Entrevista a Cecilia Nicolini: qué esperar del plan para alcanzar la carbono neutralidad - RED/ACCIÓN

Entrevista a Cecilia Nicolini: qué esperar del plan para alcanzar la carbono neutralidad

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

Una conversación con la secretaria de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación. Primera parte: cómo el país alcanzará la neutralidad en carbono a 2050.    

Entrevista a Cecilia Nicolini: qué esperar del plan para alcanzar la carbono neutralidad

Fotos: Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible | Intervención: Victoria Guyot

Una conversación con la secretaria de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación de Argentina. Primera parte: foco en la hoja de ruta sobre cómo el país alcanzará la neutralidad en carbono a 2050.    

Compartí esta newsletter o suscribite

1

Fotos: Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible | Intervención: Victoria Guyot

De la pandemia al cambio climático. “Venía de trabajar dentro del Consejo de Asesores del presidente en la coordinación de la pandemia. Eso significó la puesta en marcha de soluciones innovadoras y creativas ante un desafío que era completamente nuevo, que era incierto, que era muy difícil de abordar, que era imposible que tuviera un abordaje único y que requería de la coordinación de, no sólo un Estado nacional, sino también del sector productivo, las empresas, la sociedad civil, los medios de comunicación. Si bien en lo que respecta a política climática no se trata de algo completamente nuevo, el abordaje que demanda a nivel nacional y del sector público, la relevancia que está teniendo en los planes de desarrollo económico de los países y, especialmente, el hecho de que deje de ser un compartimento estanco dentro de un ministerio o de un área específica y empiece a permear de manera transversal en el resto de los ministerios, eso sí es algo relativamente nuevo”. 

Así inicia la conversación con Cecilia Nicolini, quien en febrero de este año asumió como secretaria de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación en el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Argentina.

El cargo llegaba tras ser una de las personas cercanas al presidente que participó en las negociaciones para la compra de vacunas contra la COVID-19, durante los dos años difíciles e iniciales de la pandemia. Ahora, otro desafío de escala internacional y acción local está en su carrera profesional: gestionar e impulsar la acción ante el cambio climático. 

Formada en Ciencias Políticas y administración pública, y con experiencia como investigadora en la Universidad de Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), Nicolini ve en este nuevo rol una oportunidad: “Pensar y trabajar en la política de desarrollo de un país para los próximos 20, 30, 40 años es muy motivador y es una enorme responsabilidad. Creo que todos ya hablamos de que tiene que ser un desarrollo que sea sostenible e inclusivo”.  

Aunque Nicolini es también consciente del desafío que este rol representa: “Siempre digo que tengo que hacer aikido porque tengo que usar las fuerzas, el presupuesto, la decisión de otros ministerios y espacios para conseguir que hagan lo que nosotros queremos que hagan”. La funcionaria reconoce que su rol la deja en el medio entre las demandas de la sociedad, los compromisos asumidos a nivel internacional, las internas de gobierno y las complejidades que atraviesan los distintos sectores productivos “en un país con restricciones macroeconómicas y niveles de pobreza muy preocupantes”. 

La crisis climática exige acciones por parte de los países que vayan más allá de un gobierno de turno y se sostengan en el tiempo. Con esto en mente, ¿cómo se articula la acción climática entre ministerios, cómo se reactivó el trabajo suspendido, qué podemos esperar del plan para alcanzar la neutralidad en carbono a 2050? Sobre estos puntos se centra esta primera parte de la conversación con Cecilia Nicolini.

2

Cecilia Nicolini participando en el IV CEO Summit of the Americas | Foto: Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible

La hoja de ruta para alcanzar la neutralidad en carbono a 2050. En septiembre de 2019, el entonces presidente Mauricio Macri dijo por primera vez que Argentina se comprometía a alcanzar la neutralidad en carbono a 2050, en línea con lo solicitado a los países para limitar el calentamiento por debajo del 1,5°C. Esa meta la reiteró en su discurso de despedida en la COP25 (la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) en Madrid, España, en diciembre de 2019. Era una meta a cumplir, pero no había nada definido respecto sobre cómo alcanzarla.

El posterior y actual presidente Alberto Fernández reiteró en varias oportunidades dicho compromiso y, tras la puesta en marcha de la Ley 27.520 de Cambio Climático, se dispuso el comenzar a trabajar en un plan o estrategia respecto de cómo llegar a ese qué. En otras palabras, lo más importante detrás de los lindos anuncios: la puesta en marcha, la implementación. Se lo denominó como una estrategia de desarrollo bajo en emisiones a largo plazo a cargo de la Secretaría y en trabajo conjunto con los distintos ministerios y secretarias a través del Gabinete Nacional de Cambio Climático, y se prometió presentarla en la COP26 en noviembre del año pasado… Pero ello no ocurrió.

