¡Buenas tardes! La guerra en Europa del Este arroja escenas tristes, muy tristes. Pero, incluso a 12.800 kilómetros de distancia, podemos acompañar a las víctimas y sacarles una sonrisa.
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Hay situaciones absurdas. Que parecen sacadas de contexto. Y lo que pasa en Ucrania en estos días, todo el dolor que vive la comunidad de aquel país, es una expresión paradigmática de esto.
En este contexto tan trágico, en medio de todo el sufrimiento, tenemos un amigo argentino en Ucrania (el periodista Joaquín Sánchez Mariño). Hace algunos días estuvo en una estación de subte de Kiev, uno de los más profundos del mundo: está preparado para bombardeos, para guerras. Allí conversó con una joven madre y sus dos hijas, entre cinco y ocho años, refugiadas en el lugar. Les preguntó si les había hablado de la guerra a sus hijitas. “Obvio. La guerra no se la puedo ocultar. Está acá, es evidente”, respondió la mamá.
Él volvió a bajar al subte de Kiev y volvió a verlas. Y fue conociendo también a otras familias, quienes se refugian allí mientras padecen horror y miedo. En cada encuentro con cada una de esas personas, les lleva chocolates. Y, mientras transcurren los días del conflicto, va descubriendo otras muchas necesidades.
Estamos enviándole ayuda a nuestro amigo para que compre más y más chocolates. Él va a intentar encontrarse con más chicas y chicos y con más familias. En esta estación de subte o en otra. En Kiev o en otra ciudad. En otros sitios de protección, en otros refugios.
Enviar chocolates a 12.800 kilómetros parece absurdo. Pero más absurdo es que niñas y familias estén allí abajo, refugiadas para evitar la muerte. Más absurda es la guerra.
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Hace un par de semanas reflexionábamos sobre cierta impotencia que sentimos al querer ayudar a la distancia cuando ocurre una tragedia. Acá, la distancia es grande, pero podemos abrazar desde donde estamos, al menos con un gesto mínimo. Seguimos enviando chocolates a familias y niños de Ucrania a través de Joaquín. Un chocolate cuesta 360 chocopesos.
- Si querés sumarte a este abrazo a la distancia, escribinos un mail.
- Y una forma más de ayudar, si estás en Buenos Aires: la Parroquia de San Benito Abad (Villanueva 905, CABA), recibe entre lunes y jueves, de 10 a 13, donaciones a pedido de la Catedral de Ucrania que serán enviadas hacia allí. Reciben mantas, frazadas, ropa térmica, agua potable, vajilla descartable, elementos de primeros auxilios, linternas, pilas y velas. Podés contactarlos por Instagram.
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A propósito de la guerra en Ucrania, quisiera recomendarte dos contenidos publicados recientemente en RED/ACCIÓN.
Uno de ellos es un video (también podés leer la transcripción) que explica a dónde van las personas que se refugian en otros países y qué ayuda reciben. Porque, claro, detrás de una tragedia de estas magnitudes hay muchas víctimas pero también personas y organizaciones que trabajan para ayudarlas. Entrá al contenido y enterate de cómo vos también podés ayudar.
El otro es la última edición de REAPRENDER. En su newsletter sobre educación, Stella Bin presenta recursos para conversar con hijos, hijas y estudiantes sobre el conflicto bélico. Nunca antes la información en una guerra de esta magnitud estuvo tan al alcance, y es ocasión de responder preguntas, atender preocupaciones y reflexionar sobre la importancia de la paz. Podés leer esta edición de REAPRENDER acá.
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Cuatro preguntas a Armando Frezze Durand [Por David Flier]. Armando es amigo de dos gemelos ucranianos, quienes fueron protagonistas de una de sus obras. Ahora, Armando produjo la pieza "Twins for Ukraine", parte de la colección Sacrilegio y Amor. Con ella busca crear conciencia sobre el sufrimiento de los jóvenes que hoy quedaron atrapados en medio de la guerra. Esta obra es subastada durante marzo y lo recaudado va a ser donado a la Fundación Insight Ukraine, que brinda apoyo legal, psicológico y médico a ucranianos de la comunidad LGBTQ+. Podés participar de la subasta acá.
—¿Cómo surgió la iniciativa de ayudar ante lo que ocurre en Ucrania con una subasta?
