas pintan muy mal. La trama de la vida no es un lujo. Sin trama de la vida saludable, más o menos estable; no hay un futuro para nosotros”.

Luego del reconocimiento internacional, el colega Pablo Esteban dialogó con ella en un artículo que publicó Página 12 y que recomiendo leer. Una de sus frases que creo deja huella: “Es muy importante que el premio de este año se haya centrado en dos tipos de investigaciones muy distintas, pero convergentes en cuanto a la importancia de la trama de la vida sobre la Tierra”.

5. Cortito y al pie: ¡Estamos ingiriendo microplásticos!

“Microplásticos: el impacto invisible de nuestro consumo”, así titulaba la newsletter a inicios de mayo. Hoy podría usar las mismas palabras, pero en distinto orden para referirme a lo que ya anticipamos como inevitable: “Microplásticos, el consumo invisible de nuestro impacto”. Un informe publicado en la revista científica Environmental Science and Technology estima que anualmente consumimos entre 39.000 y 52.000 partículas de microplásticos. La cifra se incrementa si además se considera la inhalación de microplásticos (porque claro esas partículas tan diminutas pueden ser también levantadas y sopladas por el viento): de 74.000 a 121.000.

El estudio se centró en la dieta estadounidense, a partir de la cual se evaluó el número de partículas plásticas en los alimentos de consumo habitual en relación con su ingesta diaria recomendada. Además, se exploró cómo la fuente de agua potable puede incidir en dicho consumo. Aún se desconocen los efectos que una cantidad de microplásticos podría tener en nuestro organismo.

Más allá de las variaciones que pueda haber, me pareció interesante el dato que ingieren más microplásticos las personas que consumen agua embotellada, que aquellas que lo hacen a través de la canilla. Va entonces lo que creo se convirtió en un recordatorio semanal de SUSTENTABLES: rechaza los descartables, elige alternativas reutilizables y gestiona correctamente los residuos.

Hablando de plásticos, una buena noticia muy breve: Canadá anunció que prohibirá los plásticos de un sólo uso para 2021. Se evaluará qué productos incluir en la prohibición, como botellas, bolsas y sorbetes. La aplicación de la medida hará responsables a las empresas de sus desechos plásticos.

6. De maga en Harry Potter a embajadora de Greenpeace

Van 31 newsletters y creo que nunca lo conté, pero sí, soy fanática de Harry Potter. Entre la nostalgia de ya no contar con libros ni películas, sigo los trabajos de algunos de sus protagonistas y así descubrí que la maravillosa Bonnie Wright o “Ginny Weasley” (una de las hermanas del clan Weasley y la enamorada de Harry) tiene la misma pasión que nosotros por cuidar los océanos y luchar contra el uso de y la contaminación por plásticos.

Esta semana anunció contenta que será embajadora de Océanos de Greenpeace Internacional. Rol a través del cual “buscará que se implemente un tratado global para proteger a los océanos”. Hace unos meses, lanzó una línea de ropa de baño elaborada con plástico reciclado. Una malla, por ejemplo, está hecha con 11 botellas plásticas. Te recomiendo seguir sus pasos en su cuenta de Instagram @thisisbwright donde ella misma describe en su presentación: “hago películas y hablo sobre plásticos, mucho”.

7. Ser sustentables: e iluminar con mayor eficiencia

Conversando con Diego sobre cómo aplicar la iluminación LED a nuestra vida cotidiana en el hogar u oficina surgieron algunos tips que pueden parecer “demasiado obvios” aunque a veces la obviedad no lo es tanto, así que aquí van:

  • reemplazar las lámparas tradicionales por LED; a estar atentos que suele haber ofertas en tiendas y supermercados,
  • aprovechar y priorizar siempre la luz natural,
  • encender las luces sólo cuando es necesario,
  • usar cantidad de iluminación acorde al espacio; por ejemplo: si vas a leer un libro quizás conviene una lámpara más focalizada y no la general de todo el ambiente,
  • optar por luces con sensores de movimiento para exterior.

Siempre que termino de escribir la newsletter, la dejo unos minutos y luego la vuelvo a leer. Y esta vez, al hacerlo, recordé una entrevista radial que tuve la semana pasada en el marco del Día del Periodista. Allí me preguntaron cuál era el mayor desafío como especializada en temas de ambiente y cambio climático. Mi respuesta fue tan clara como compleja: el informar sin ser apocalípticos, el hablar de los problemas, pero aportando a las soluciones. Tenemos una difícil tarea al mostrar realidades tan tristes como la muerte de Ana o la preocupante evidencia que estamos ingiriendo microplásticos.

Pero en todos y cada uno de los problemas que aquí se presentan estamos nosotros, seres humanos, como responsables de sus causas y también de la posibilidad (y obligación) de acción para la solución.

Me inspira ver que sean las mujeres las protagonistas desde distintos ámbitos en esta lucha. Y por ello hoy cierro con esta imagen, en un atardecer de 2018 en Bonn (Alemania) luego del estrés de cubrir las negociaciones climáticas con mi colega y amiga Lina, que asume el desafío diario de poner al cambio climático en la agenda de su país, Sudán, involucrando a sus pares: los jóvenes.

Un saludo y hasta el próximo miércoles,

Tais

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Información para actuar y cuidar al planeta. Todos los miércoles, por Tais Gadea Lara.

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