¡Buenas tardes! La edición de hoy es un homenaje a un hombre con una historia extraordinaria. Gracias a él, un millón de personas cada año mejoran su salud y hasta salvan su vida. El retrato de un hombre que refleja, como pocas personas, el esfuerzo al servicio de la comunidad.
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Hay un asteroide en el espacio, que gira en su órbita, que lleva el nombre de una persona que desde sus comienzos fue ejemplo de pasión, coraje, estudio, trabajo, superación. Desde un hogar platense, hijo de una madre costurera y de un padre carpintero, nació la persona que le dio su nombre al asteroide 5.077.
El nombre se puso gracias a su sacrificio y su trayectoria. Cada año, un millón de personas mejoran su salud y hasta salvan su vida gracias a los estudios, al trabajo y a la técnica que desarrolló en la cardiología este médico argentino.
René Favaloro ha sorprendido al mundo con su manera de vivir, pensar y ejercer su vocación, la medicina, mirar al cielo y ver la amplitud de las galaxias, los planetas, los asteroides. Uno de ellos tiene su nombre.
Es una historia increíble y nuestra. Es posible imitar esa vida, seguir su ejemplo. Él fue un admirador y predicador del trabajo, el esfuerzo, de la cultura solidaria. También, admirador de San Martín como prócer (le fascinaba la historia argentina).
Este médico, que tuvo un final trágico, es nuestro. Estuvo por estas calles. Y estuvo en este país. Hizo un poco de todo. Se perfeccionó en Estados Unidos. Antes había trabajado más de una década como médico rural en La Pampa, cerca de la gente.
Es una vida tan maravillosa, como una suerte de prócer contemporáneo. Un San Martín más cercano a nosotros en el tiempo. Le dio su nombre al asteroide 5.077. De aquel hogar de trabajadores a estar en el cielo, lo infinito, la galaxia, el sistema solar.
Una vida que es, como pocas, una suerte de guía, de humanismo, de solidaridad, de esfuerzo.
Es conmovedor mirar a la distancia aquel hogar, aquel inicio, aquel estudiante de medicina y ahora mirar al cielo y pensar en al asteroide. Una imagen que nos empuja, lleva para adelante, nos admira. Un ejemplo de la cultura solidaria. Que vivió hace muy poco y dejó una huella permanente. Tanto que un millón de personas mejoran su vida gracias al tiempo que él ejerció su profesión, la medicina.
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Entre las muchas cosas que hizo, René Favaloro puso en marcha el primer banco de sangre para donaciones en Jacinto Arauz, el pequeño pueblo de 3.500 habitantes en donde trabajó por 12 años en La Pampa. Nuestro prócer moderno entendía que la donación de sangre era un gesto altruista que puede salvar vidas.
Precisamente, mañana es el Día Mundial del Donante de Sangre. Este día lo estableció la Organización Mundial de la Salud para:
- Aumentar la concientización sobre la necesidad de disponer de sangre y productos sanguíneos seguros para transfusiones.
- Poner de relieve la contribución indispensable que hacen los donantes de sangre voluntarios no remunerados a los sistemas nacionales de salud.
- Prestar apoyo a los servicios nacionales de transfusión de sangre, las organizaciones de donantes de sangre y otras organizaciones no gubernamentales para ayudar a mejorar y a ampliar sus programas de donantes de sangre voluntarios.
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En este marco, en ciudades de toda la Argentina este martes 14 de junio se realizarán eventos de donación masiva de sangre. Es una gran oportunidad para participar por primera vez, si no lo hiciste nunca, o de volver a donar, si ya sentiste la satisfacción de ayudar con un gesto simple y seguro.
"Si te dan información, contención y confianza, donar sangre voluntariamente es la experiencia más hermosa", nos contó en una entrevista Silvia Arreghini, presidenta de Dale Vida, una asociación civil que promueve la donación voluntaria.
En otra nota de RED/ACCIÓN, citábamos un artículo del especialista colombiano Armando Buelvas, en el cual se explica que “se debe cambiar la motivación filial de la donación por la motivación comunitaria o social”. Porque, para sostener las demandas de transfusiones, “las personas no deben donar para beneficiar a un amigo, conocido o familiar; deben donar porque se compadecen, porque son solidarios con cualquier ser humano que requiere el producto de su donación”.
¿Donaste sangre alguna vez? ¿Cuál fue tu experiencia? ¿Quisieras hacerlo este 14 de junio? Contanos por mail a [email protected].
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Cuatro preguntas a Abril Perazzini [Por David Flier]. Abril es una joven porteña de 16 años que participa como voluntaria en distintas organizaciones sociales. El año pasado formó parte de Tribu 24, una iniciativa de Ashoka, a través de la cual la organización busca identificar y conocer a lo largo y ancho del país a adolescentes de 12 a 18 años que están llevando adelante acciones transformadoras en sus comunidades, ya sea liderando proyectos o involucrados en diversas iniciativas. Este año, con la segunda edición de Tribu 24, Ashoka reafirma la importancia que tiene acompañar a adolescentes, fomentando que alcen sus voces y sean escuchados y escuchadas. Es por esto que la organización también acompaña al Ministerio Público Tutelar de la ciudad de Buenos Aires en la creación de Consejo Consultivo Participativo y Popular de Adolescentes (CCPA), del cual Abril Perazzini forma parte.
—¿Qué hace falta para que la juventud participe en iniciativas de cambio social?
