¡Buenos días! Las empresas y el resto de las organizaciones operan en entornos complejos que trascienden las fronteras de cada país. Los líderes que leen con precisión los procesos que se están viviendo tienen mejores chances de anticipar los tiempos que vienen.
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Geopolítica. El gran Anaxágoras lo decía con una frase sintética: todo tiene que ver con todo. Veinticinco siglos más tarde, Edward Lorenz, el matemático afecto a la teoría del caos, reformulaba este postulado con unas palabras que se hicieron famosas: “El aleteo de una mariposa en Hong Kong podría desatar una tempestad en New York” porque todo está conectado de algún modo. Una verdad que aplica a la economía, a la política y a las tendencias sociales. Y, por eso mismo, a la comunicación y los asuntos públicos: lo que pasa en China afecta a Lomas de Zamora, así que mejor prestarle atención.
El presidente Javier Milei se reunió esta semana en Ushuaia con la Jefa del Comando Sur de la US Navy Laura Richardson y anunció la construcción de una base naval, en colaboración con los Estados Unidos, en el punto más austral del continente. Para que no queden dudas: vade retro, China. La alianza es con el Tío Sam: posibles fondos para dolarizar, nuevo acuerdo con el FMI, pasos para ingresar a la OCDE, transferencia de tecnología, lucha contra el narcotráfico, rol estratégico en la región, sobre todo considerando el posicionamiento actual de Brasil, Colombia y Chile. Otra vez Anaxágoras: todo tiene que ver con todo.
Los sherpas de las empresas miran el contexto y señalan algunos datos de la geopolítica que, si se observan con detenimiento, tienen efectos en los negocios:
- Tensión entre Rusia y la OTAN. La invasión a Ucrania puso en negro sobre blanco lo que antes sólo decían algunos expertos: Europa debe resolver su problema energético y Rusia no forma parte de la solución. Ahora la Unión Europea prefiere comerciar con amigos confiables —el famoso friend-shoring—y, en paralelo, acelera la transformación energética. Todo más claro.
- Tensión entre los Estados Unidos y China. Por ahora, guerra fría. Seducción a aliados, transferencias tecnológicas, inversiones, financiamiento de puertos en zonas estratégicas. El centro logístico de Ushuaia o las minas de litio en la Puna: apenas una muestra de este juego del TEG en el que Kamchatka se prepara para atacar a Gobi.
- Preocupación por los ciberataques. Las guerras tradicionales se ganan con misiles y tropas. Las guerras digitales (el control de las cuentas bancarias, los aeropuertos, los sistemas de comunicación y casi todo lo que existe), se ganan con hackers. Los países más desarrollados multiplican su inversión en escudos informáticos. Ciencia ficción.
- Cambio climático. Al final, si el planeta se vuelve inhabitable, no va a importar si prevalecen China o los Estados Unidos. No habrá nadie para disfrutarlo. Por eso la agenda europea parece esculpida en piedra: aceleración de la transición energética. La de los Estados Unidos depende de quién gane las elecciones de este año. Los viejos BRICS, todavía distraídos.
- Alerta por la salud. La pandemia de COVID-19 incrementó la preocupación sanitaria en general, aunque no necesariamente los presupuestos estatales destinados al tema. La innovación en materia de tratamientos y vacunas, además, no depende de los estados, sino de las big pharma, que invierten en la medida en que se les protege su propiedad intelectual. No todos los reguladores lo entienden.
Junto a los desafíos, detrás de cada eje asoman oportunidades para las empresas y para los países: crece la demanda de alimentos, el cobre y el litio se vuelven cada vez más esenciales y los países ricos de Occidente ahora quieren como socios comerciales sólo a las democracias confiables. Quizá, como a principios del siglo XX, se esté confirmando la nunca del todo demostrada hipótesis de que Dios es argentino.
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Tres preguntas a Frans Timmermans. Es un político neerlandés, vicepresidente primero de la Comisión Europea entre 2014 y 2023, miembro de la Comisión Juncker y la Comisión Von der Leyen, y máximo responsable del cumplimiento del Pacto Verde.
—Vivimos tiempos difíciles: a la pandemia le siguió la guerra en Ucrania. ¿Cuál debería ser el papel de Europa en este contexto global?
—La invasión rusa de Ucrania ha sido un momento decisivo en la historia europea. La Unión Europea y sus Estados miembros seguirán apoyando firmemente a Ucrania el tiempo que sea necesario. Putin tiene que entender que no nos echaremos atrás y que con nuestro apoyo a Ucrania nunca podrá ganar. Al mismo tiempo, trabajamos ya en el futuro del país. Hemos acordado colaborar en el desarrollo de hidrógeno renovable y biometano. Este acuerdo subraya el fuerte compromiso tanto de Ucrania como de la Unión Europa en dejar atrás los combustibles fósiles, con más urgencia los que llegan de Rusia. La guerra también está teniendo un gran impacto a escala mundial. Este es el momento en el que necesitamos multilateralismo y cooperación. Precisamos relaciones comerciales y ecológicas sólidas con más países. Es la hora del friend-shoring y no del re-shoring. Vivimos años de verdadera crisis y seguirá siendo así durante un tiempo (la crisis climática y la de biodiversidad continúan), pero gracias al Pacto Verde Europeo tenemos una estrategia para abordarla y salir incluso más fortalecidos.
—El contexto pone en evidencia la dependencia energética de Europa. ¿Le preocupa que esto frene los planes de descarbonización?
—El Pacto Verde Europeo ya ha encaminado la economía hacia un futuro de cero emisiones y libre de combustibles fósiles. A raíz de la invasión rusa de Ucrania, decidimos rápidamente (y con gran apoyo por parte de los Estados miembros) acelerar nuestra transición energética. La invasión ha dejado claro que, de manera ingenua y errónea, creíamos que podríamos depender de Rusia para el abastecimiento de combustibles fósiles, especialmente gas. Europa ha aprendido la lección y esto no volverá a ocurrir. Estamos aumentando la cantidad de energías renovables en la Unión Europea más rápido de lo planeado (solo hay que fijarse en el crecimiento de paneles solares) y a la vez estamos buscando activamente diversificar tanto el gas que importamos a corto plazo como las materias primas y el hidrógeno que se necesitará a más largo plazo. También estamos impulsando la propia capacidad industrial de Europa y reduciendo nuestra dependencia de las importaciones mediante una economía circular dentro de la Unión Europea. Por tanto, no; no nos echaremos atrás de ningún modo. Nuestros objetivos climáticos no han cambiado y todavía seguimos en el camino para alcanzar la reducción de al menos el 55 % de las emisiones para finales de esta década.
—La posición de China y Estados Unidos (los mayores emisores de CO2 del mundo) es menos ambiciosa que la de Europa. ¿Esta situación hace que los países europeos sean menos competitivos?
—Los objetivos internos de Estados Unidos en cuanto al clima son más o menos comparables con los de la Unión Europea. Con la Ley de la Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés), ahora también cuentan con una política y una legislación en marcha para cumplirlos. Preocupan algunos aspectos discriminatorios en la IRA y estamos hablando con los estadounidenses sobre ello. La economía mundial es cada vez más verde y la Unión Europea cuenta con una ventaja competitiva, porque hemos sido la primera gran economía que se orientó de forma decisiva en esta dirección. Contamos con el marco regulador más avanzado y lo seguimos actualizando. Nuestro modelo aporta claridad tanto a los negocios como a los inversores y el mercado único sigue siendo un destino de inversión especialmente atractivo. Por supuesto, necesitamos asegurarnos de que la industria europea mantiene su competitividad y que evoluciona hacia las cero emisiones netas. Por eso la Comisión Europea acaba de presentar el Plan Industrial de Pacto Verde. La competencia entre Europa, Estados Unidos y China puede hacer que nuestra industria destaque, innove y se transforme más rápido. Pero esta competición debe respetar la igualdad de condiciones.
Las tres preguntas a Frans Timmermans se tomaron de la entrevista hecha por Pablo Blázquez, publicada originalmente en Ethic. Para acceder a la conversación completa podés hacer click acá.
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Curaduría al cuadrado. Así debería llamarse la práctica de recomendar textos que a su vez recomiendan textos. Es el caso de este blog, que hace una selección de otros ocho blogs que, según su autora, todo profesional de los medios debería seguir regularmente. Algunos de ellos, a su vez, hacen también curaduría de noticias. Otros muestran tendencias, anticipan eventos, seleccionan textos sobre el pasado, el presente y, si lo hubiera, el futuro de los medios. Recomendable para conjurar la vieja costumbre de hablar tocando de oído. Sobre medios o sobre lo que sea.
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Academia. S&P Global publica regularmente su mirada de las tendencias internacionales. Recientemente puso online “Top Geopolitical Risks of 2024”, un paper que sintetiza las variables más relevantes a las que prestarles atención para entender el contexto global. El listado se abre con la tensión entre Rusia y la OTAN y sigue con los ciberataques, la competencia entre los Estados Unidos y China, la cooperación entre países afines, el cambio climático y la seguridad energética. Cierra con los riesgos de pandemia, a partir de la experiencia de COVID-19. Un mundo al que prestarle atención.
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Oportunidades laborales
- Data Annotation abrió la búsqueda de Bilingual Content Editor.
- Accenture Argentina inició su búsqueda de Marketing & Communications - Technology Strategy & Advisory - Marketing Manager.
¡Hasta el próximo miércoles!
Juan
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* El contenido de Comms no necesariamente representa la posición institucional del Círculo DirComs. El Círculo de Directivos de Comunicación (DirComs) es una asociación civil que busca promover el intercambio de conocimiento y experiencias entre los máximos responsables de comunicación corporativa, relaciones institucionales, asuntos públicos y gubernamentales de las principales empresas del país. *