Tanto si enseñamos de manera presencial como si enseñamos a distancia, tanto para el trabajo directo con el alumnado en el aula como para reuniones o para la gestión del día a día, existen algunas herramientas y plataformas que se nos suelen venir a la cabeza con facilidad. Entre ellas Google Classroom o las aulas virtuales desarrolladas específicamente por consejerías de educación de cada comunidad autónoma o centro educativo.
Sin embargo, también hemos vivido situaciones en las que fallos generalizados de estas plataformas dejan al profesorado huérfano durante algunas horas, con la necesidad de recurrir a otras soluciones para salir al paso.
Cuando hablamos de estos grandes servicios educativos, bien sean los propios de una comunidad autónoma o los pertenecientes a determinadas empresas, en caso de fallo temporal del sistema puede resultar muy positivo y conveniente contar con otras opciones para poder seguir adelante. Sin olvidarnos de que, obviamente también podemos dar una clase sin tecnología, o más de una.
Sea como sea, cuantas más herramientas conozcamos, más fácil nos será adaptarnos a posibles contratiempos y más preparados y preparadas estaremos. En este caso nos centraremos en herramientas digitales gratuitas (no nos estamos refiriendo al software libre), que no requieran el registro del alumnado y cuya curva de aprendizaje sea básicamente inexistente.
Un imprescindible: Vocaroo
Vocaroo es una sencilla herramienta web de grabación de audio en la que ni el profesorado ni sus estudiantes tendrán que registrarse. Solo hay que ir a la página de Vocaroo y pulsar el botón de grabar. Podemos descargar el audio, incrustarlo en una página o compartir el enlace o código QR, entre otras opciones. Pero eso no es todo: además tenemos la opción de subir audios ya grabados (en la parte superior derecha hay un pequeño espacio en el que se ofrece esa posibilidad). Del mismo modo, antes de guardarnos el audio, podemos escucharlo y decidir si nos gusta o volver a grabarlo.
¿Para qué nos servirá todo esto? Como digo siempre, dependerá de nuestra imaginación, pero el hecho de poder grabarse no es útil únicamente para el profesorado, sino también para el alumnado: podrá enviarnos audios en clases de idiomas, podrá dejarnos dudas en formato audio, podremos enviarle nuestra retroalimentación hablada en vez de escrita, etc. Y todo esto sin necesidad de pesadas descargas.
Trabajando con archivos PDF y con imágenes
Si hablamos de archivos PDF, probablemente a todos se nos venga a la cabeza la página ILovePDF, un espacio referente, gratuito y sin registro, al que se suele recurrir para trabajar o transformar nuestros archivos. Menos gente conoce a su hermana gemela ILoveIMG, muy parecida pero, en este caso, muy práctica para trabajar con imágenes. Por la facilidad de uso de estas dos páginas, son muy recomendables para profesorado y alumnado.
Cuando nos referimos a imágenes, existen otras herramientas gratuitas que resultan de gran utilidad para nuestro día a día, para eliminar fondos, para difuminar o para borrar objetos concretos, entre otras muchas opciones.
Un aspecto a tener en cuenta al trabajar con este tipo de herramientas es que no salen exactamente gratis, en el sentido de que, aunque no paguemos, los documentos o imágenes que subamos pueden ser utilizadas por terceros. Para determinados procesos, recomendamos usar herramientas offline o trabajar en local.
Para una colaboración esporádica
Si queremos que el alumnado colabore de un modo rápido durante una sesión (no estamos pensando en proyectos a medio o largo plazo, sino en una colaboración esporádica en el aula), existen dos herramientas poco conocidas: Slices by wbrain y Fastboard.io.
La primera es un mural colaborativo al que podemos darle muchas formas. Se le pueden cambiar los colores e incluso añadir un temporizador. Por su parte, Fastboard.io es una pizarra colaborativa que permite subir imágenes, documentos PDF y descargar el resultado. El nivel de dificultad de ambas es mínimo, solo hay que entrar, sin necesidad de registro, y ponerse a usarlas. Podrá hacerlo sin conocimiento previo tanto el profesorado como el alumnado.
Estas dos herramientas han sido destacadas por estudiantes de una universidad online, en un reciente estudio, por su facilidad de uso y por sus posibilidades para la colaboración. Por supuesto hay muchas más herramientas gratuitas por descubrir, pero eso ya lo dejaremos para otro artículo.
Buscando el término medio
La investigación ha señalado posibles efectos negativos del empleo de herramientas digitales, como puede ser la excesiva competitividad de algunos recursos de corte lúdico. Sin embargo, esas mismas herramientas también destacan, en ese mismo estudio, por su elevado componente motivacional. De esta doble vertiente, positiva y negativa, podemos extraer que no dependerá de la herramienta en sí misma, sino del empleo que hagamos de ella: ¿debemos usar siempre herramientas como Kahoot o Quizizz con una finalidad competitiva?
Conocer las herramientas es fundamental. Muchas de ellas presentan más opciones que las que solemos emplear. Además, podemos buscar otros modos de usarlas en el aula. Por ejemplo, jugando en grupos, en vez de hacerlo individualmente. De este modo, contribuiremos a disminuir la ansiedad que puede ir asociada a esa competición, entre muchas otras posibilidades.
En definitiva, lo que siempre debemos tomar en consideración es que las herramientas no son un fin en sí mismo, sino un medio, un recurso más que deberá complementar nuestra tarea. El uso que se haga de ellas dependerá de que seamos capaces de encontrar el equilibrio preciso y adecuado.
Ingrid Mosquera Gende, Profesora Titular de Universidad. IP del Grupo de investigación TEKINDI, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.