Las diferencias y los intereses de las dos áreas de gobierno responsables de los sectores que más emisiones de gases de efecto invernadero generan en el país (energía con un 53% y agricultura y otros usos de la tierra con un 39%) obstaculizó el proceso del trabajo del plan al punto de suspenderlo y hacer nula toda presentación formal en la COP. Nicolini asume la Secretaría de Cambio Climático tras estas luchas y diferencias internas. 

  • El documento final de la COP26 urge a los países a que, rumbo a la próxima conferencia climática, presenten sus planes respecto de cómo alcanzarán la meta de carbono neutralidad a 2050 y sabemos las luchas internas que hubo en el caso argentino, ¿Cómo se hizo para volver a entablar el diálogo con las partes que tenían posiciones totalmente opuestas?
    Para sentarse en una mesa de negociación y generar consenso, siempre tenés que ceder algo para avanzar y ganar algo. Creo que lo más importante es encontrar los espacios donde poder generar esos consensos. Tenemos que intentar tener un abordaje más amplio de negociación. Esto requiere también activar todas las instancias de debate y discusión, y no tenerle miedo a eso. Ello pudiendo tomar decisiones con bases científicas y con datos.  

    Dentro de todas las cosas que tenemos que hacer, porque son muchísimas, es trabajar en qué podemos estar de acuerdo, en qué cuestiones podemos ir avanzando de manera consensuada y alcanzar esos estándares mínimos para, a partir de ahí, poder ir sumando.
  • ¿Qué información podemos esperar que contenga el plan de desarrollo bajo en emisiones a largo plazo?
    Una de las diferencias y de las cuestiones que estamos abordando ahora es poder ponerle un costo económico al plan. Es decir, poder especificar cuánto nos va a costar cumplir con nuestra NDC (contribución determinada a nivel nacional) o, mejor dicho, cuánto nos va a costar no cumplirla. Porque si el análisis económico lo hacemos en términos de pérdidas en el sector productivo, que son miles de millones de dólares, es ahí donde muchas veces los incentivos para la acción climática cambian. 

    Ahí podemos encontrar la manera de que, si no es por una cuestión de convicción de dejarles un planeta mejor a las futuras generaciones o de vivir mejor y tener una mejor salud, al menos darle la vuelta a la ecuación económica para que también cierre por ahí.

    Conocer ese costo además nos ayudará a que, cuando vayamos a ámbitos internacionales o hablemos con agencias multilaterales o con los bancos de desarrollo podamos decir: “Bueno, nuestros compromisos climáticos a nivel nacional e internacional son éstos, pero para poder cumplirlos necesitamos del compromiso que ustedes han hecho hace ya varios años y que no están cumpliendo para que podamos dar respuesta”.
  • Claro, el famoso put the money on the table respecto de los US$100.000 millones anuales que los países desarrollados se comprometieron a movilizar hacia los países en desarrollos de 2020 a 2025 y que aún no pusieron sobre la mesa.
    Se exige muchísimo, pero a la hora de que esas exigencias vengan acompañadas de los compromisos que han asumido, no se evidencia. Muchas veces les digo, y en eso soy un poco dura, “ya estamos de cooperación de técnica y de contratar consultores que nos digan lo que tenemos que hacer”. Tenemos clarísimo lo que tenemos que hacer. Y no lo digo por soberbia, siempre seguimos aprendiendo. Pero Argentina tiene una solidez científico-tecnológica y de conocimiento fantástica. Hemos hecho muchas cosas bien y hay muchas cosas que hemos hecho mal que hay que mejorar. Pero cómo accedemos al financiamiento para poder dar las transformaciones y las transiciones que queremos y necesitamos implementar es lo importante ahora.

    Ello no es fácil. Son transiciones que tienen que ser graduales para que no sean frágiles, para que sean sólidas, para que no se caigan ante un cambio de gobierno, o un shock económico, o una devaluación, o una coyuntura de guerra internacional.

Sobre los compromisos de financiamiento anunciados, pero no puestos en práctica (aún), la Organización para la Cooperación el Desarrollo Económicos (OECD) comunicó hoy que la financiación climática proporcionada y movilizada por los países desarrollados para la acción climática en países en desarrollo alcanzó los US$83.300 millones en 2020. Esto es un aumento del 4% respecto del 2019, pero aún no llega a los US$100.000 millones comprometidos sólo para 2020. A ellos les faltan también los US$100.000 millones anuales de 2021 a 2025.

