Airbnb atraviesa un difícil momento: tras años de éxito en todo el mundo, ahora muchos gobiernos locales señalan a la aplicación como la culpable del aumento de los alquileres y la escasez de viviendas. La crisis habitacional en las grandes capitales es cada vez mayor y es por eso que en los últimos meses muchos gobiernos comenzaron a tomar medidas para regular su actividad.
Nueva York fue una de las primeras ciudades turísticas que tomó una fuerte medida en contra de Airbnb en septiembre de este año: prohibió a los propietarios alquilar sus viviendas amuebladas por un período inferior a treinta días. Solo es posible arrendar habitaciones en un tiempo inferior cuando el anfitrión vive en la propiedad. El golpe fue fuerte para el negocio de Airbnb, ya que se trata de uno de sus principales mercados.
Al mes siguiente, en octubre, Florencia (Italia) prohibió la publicación nuevos alquileres a corto plazo en su centro histórico y ofreció exenciones fiscales a los propietarios que acepten volver a los alquileres tradicionales. Ahora, a finales de noviembre, Canadá también se sumó a la movida y anunció una serie de medidas como la limitación de las deducciones fiscales sobre los ingresos generados por el alquiler de alojamientos turísticos.
El problema es tan global que ahora hasta la Unión Europea está discutiendo el tema. En los últimos días, el Consejo y el Parlamento europeo llegaron a un acuerdo provisional para que aplicaciones como Airbnb y Booking sean obligadas a ofrecer más información sobre su actividad en las Administraciones públicas de los países miembros. Las herramientas presentadas pretenden ayudar a luchar contra la oferta ilegal de departamentos turísticos, aunque todavía falta que se apruebe y el reglamento entraría en vigor recién en 24 meses.
En España, el nuevo Gobierno también busca regular la actividad de Airbnb para proporcionar más efectividad a la reciente ley de Vivienda. Y es que en algunas zonas, el costo de alquiler más gastos básicos supera el 30% de los ingresos medios de los hogares y los precios de alquiler y compra de propiedades subieron muy por encima de la inflación.
En Argentina, por supuesto, la situación es todavía más grave. El costo de alquiler y gastos está muy lejos de ser solo el 30% de un sueldo promedio, los precios de los alquileres aumentan año tras año muy por encima de la inflación y ahora, además, la mayoría de las publicaciones están en dólares estadounidenses. Aunque la ley actual prohíbe los alquileres en moneda extranjera, en la práctica esto nunca se reguló y el presidente electo, Javier Milei, ya anunció que la derogará para que se pueda alquilar en cualquier moneda. Los especialista del sector aseguran que que perjudicará aun más a todos los argentinos que no son propietarios.