Una de las tantas iniciativas de cajas solidarias que se distribuyen a fin de año es NaviDar, que acaba de lanzar su 12ª campaña. “Se acerca Navidad: ‘Noche de paz, noche de amor’. Pero ¿cómo buscar paz y amor si ni siquiera hay familias que llegan a fin de mes?”, se preguntan en su cuenta de Instagram. Ahí podés encontrar consejos sobre cómo armar las cajas, que ellos reciben hasta el 20 de diciembre para luego entregar a familias que lo necesiten en distintos puntos del Área Metropolitana de Buenos Aires.
Eduardo Asan es uno de los integrantes de NaviDar. En esta breve entrevista cuenta su experiencia sobre la tarea que llevan adelante
—¿Cómo nació la iniciativa y quiénes están detrás?
—La iniciativa nació de charlar con amigos y amigas buscando alguna actividad solidaria. Venimos de un colegio parroquial donde participamos mucho en lo social. Con Nela, mi amiga desde los 5 años, nos anotamos en la cátedra solidaria de Red Solidaria, y luego empezamos a darle forma a NaviDar. Desde el 2012 hasta hoy seguimos realizando la campaña de cajas, y otras durante el año. Nos acompañan Agus, marido de Nela, y Euge, mi esposa. Año tras años amigos y amigas se sumaron en la organización y entrega de cajas. Algunos/as de ellos son: Leti, Marisol, Jes, Pablo, Lucas, Claudio, Lauti, Ariel, Ceci, Fabri y tantos más.
—¿Cuál es tu rol en NaviDar?
—Abarca varias cosas. Respondiendo mensajes en las distintas redes, hablar con los comedores/merenderos para organizar entregas. Coordinar un poco la logística de a qué destinos vamos a entregar las cajas. Pero no estoy solo en todo esto, siempre recibo ayuda de Nela, Euge, y Agus, junto a muchos otros amigos.
—¿Qué aprendiste en este tiempo de armar cajas solidarias?
—En este tiempo aprendí lo solidaria que es la gente, cómo se organiza y con esfuerzo, dedicación y amor preparan la caja para una familia que no conocen. Aprendí también que aquellas familias que las reciben son muy agradecidas y se emocionan con todo lo que encuentran en las cajas
—¿Qué respuesta recordás especialmente haber recibido al entregar una caja?
—En una entrega en un comedor de El Pato, la encargada me pide si le puedo llevar una caja a una abuelita. Fuimos a la casa, y la abuelita se sorprendió al recibirla. Se emocionó, y nos emocionó a todos y a todas con sus palabras de agradecimiento. Sentarme al lado de ella y escuchar su amor en cada palabra fue una de las entregas más lindas que viví.
—¿Qué experiencia de alguien que armó una caja te llamó la atención?
—¡Hay tantas historias atrás de cada caja! Por ejemplo, las cajas decoradas íntegramente por dibujos de los niños de la familia dedicadas especialmente a quien la vaya a recibir. Quienes se sacan fotos armando las cajas, y al compartirlas se le suman amigos y familia. Pero especialmente aquellas cajas que están armadas con MUCHO esfuerzo, entendiendo que alguien (casi como ellos) precisan de ayuda y un mimo en ese momento del año… Además, me llama la atención aquellas familias con hijos e hijas que vienen armando las cajas año tras año. Y como pedimos fotos en el armado de cajas, veo cómo crecen y esperan la campaña y siguen participando en familia.
—Da la sensación de que la solidaridad aflora en ciertos momentos. Uno de ellos son las fiestas de fin de año. ¿Por qué creés que ocurre esto?
—Entendemos que para muchos, fin de año y las fiestas son momentos de balances personales, de reencuentro con amigos y familia, lo que nos lleva a pensar en otras familias que quizás no tienen nada para compartir en las fiestas. Esto nos motiva a que la campaña de Navidad sea la más grande para nosotros… deseamos que todas las familias puedan celebrar las fiestas sin preocupación de que falte algo en la mesa para compartir, aunque sea por esa semana.
La Navidad es una fiesta que no solo llama a la reunión y celebración, sino también las ganas de dar, agradecer. A todos nos gustaría recibir un regalo, especialmente como agradecimiento o merecimiento de todo lo bueno que hemos hecho en el año. Seamos creyentes o no, Navidad tiene ese clima de familia y paz; y culturalmente estamos acostumbrados a una mesa llena de cosas ricas. Si nos imaginamos una mesa vacía, se nos aprieta el corazón, y se activan esas ganas de hacer algo, generar un cambio. No hay que dejar pasar ese momento. ¡Activemos! ¡Seamos comunidad y ayudemos!
Esta entrevista fue publicada originalmente en la newsletter OXÍGENO. Podés suscribirte acá.