—Creo que lo principal es que de parte de las organizaciones que puedan llegar a brindarnos ayuda se nos den las herramientas y los espacios necesarios para poder participar. Como jóvenes, a veces nos cuesta insertarnos en el mundo de lo que es la política o el activismo si alguien no nos da su apoyo. Así que pienso que la existencia de espacios que colaboren con la participación de la juventud es esencial para el cambio social del que estamos hablando y también requiere de una autodisciplina personal, de tener ganas y herramientas para poder llevarla a cabo. Creo que ser solidario, creer en una causa y trabajar en equipo también son valores importantes para poder incentivar esa participación.
—¿Qué aprendiste en Tribu 24?
—En Tribu 24 aprendí a trabajar en equipo, aprendí a relacionarme con otros jóvenes de otros lugares del país con otras perspectivas, con otras realidades diferentes a las mías. Aprendí a desarrollar mis habilidades como líder social, a través de distintos valores que me enseñaron. Me quedó muy, muy patente uno de los primeros encuentros que tuvimos en Tribu, que fue una charla sobre la empatía y cómo es supernecesaria cuando estamos hablando de liderazgo, como un valor esencial para poder llevar proyectos sociales a cabo. Así que Tribu me dio esa posibilidad de entender cómo generar un liderazgo efectivo, cómo crear cambios en la sociedad, cómo trabajar con otros, cómo aceptar opiniones que no nos parecen correctas y tomar algo bueno de esas opiniones para nuestro propio beneficio. Además de conocer grandes activistas y jóvenes que tienen las mismas ganas de cambiar las cosas como yo, incluso más.
—¿En qué proyectos y áreas estás trabajando ahora?
—Ahora mismo en lo que más me estoy enfocando es principalmente en el estudio. Estoy estudiando bastante sobre historia, política, teorías que me ayuden a seguir aportando beneficios a mi activismo y todo lo que tenga que ver con eso. Más allá del estudio, sigo formando parte de organizaciones sociales de voluntariados. Hace poco estuve liderando una colecta de abrigos para escuelas del interior del país, por ejemplo. También voy a participar como jurado de un concurso de cuentos que tengan impacto ambiental, impulsado por Ashoka y, en definitiva, como resultado de mi participación en Tribu 24.
—¿Qué le dirías hoy a jóvenes que tienen propuestas y quieren involucrarse?
—Lo principal es dar el puntapié inicial y animarse. Creo que lo que más cuesta es arrancar, arrancar a meterse en este mundo del activismo, de ser agente de cambio. Pero siento que una vez que conseguiste un equipo con el que te sentís cómodo, conseguiste compañeros, los cuales te apoyan, causas a las cuáles seguís y sos fiel a todo eso, todo se va escalonando y se va dando solo. Así que me parece que tener muchas ganas de lograr ese cambio, ser innovador, saber escuchar al otro, saber recibir críticas es clave. Les diría a todos los jóvenes que se animen a hacer oír sus voces, que son superimportantes. Y que seguramente pueden generar muchos cambios más de los que creemos. Que tengan la intención ya es suficiente para animarse y empezar a involucrarse en un cambio.
Tribu 24 tiene propuestas durante todo el año para jóvenes de 12 a 18 años. Para conocer más y anotarte, ingresá en www.tribu24.org.ar
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Desde RED/ACCIÓN, y especialmente desde OXÍGENO, buscamos promover iniciativas que contribuyan a la inclusión, en sus distintas formas. Es una tarea urgente y que tiene múltiples aristas. Y cada pequeño paso que se da en esa dirección hay que celebrarlo. Esta semana celebramos dos iniciativas inclusivas.
Una de ellas tiene que ver con la inclusión tecnológica y es del conurbano bonaerense. Más precisamente de Esteban Echeverría, donde la ONG SonRisas lanzó una iniciativa de inclusión digital. Se trata de SonRisas Lab, que en alianza con Microsoft y Chicos.net ofrece tallares gratuitos para que niños, niñas y adolescentes puedan aprender, explorar y desarrollar sus propios proyectos tecnológicos. El objetivo a largo plazo es que cada vez más chicos tengan la oportunidad de desarrollarse en carreras ligadas a la tecnología y la ciencia.
Otra iniciativa que queremos destacar tiene que ver con la inclusión de personas con discapacidad. En Mendoza, un diputado presentó un proyecto para incorporar pictogramas en las cartas de locales gastronómicos. Esto permitirá a personas que tienen dificultades de lectoescritura poder comprender la carta.
El proyecto, que impulsa la Asociación Creando Huellas, se basa en que los pictogramas o imágenes tienen el beneficio de ser universales, pueden ser comprendidos por todos. Mirar al otro, ver cómo ayudarlo, cómo darle una mano y hacerlo parte de la comunidad. Ese es el camino a recorrer.
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Cerramos esta edición con una iniciativa que oxigena. La de tres amigos, Nazareno, Alejandro y Ezequiel. Ellos querían desarrollar un negocio. Pero uno que no solo genere rentabilidad, sino también un impacto social y ambiental.
Por eso idearon Xinca, que se dedica a fabricar zapatillas a partir del caucho de neumáticos usados que se tiran a la basura. Y, quienes las hacen son personas privadas de su libertad que están en el Penal San Felipe, de Mendoza. “Una empresa tiene que cuidar la comunidad donde está”, dijeron en esta nota de TN. Hermosa idea. Inspiradora.
Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mandamos un gran abrazo.
Juan y David