Clarisse Merlet es la fundadora de FabBRICK. Mientras estudiaba arquitectura, cayó en la cuenta no solo de lo contaminante que es la industria de la construcción y la cantidad de energía que consume, sino también lo poco que se consideraban las posibilidades de los residuos textiles (otra industria bastante contaminante).
Para ser puntuales, 92 millones de toneladas de textiles son descartadas cada año. Este material, además, tiene propiedades muy destacables para el ámbito de la construcción, ya que es un potente aislante térmico y acústico. Por eso, en 2017 la francesa Merlet realizó una investigación y diseñó un prototipo, que presentó en el concurso FAIRE.
Como cuenta su página web, "la plataforma FAIRE invita a equipos multidisciplinares a proponer investigaciones y experimentaciones innovadoras ante los grandes retos urbanos: clima, crisis de materiales, nuevas tecnologías, resiliencia, solidaridad, movilidad y energía". Allí, FabBRICK fue una de las ganadoras y desde entonces se convirtió en la principal agencia de diseño para la mejora textil. Ayudan a las empresas a gestionar y reutilizar sus residuos textiles, devolviéndoselos tras haberlos transformado en productos de diseño o acondicionamiento de interiores.
Los ladrillos de FabBRICK se pueden encontrar en las vidrieras de IKEA, en negocios de las Galerías Lafayette, en bancos en los provadores de Levis, en esculturas en la Semana del Diseño de París, e incluso en un mural de la biblioteca de Google en Francia. Los proyectos de los que participan se pueden conocer acá.