Ezequiel Carman es abogado, magíster en derecho y economía y consultor en políticas públicas. Actualmente es el Gerente Senior de Programas en Global Americans en Argentina. Anteriormente, se desempeñó como asesor legal del Ministerio de Justicia de Buenos Aires.
Global Americans, un grupo de expertos con sede en Washington DC que se especializa en hacer investigaciones sobre América Latina y el Caribe con el objetivo de impactar las políticas e incentivar el debate popular, recientemente publicó los resultados de una investigación que buscó comprender la difusión de desinformación y propaganda en América Latina. La principal conclusión es que China y Rusia son muy activos en la promoción de fake news en la región por medio de sus canales de medios estatales.
En esta breve entrevista, Carman explica las principales conclusiones del informe, señala que la información falsa y la propaganda china y rusa están desproporcionadamente concentradas en temas que se encuentran en la intersección de las líneas de falla democráticas, avivando la grieta política local y reflejando a China y Rusia como socios benevolentes y alternativos a los Estados Unidos en toda la región.
—¿Cuán prevalente son las fake news en América Latina en general?
—Las fake news están en todo el hemisferio. Por ejemplo, en México los partidos políticos utilizaron bots y cuentas falsas para impulsar a ciertos candidatos antes de las elecciones de 2018. Más recientemente, en abril de 2020, una depuración de Twitter eliminó más de 3.100 cuentas y 1,2 millones de tweets dedicados a la amplificación de contenido positivo diseñado para beneficiar al presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, que estaban vinculados a su propio manager de redes sociales.
—¿En Argentina ocurre algo particular?
—Argentina no se escapa del impacto de este fenómeno. En Argentina, el estudio de Global Americans, con el que buscamos comprender la difusión de desinformación y propaganda en América Latina y el Caribe, fue liderado por un equipo de investigación de CADAL. Particularmente en Argentina encontramos que China y Rusia divulgan propaganda y desinformación. Estas actividades reflejan un juego a largo plazo para ampliar sus objetivos geoestratégicos mediante la construcción de lazos entre aliados y socavando la influencia de los Estados Unidos y el Occidente.
—China y Rusia aparecen muy mencionados en la reciente investigación
—China y Rusia operaron agresivamente durante la pandemia, se detectaron mensajes específicos relacionados con objetivos particulares. La información falsa, la desinformación y la propaganda china y rusa están concentradas en temas puntuales incentivando fallas democráticas, avivando la ruptura política local, promoviendo fuerzas locales antidemocráticas con ideologías similares y reflejando a ellos mismos como los socios benevolentes y alternativos a los Estados Unidos. Sin embargo, mientras que los enfoques y los motivos de estas campañas de desinformación tienen un grado de similitud, también tienen diferencias significativas. Por ejemplo, el enfoque particular de Rusia es más abierto y directo y su meta es perturbar las democracias regionales al fomentar inquietud y debilitar el papel de los EE.UU en la región. El enfoque del gobierno chino es más sutil. El gobierno chino está dispuesto a usar información falsa y propaganda para erosionar la confianza del público en las formas de gobierno o la prensa. Su objetivo más claro es reemplazar a los EE.UU. como líder global. Por ejemplo, la diplomacia detrás de la vacuna China está enfocada en enfatizar el papel del país asiático como un socio benefactor y para desacreditar las actividades de los Estados Unidos.
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—¿Hubo diferencias de cómo operaron en diferentes países?
—Los mensajes y las formas cambian teniendo en cuenta la cultura de la sociedad a la que se está apuntando y el consumo de las redes sociales. Hay países en los cuales Twitter es más utilizado que cualquier otra red social. En otros países, Facebook o Instagram son los medios preferidos. En países donde la conectividad a internet sigue siendo más escasa, los medios tradicionales como la televisión y la radio son los predilectos. Lo que se evidencia claramente es que estos actores evalúan cuál será el medio más eficiente para lograr su cometido. Una vez que han seleccionado el medio, elaboran un mensaje teniendo en cuenta palabras claves y vocablos típicos de los sectores que buscan influenciar
—¿Qué lecciones hay que sacar en el caso de Argentina?
—Las campañas de desinformación buscan desprestigiar instituciones democráticas y socavar la autoridad que poseen. Si bien los actores cambian su estrategia de país a país, el objetivo parecería ser el mismo: crear caos en sistemas democráticos y sembrar desconfianza en su ciudadanía. En el caso de Argentina es importante comenzar a divulgar la importancia y efectos del fenómeno de la desinformación. Se debe educar a las personas sobre este fenómeno y concentrar esfuerzos para capacitar sobre técnicas sobre la detección de campañas de desinformación. Además, es de gran importancia invertir en promover una ciudadanía más políticamente consciente, que sea más comprensiva e incluso más escéptica en lo que se refiere a los medios estatales autoritarios y sus actividades y tácticas. El debate público es vital y los habitantes necesitan estar bien informados y tener datos verificados.
—¿Cuáles fueron las principales conclusiones del informe y en lo que habría que hacer hincapié?
—Nuestro trabajo confirmó los enormes esfuerzos que dedican China y Rusia para divulgar sus narrativas oficiales (que podemos considerar también propagandísticas) a las audiencias de América Latina. Aunque tanto China y Rusia están geográficamente lejos de América Latina, en los últimos años han invertido recursos sustanciales para acercarse a la región y persuadir a sus líderes. La investigación indicó una participación considerable de Rusia y China en los medios y el espacio informativo en Argentina. Para China, Argentina es una fuente significativa de bienes de consumo clave, soja, carne y mariscos, mientras que para Rusia, la relación indiferente del gobierno de Argentina con los EE.UU le permite a Moscú moldear su influencia fuera de sus esferas tradicionales de influencia en el Medio Oriente y Europa Oriental. Por último, nuestra investigación encontró que los esfuerzos chinos estaban ampliamente centrados en la promoción del modelo económico chino y las narrativas de solidaridad, mientras que la propaganda rusa fue específicamente activa para representar a la vacuna Sputnik V de manera positiva y generando desinformación con la intención de manchar la imagen de las vacunas estadounidenses y europeas.