Ahí viene Amaia, concentrada y feliz, seguida de cerca por el profe Mario, que va atento a cada movimiento de la alumna en este paraíso de la Patagonia cercano a la frontera con Chile. Ella tiene seis años y hace sus primeros pasos en el esquí en el nuevo parque de nieve del norte neuquino en Manzano Amargo, a 530 km de Neuquén capital. Ya sabe doblar y frenar y se tira de allá arriba, a 350 metros, con la sonrisa dibujada en la cara. «Qué lindo es esto», dice cuando termina de recorrer la pista y desacelera haciendo cuña, como le enseñó el instructor, que junto a Brian Muñoz también da clases en el parque recreativo El Llano, a 15 km de Andacollo.
Un sueño cumplido: esquiar en el norte neuquino
Mario Calfulen también sonríe. Junto a Brian Muñoz son el alma de la Escuela Alto Neuquén, que arrancó años atrás con el sueño de que también se pudiera esquiar en el norte neuquino. Y ahora, frente a sus ojos, el espectáculo más lindo: ahí viene Amaia, pero también Erwin, Lautaro, Isabella, Dylan y tantos otros. Pagan una cuota mensual de 10.000 pesos y con eso tienen derecho a las clases y a los equipos. Mario da las de esquí y Brian las de snowboard.
Este año, con el apoyo del Municipio, la pista cobró forma y pronto, para mayor alegría, instalarán el pilar para la conexión eléctrica. Cuando eso ocurra los puestos con delicias regionales podrán conectarse a la red.
Amaia Díaz, como la mayoría de quienes aprenden a esquiar, viene de una familia de crianceros. En su caso, el puesto del abuelo está cerca de la cascada Las Tapaderas, otro paraíso del norte de Neuquén. Y desde el punto más alto desde donde se tiran entre los 50 metros que separan a las hileras de pinos, se ve nítida otra joya de estos pagos, el volcán Domuyo, que emerge como un inmenso faro blanco de la Patagonia y es una maravilla verlo recortado en el horizonte al atardecer cuando no hay nubes en el cielo puro del sur.
Amaia llegó contenta a la primera clase, acompañada por su mamá y su madrina. Al principio le dieron curiosidad los esquíes, las botas, pero enseguida se adaptó. Y otra clase, como tenía las botas llenas de nieve, pidió si la dejaban llevar a la casa para secarlas. Con esa sonrisa, difícil decirle que no. «Lo tomó como un premio y se fue orgullosa. Esta acostumbrada a la nieve, está feliz acá», dice Mario.
Junto a Brian, durante años hicieron rifas, colectas y recibieron donaciones para poder comprar los equipos de esquí y snowboard. Trepaban cerros con las chicas y los chicos de la escuela para tirarse, también bajaban en la nieve acumulada en los cortafuegos y ahora tienen una pista. «Y los pibes se reprenden», dice Mario, fundador de la Escuela de Esquí.
De 37 años y nacido en Junín de los Andes, aprendió a esquiar cuando fue soldado voluntario en la cordillera: el Ejército lo había enviado a aprender a Chapelco para poder cumplir con las misiones en la montaña. Luego fue instructor en el cerro de San Martín de los Andes y hace unos 11 años se radicó en Manzano Amargo, otra joya del norte de la provincia, donde se gana la vida como albañil.
Ahí se hizo amigo de Brian Muñoz, otro apasionado por las tablas. A él le gustaba la de snowboard y Mario fue su maestro. No pasó mucho tiempo para que organizaran salidas juntos, que sumaran a otros amigos y amigas del norte de la provincia en esas travesías sobre nieve virgen.
Los amigos del CPEM 95 de Manzano Amargo aprende a esquiar
La nueva camada de esquiadores va de los cinco a los 14 años y varios de los chicos están en la secundaria, en el CPEM 95 de Manzano Amargo. Van caminando desde el bajo al parque de nieve, de unos 15 a 20 minutos. Si al principio les costaba ponerse las botas y los esquíes e intentar las primeras bajadas, ahora ya les sale todo más fácíl, más natural.
Uno de ellos es Lautaro Albornoz, de 13 años. El ya salía con Mario y Brian el año pasado, pero ahora con la pista es mucho mejor para doblar y frenar, ir en zig zag. «Es una sensación muy linda esquiar», dice.
«Y que tengamos este lugar acá es muy bonito, porque sino teníamos que irnos a otro lado», agrega. Ya sabe lo que es dar una mano a los tíos en los arreos y planea estudiar veterinaria o abogacía. Pero ahora, disfruta del esquí: «Esto es hermoso».
Por acá anda también su amigo Erwin Díaz. De 13 años, como Lauti está en primer año. Más adelante, piensa ser veterinario o policía.
Eligió el snowboard: «Es muy divertido», explica. «Siento felicidad por haber aprendido a tirarme en la tabla en la nieve. Me gusta mucho. Mario y Brian son unos capos. Estamos felices acá», dice y cuenta que a los pibes del CPEM que todavía no vinieron él les recomienda que lo hagan, que está bueno aprender algo nuevo.
También esquía hoy Dylan Nicolás Monje, de 14 años y en el segundo año de la secundaria. Prefirió la tabla de snowboard a deslizarse sobre dos esquíes. «Hay que tener paciencia para aprender, pero está buenísimo, es emocionante«, dice entusiasmado. Y también, como sus amigos Lauti y Erwin está feliz: «Tener esto en Manzano es genial».
Mario escucha y se emociona. «Es muy importante para Brian y para mi todo lo que está pasando», dice y se aleja unos pasos para volver a dar clase. Un trabajo de hormiga, paso a paso, como explica, valió la pena. Ahí está la alegría de las chicas y los chicos del norte neuquino como mayor premio.
Contacto: Escuela de Esquí Alto Neuquén
Cómo llegar a Manzano Amargo
Si tomamos como referencia Neuquén capital, hay que ir por la ruta nacional 22 hasta Zapala, empalmar con la mítica ruta nacional 40 hasta Chos Malal (podés cargar combustible) y ahí tomar la espectacular ruta provincial 43 para llegar a Andacollo (también podés cargar combustible).
Para seguir a Manzano Amargo, resta pasar por Villa Nahueve y Las Ovejas, donde termina el asfalto. Aunque se pavimentarán los 11 km que siguen hasta el Mirador La Puntilla, de momento hay que seguir por el ripio y chequear el estado de las rutas en el parte diario de Dirección Provincial de Vialidad del Neuquén o llamar al 0810-333-7882.
Este contenido fue originalmente publicado en RÍO NEGRO y se republica como parte del programa «Periodismo Humano», una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN.