¿Cómo se relacionan las y los jóvenes con la filosofía?¿De qué se trata?¿Es puro divague o supone una herramienta para el pensamiento y para la vida cotidiana?
Entre las producciones culturales que tienen a la filosofía como protagonista encontramos en la literatura los clásicos libros de “Filosofía para principiantes” y “El mundo de Sofía”, donde una joven aprende las corrientes filosóficas a través de misteriosas cartas. Incluso Dario Z se ha ocupado de sacar a la filosofía de los rígidos muros académicos y llenó teatros con un público heterogéneo que se preguntó desde para qué sirve la filosofía hasta de qué se trata el amor para distintos filósofos.
Hoy en día, el joven humorista Eial Moldavsky publica videos en Instagram titulados “Filosofía en un minuto” donde analiza distintas temáticas desde esta mirada. Muchos de estos contenidos superan el millón de visualizaciones.
También aparece la filosofía en el cine donde la serie catalana “Merlí”, que retrata a un simpático profesor que motiva a sus estudiantes a estudiar filosofía a partir de estrategias disruptivas y sumamente convocantes. Los estudiantes de Merlí, que pasan a llamarse “Los peripatéticos” en sintonía con la escuela aristotélica, adoptan la filosofía como estilo de vida.
Las Olimpiadas de Filosofía, una de ellas organizada por la Universidad de Buenos Aires y otra por el Ministerio de Educación y la Universidad Nacional de Tucumán, representan una oportunidad para que estudiantes a lo largo y ancho del país se acerquen a la materia con nuevos desafíos, pongan el cuerpo y la mente en acción.
Desde sus inicios, las Olimpíadas cuentan con la participación de decenas de adolescentes que se reúnen para escribir y debatir sobre conceptos provenientes de distintas corrientes filosóficas. Desde Aristóteles, Heidegger, Rousseau y Locke hasta Ranciere y Kant.
Recientemente se dieron a conocer los resultados de los certámenes en el que Violeta Albinarrate fue ganadora de la competencia organizada por la UBA y Victoria Varacalli, de la que corresponde al Ministerio de Educación. Cada una de estas olimpiadas tiene sus propias dinámicas; mientras que en la primera se deben resolver una serie de exámenes con preguntas según ejes temáticos, en la segunda se entrega un ensayo que debe exponerse oralmente en distintas instancias.
Albinarrate tiene 17 años y nació en Francia. Allí vivió hasta sus ocho años, después se mudó a Buenos Aires. En este certamen, se presentan tres ejes que se dividen en cuatro unidades: Filosofía Antigua, Filosofía Moderna, Filosofía Contemporánea y Filosofía latinoamericana.
¿Cómo apareció la filosofía en la vida de esta joven? “Soy muy curiosa, hago un montón de actividades porque me interesa el mundo. Me encanta viajar, me encanta descubrir el mundo y estudiar. Pienso mucho. A la filosofía la descubrí un poco por mi papá y por series. 'Merlí' fue decir ‘wow’. Me di cuenta que no era la única persona que se hacía todas estas preguntas y te das cuenta que mucha gente las respondió de manera totalmente innovadora que jamás se te podrían ocurrir”, responde Albinarrate en diálogo con Télam.
Aunque ella está entusiasmada con la filosofía, le genera un poco de tristeza cómo sus pares se relacionan con ésta. “El otro día hubo una pelea divisional en mi aula, uno comenzó a decir cualquier cosa y todos le decían ‘Dejá de filosofar, dejá de chamuyar’. Y eso, para mí, no era filosofar. ¿Qué creen que es la filosofía?”, dice la estudiante y agrega: “La filosofía ayuda a comenzar a cambiar tu perspectiva de las cosas”.
Con preguntas de desarrollo y otras de aplicación, Albinarrate desplegó en las Olimpíadas toda la bibliografía que había leído y marcado, subrayado y analizado meticulosamente antes de su viaje de egresados.
“Mi eje fue el epistemológico. Un poco hablé sobre cómo era la conformación de una sociedad para Aristóteles, si la sociedad era natural, o para Protágoras si era por convención. Después en las contemporáneas se hablaba de la política como desacuerdo. Lo que veníamos viendo en clase era la política como un pacto social donde todos estamos de acuerdo. Y Rancière dice ‘No, justamente es lo contrario’”, explica con entusiasmo Albinarrate.