—La subasta de esta obra NFT para apoyar la comunidad LGBTQ+ en el conflicto humanitario en Ucrania surgió luego de la presentación en Buenos Aires de la obra Sacrilegio y Amor, de la cual participaron dos modelos ucranianos. Allí los conocí. Cuando las noticias de la invasión fueron globales, sentí la necesidad de aportar con lo que hago y amo hacer, y empecé a trabajar en piezas digitales y analógicas que puedan servir para subastar.
— ¿Qué podés decir de la obra que subastás? ¿Cómo se relaciona con el conflicto armado y sus víctimas?
—Esta serie de NFT dialoga entre la fragilidad de la paz y la prepotencia de la guerra afectando a todos por igual pero abatiendo como siempre a la minoría de una forma totalmente devastadora y asimétrica. Así la obra muestra a estos dos hermanos abrazados rodeados de artefactos bélicos a punto o no de ser detonados, donde las esquirlas y las heridas no son solo las que en la carne de los afectados se podrán contar, sino también en todo el daño que quedará en cada uno de los desplazados, los supuestamente afortunados que podrán contar la historia pero que el impacto y el trauma les acompañará absurdamente por el resto de sus vidas.
— ¿Qué análisis hacés de cómo los NFT permiten a los artistas ayudar?
—Creo que los NFT pueden sumar como formato de ayuda a descentralizar los medios de recolección y envío aportes económicos que puedan tener impactos más instantáneos ayudando a las ONG que diariamente trabajan codo a codo interviniendo en estas difíciles realidades. No solo en los países en guerra si no en todos los países donde la orientación sexual está criminalizada.
—¿Creés que se podrían hacer más movidas así para dar una mano a la distancia?
—Creo que todos los aportes que se puedan hacer ayudan, no importa la distancia; pero a partir de la visibilidad y la comunicación hay causas que movilizan mucho y a las se espera que más y más personas se sumen. Al fin y al cabo se trata de eso, de intentar sumar siempre.
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Otra prueba más de que el arte también es una forma de abrazar a la distancia. En este caso, de la mano del muralista argentino Maximiliano Bagnasco. Maximiliano, quien es reconocido por su obra de Diego Maradona en el santuario del club Argentinos Juniors, esta vez abordó la guerra que sucede en Ucrania.
En el barrio de Palermo, en la esquina de Gorriti y Darwin, Maxi pintó un mural titulado “No a la guerra”. En una pared de cinco metros por dos, el artista retrató a una mujer ucraniana, con heridas en el cuerpo, una de las primeras imágenes que circuló en los medios cuando comenzó la invasión rusa. A su lado, en blanco y negro, otra imagen icónica de una guerra: la niña de napalm, en Vietnam, famosa fotografía tomada por Nick Ut en 1972 (galardonada con el premio Pulitzer).
"La noticia del mural corrió por todo el mundo. Y no son cosas que yo busco porque jamás hubiese pensado que iba a tener repercusión mundial. Cuando hago algo así es porque lo siento. Yo no podría estar tranquilo sentado en casa viendo las cosas que pasan, mi manera de hacer algo es salir y pintar. El street art es una manera de protestar y esto es en contra de la guerra", dijo a Télam, Bagnasco.
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Antes de despedirme, otra mínima muestra de luz en medio de un hecho muy triste. Hace algo más de una semana escuchamos acerca de cómo la violencia se apropió de un estadio de fútbol en México: en el duelo entre Querétaro y Atlas hubo disturbios en las tribunas y el campo de juego, y el saldo fue de 17 heridos, algunos graves. Otra escena absurda, como la guerra.
Pero allí, entre los golpes, aparece un gesto conmovedor. El de un niño, Adolfo. Adolfo es hincha de Querétaro y llevaba puesta la camiseta de su equipo. En medio del caos, se encontró con un simpatizante del equipo rival, del Atlas, quien buscaba escapar de unos violentos de Querétaro. Este hombre que huía también tenía puesta la camiseta de su club, lo cual lo convertía en “presa fácil” de los perseguidores. Pero Adolfo tenía la forma de ayudarlo: le dio su camiseta para que se “camuflara” y lograra escapar.
El hombre salió del estadio sano y salvo y luego, a través de las redes sociales, logró contactar a quien llamó su “ángel guardián” y un “héroe”.
Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mando un gran abrazo.
Juan