Entrevista con Cecilia Nicolini | Intervención: Victoria Guyot
  • Muchos esperan, o esperamos, que el plan incluya un detalle sobre qué transformaciones y acciones específicas se realizarán a 2030, a 2040, a 2050 para alcanzar la carbono neutralidad. ¿Nos encontraremos con ello en el plan?
    Realmente necesitamos esta hoja de ruta. Los compromisos los tenemos: la carbono neutralidad a 2050 y no superar las emisiones anunciadas para el 2030. La estrategia 2030 es la que mayoritariamente va a contener los planes, los programas y las políticas específicas asociadas a las necesidades de inversión y a ese costo que tendrá el cumplimiento de la NDC. La estrategia a 2050 es más difícil que contenga cosas muy específicas porque la idea no es dibujar cosas en el aire que después no son alcanzables o que tengan que cambiarse por completo y es muy importante que cuando se hacen políticas a largo plazo generen confianza.

    Entonces, la estrategia 2030 es la que estará más bajada a tierra junto a los ministerios, las provincias, las políticas y los programas específicos. E irá acompañada de una estrategia a largo plazo que va a tener lineamientos que serán un poco más generales, pero lo suficientemente conducentes o concluyentes para que podamos alcanzar la carbono neutralidad. Esa es la hoja de ruta que vamos a tener.

    ¿Va a ser un plan perfecto? Por supuesto que no. Lo perfecto es enemigo de lo bueno. La realidad es que también una cosa es lo que yo quiera hacer como Secretaria de Cambio Climático, o mismo el presidente, y otra cosa son los consensos a los que logremos llegar.

    Al final, esto se trata de soluciones colectivas a un problema global. Buscamos tener el plan más ambicioso y certero posible. Seguramente no sea todo lo ambicioso que quisiéramos o quizás sea más ambicioso de lo que algunos sectores quieren. Eso sí, te aseguro que los equipos están trabajando día y noche, y volvemos locos a todos los ministerios.


La participación activa entre los ministerios es fundamental para la aplicación del plan, como así también la de otros actores. Nicolini destaca que el otro elemento transversal clave de la labor sobre el plan es el trabajo en el territorio: “Que no sea solamente un plan que se escriba a nivel nacional en unas lindas oficinas en Buenos Aires sino que también esté acompañado con el trabajo que venimos haciendo con las provincias, las ciudades, las diferentes áreas rurales, la participación de los consejos asesores de la sociedad civil".

Nicolini afirma que el plan no contará con una nueva NDC o, más precisamente, con una nueva meta de reducción de emisiones. "Siempre podemos mejorarla y hacerla más ambiciosa, pero ahora necesitamos ponerle planes y políticas a esa meta, definir la ruta para poder alcanzarla", destaca. El borrador del plan ya tendría que estar sobre la mesa de la Secretaría. Su revisión y mejora se hará entre los distintos actores, incluyendo los de la sociedad civil que participan en los Consejos formados. Por el momento, no habría una publicación del plan abierta al público al general. El plan final será oficialmente presentado en la COP27 que se celebrará en noviembre próximo en Sharm El-Sheikh, Egipto.

¿Con qué objetivos irá la Argentina a la conferencia climática? ¿Qué opinión le merece a Nicoli el "gas como recurso de la transición"? ¿Qué enseñanza le dejó el trabajo ante la pandemia para actuar ahora ante el cambio climático? La segunda parte de la entrevista en la próxima edición de PLANETA.

Para el cierre, les dejo una buena o prometedora noticia...

Ayer Nicolini expresaba su celebración por un anuncio que muchos, incluyendo el propio secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, han considerado como histórico. ¿De qué se trata? Ayer la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una resolución a través de la cual declara que el acceso a un ambiente sano, limpio y sostenible es un derecho humano universal.

La resolución sostiene que la promoción de este derecho requiere la implementación de los acuerdos y compromisos ambientales existentes, como el Acuerdo de París y todo eso que conversamos en esta edición. Además, reconoce que el cambio climático, la contaminación, el uso insostenible de recursos y la pérdida de biodiversidad afectan no sólo este derecho per sé sino que también impactan negativamente en todos los otros derechos humanos.

¿Es esta declaración la resolución de la crisis climática y ecológica? Por supuesto que no. De hecho, ni siquiera es jurídicamente vinculante, es decir, obligatorio de cumplirse. Pero sí es un principio que ahora hay que aplicar y hacer realidad. Y es una herramienta con la que contamos nosotros para exigir que se cumpla y se nos garantice. Es nuestro derecho.

¡Hasta la próxima semana!

Tais

Recibí PLANETA

Información para actuar y cuidar al planeta. Todos los miércoles, por Tais Gadea Lara.

Ver todos las newsletters