El profesor Juan Goldín, quien la acompañó pedagógicamente en la competencia, dice a Télam que la modalidad es “polémica” por ser “selectiva”. “Siempre con otros profes hablamos de hacer otras cosas para que los estudiantes se acerquen a la filosofía. Ya lo hacemos en La Noche de Los Museos”, cuenta Goldín, donde muestran los trabajos del alumnado. Para esta ocasión, preparó desde el comienzo del año lectivo a su estudiante con lecturas y modelos de examen de las Olimpíadas.
Pese al año lectivo cargado de actividades, Albinarrate mantiene la mirada despierta y habla con energía. “Hicimos un intensivo con Juan en el que básicamente en dos semanas leímos todos los textos juntos en voz alta. Me re sirvió porque leerlo sola me estaba costando. Encima estábamos llenos de exámenes, estaba lo que se llama Las semanas de la muerte en el Nacional, que es un mes donde tenés todas semanas con seis exámenes”, recuerda la ganadora sobre la preparación.
Uno de los desafíos durante las instancias fue responder a la compleja y amplísima pregunta sobre “qué es lo social” teniendo en cuenta el “contexto de la globalización” y utilizando toda la bibliografía. “Justo con Juan en una llamada habíamos visto uno de los ejercicios que ellos te ofrecían sobre las manifestaciones callejeras y la creciente institucionalización de éstas”, recuerda todavía con alivio.
“Ahí me había puesto a pensar ‘Che, pero si se institucionalizan tanto pierden un poco lo que son, porque justamente esas manifestaciones son realizadas por una parte de la sociedad que no puede acceder a las instituciones para decirles ‘nos falta todas estas cosas’”, reflexionó en ese momento la joven.
De cara a la competencia internacional que se realizará en Finlandia, Albinarrate persigue mejorar su nivel de inglés para poder desenvolverse mejor en el examen. ¿Hasta dónde llegará este vínculo con la filosofía? “Me encanta la filosofía y me encantaría estudiarla, pasa que la salida laboral no me llama mucho la atención”; dice y cuenta que quiere ser actriz pero nunca dejar de “estudiar y leer”.
El recorrido de Victoria Varacalli es otro. Ella es estudiante del Instituto Libre de Segunda Enseñanza (es la primera vez que el ILSE se queda con el primer puesto) y ganó con un ensayo en el que indagó sobre la tecnología y la inmortalidad.
Su interés por la filosofía también llegó desde el lado paterno y recuerda al filósofo que la introdujo en la materia: Jean Paul Sarte. “Leí una obra de teatro que se llama ‘A puerta cerrada’, que escribió él y que por causas de la vida un amigo de mi papá estaba dando una charla sobre esa obra articulada con filosofía y psicología. Fuimos con mi papá y fue una charla que me abrió la cabeza”, recuerda Varacalli.
Pareciera que la filosofía la estaba esperando. “Me entusiasmé mucho con el tema, con estudiar, porque también creo que algo que teníamos muy en cuenta todos los que estábamos en la Olimpíada es no éramos los primeros en preguntarnos esto”, dice la ganadora.
Damián Canali, profesor de filosofía, preparó a Varacalli para esta competencia. Desde su perspectiva, “una de las dificultades que hay que vencer para ponerse a escribir es el mito de la originalidad. Todo el mundo quiere pensar lo que no pensó nadie. Lo que hacemos es laburar un poco la diferencia entre originalidad y autenticidad. Sí, vas a pensar algo que ya se pensó pero va a ser para algo que te importe a vos, ¿no?", explica en diálogo con Télam mientras, Varacalli ríe.
En el escrito, la estudiante planteó el tema desde dos miradas: la científica y la filosófica: "La científica, que plantea la muerte como un problema a resolver; y después el transhumanismo y el cosmismo ruso que es una corriente muy nueva porque surge a partir del gobierno de Lenín en la Unión Soviética, pero viene Stalin y después empiezan a quemar todos los libros de estos científicos y pensadores rusos", explica.
"Esta idea del comunismo plantea la inmortalidad para todos. ¿Qué significa? Que tiene que ser justa para los que vivieron, los que viven y los que van a revivir a los muertos. Una cosa muy loca", explica la estudiante y muestra el libro "Cosmismo ruso" de Boris Groys, publicado por la editorial Caja Negra.
Aunque por ahora ninguna de las ganadoras tiene planeado dedicar su vida a la filosofía, la disciplina ya ha dejado en ellas una huella imborrable y el aprendizaje para nuevas formas de relacionarse con el conocimiento.