Las habilidades blandas (también conocidas por su nombre en inglés, soft skills) son aquellas competencias personales y sociales que facilitan las relaciones humanas y permiten a las personas desenvolverse con éxito en cualquier ámbito de la vida, incluido el laboral. Se relacionan con la inteligencia emocional, creatividad, resolución de problemas, adaptabilidad, el pensamiento crítico y liderazgo.
¿Cuál es su importancia para los trabajadores?
En el mercado laboral ganan cada vez más protagonismo y peso, según la plataforma de aprendizaje online Springboard for Business, que publicó recientemente su informe 2024 "State of the Workforce Skills Gap". Allí se encuestó a más de 1.000 profesionales corporativos que trabajan en grandes empresas y el 79 % de los directivos y ejecutivos afirmaron que estas habilidades y competencias interpersonales se vuelven cada vez más importantes. Esto se debe, tal como se explica en el informe, a que la vida útil de las competencias técnicas se limita a cinco años o menos.
Además, más de lo mitad de los encuestados (el 57 %) respondieron que la habilidad que les resulta más relevante en un trabajador es la de "pensamiento estratégico". En este contexto, el pensamiento estratégico implica la "generación y aplicación de ideas y oportunidades destinados a crear una ventaja competitiva para una empresa o una organización".
¿A qué se debe su renovado protagonismo?
El director general de Springboard for Business, Chris Duchesne, señaló la importancia de poder "adaptarse y navegar por los nuevos desafíos a medida que la IA continúa cambiando drásticamente cada industria".
En definitiva, el protagonismo de las habilidades blandas es una apuesta a la fuerza de trabajo humana: "Estas competencias no pueden subcontratarse a la IA de la misma manera que las habilidades técnicas", desarrolló Duchesne.
El McKinsey Global Institute también lleva adelante diversas investigaciones que se orientan al impacto de la tecnología en la economía, las empresas y la sociedad. Un informe publicado en 2018 ya adelantaba esta perspectiva.
Titulado "Cambio de competencias: La automatización y el futuro de la mano de obra", el trabajo desarrolló un modelo para evaluar los cambios en la demanda de habilidades de 2016 a 2030. Su conclusión fue que "aumentará la necesidad de habilidades en tecnología, las sociales y emocionales, aunque disminuirá la demanda de las habilidades físicas y manuales".