Este contenido contó con participación de miembros y lectores de RED/ACCIÓN
“En restaurantes trabajan desde el desconocimiento: ofrecen platos `veganos´ o `vegetarianos´ que siguen conteniendo grasas animales”. “Es un trabajo de todos los días lidiar con el `dejate de joder y clavate un asado´”. “Cero aceptación social. La gente te re juzga, te trata de quisquilloso, pesado; cuando cero querés imponerles algo, ellos son los violentos que tratan de cambiarte. Te hacen chistes del tipo ‘si le pongo huevo no te vas a dar cuenta, ya fue comelo”. Experiencias de algunos de nuestros lectores que ejemplifican la realidad que vive a diario una población pequeña, pero en crecimiento; una población minoritaria, pero importante.
En Argentina, más de cuatro millones de personas son vegetarianas o veganas. Es decir, aproximadamente un 9% de la población del país adopta este tipo de alimentación. La cifra fue dada a conocer en octubre pasado por la Unión Vegana Argentina (UVA) y corresponde a un relevamiento realizado por la consultora Kantar a partir de una muestra representativa.
La cifra llama aún más la atención cuando pensamos en Argentina histórica y simbólicamente como “el país del asado”. Según datos publicados por el Foro Económico Mundial, la Argentina es el tercer país del mundo que más consume carne, después de Estados Unidos y Australia. Por eso nos preguntamos qué desafíos enfrenta esta población de vegetarianos o veganos y qué necesidades requiere. Y extendimos esa pregunta a nuestros lectores y miembros en las diferentes redes y plataformas
Una aclaración importante. El análisis que continúa profundiza en el tipo de alimentación elegido: vegetariano para los ovolacteovegetarianos (consumen vegetales, lácteos y huevos) y vegano para los que llevan una dieta vegetariana estricta (no consumen ningún derivado de animales). Entendemos que el veganismo es un estilo de vida que extiende su respeto por los animales hacia todos los aspectos.
Desafío 1: poca diversidad de productos y muy caros
“Conseguir productos apropiados a buen precio” es, según nuestros lectores, el principal desafío en la Argentina. A ello Soledad Barruti, periodista y autora de los libros “Malcomidos” y “MalaLeche”, agrega otra variable: la calidad nutricional: “Las marcas más abiertas a lo vegano están ofreciendo una cantidad enorme de productos de mala calidad, como ultraprocesados. Y a las marcas les sale muy barato alimentar veganos porque con aditivos pueden hacer cualquier cosa. A ellos les sale más barato producir, pero luego lo venden más caro, como ocurre con las alternativas `light´”.
La clave para Barruti es alejarse de los supermercados y buscar productos en los pequeños emprendimientos o mercados donde crecen las opciones diversas y saludables.
En línea con ello, el chef y periodista especializado en alimentación consciente, Pablito Martín se muestra contundente: “Es mentira que es más caro comer vegetariano o vegano. Es un 50% más barato. Y lo sé porque lo aplico desde hace 20 años”. ¿Su fórmula para el éxito? Consumir alimentos de temporada y elaborar la propia comida en lugar de comprar los productos ya elaborados. “Es mucho más barato preparar un litro de leche de almendras que comprar uno ya hecho”, ejemplifica. Otro consejo a no olvidar en cualquier tipo de alimentación consciente: priorizar la variedad de alimentos para una mejor calidad de vida.
¿Qué nos contaron nuestros lectores?
- “El mayor desafío para quienes recién se inician sigue siendo la educación de lo que realmente implica ser vegetariano, lo que hay que consumir para ser saludable y cómo resolver el día a día de forma sostenible, dado que implica un mayor compromiso y creatividad en la cocina”
- “Considero que hay precios apropiados porque aprendí a buscarlos”
- “Siento que falta darle lugar a productos menos industrializados y más naturales”
- “Implica aprender a cocinar de nuevo y/o desarraigar las costumbres o recetas familiares”
- “La cocina exige un esfuerzo y hay que estar aprovisionado de la variedad de alimentos para no repetirse en la dieta”
Desafío 2: la necesidad de contar con políticas públicas que acompañen
La ausencia de políticas públicas que faciliten o acompañen a vegetarianos y veganos en el país se evidencia tanto en haber sido la ventaja que recibió menos votación de los lectores, como en haber sido el segundo mayor desafío a enfrentar. Los expertos consultados coinciden: es fundamental que haya cambios en las políticas de Estado para esta población. ¿Las principales áreas? Educación y salud.
“El gran desafío es incluir a esta población y eso implica empezar desde el colegio, donde debiera haber opciones”, explica Barruti. El director de la UVA, Manuel Martí, agrega: “Los niños vegetarianos y veganos no sólo no cuentan con el menú que ellos necesitan en los comedores escoleras, sino que también muchos de ellos sufren la burla o estigmatización”. Ello se extiende también a los comedores laborales.
En el sistema de salud, uno de los principales obstáculos que advierten lectores y expertos es encontrar profesionales que acepten la decisión de vida y la acompañen clínicamente. Esto nos dijeron nuestros lectores:
- “Nutricionistas especializados en vegetarianismo/veganismo deberían ser cubiertos por la obra social y, si ya existen, ello debería aclararse en la cartilla médica”
- “Los médicos tienden a generar miedo y no a cuidarnos. Me he ido a hacer análisis y cuando dije que era vegana la señora que me sacaba sangre me decía ‘entonces seguro tenés el hierro bajo y te van a dar mal los resultados´. Cuando me dieron los resultados, estaba mejor que cuando comía carne”
- “Hay muchos médicos que aún con los exhaustivos estudios que explican sus beneficios, lo siguen considerando `peligroso´ y desinforman a la población”
- “Serían buenas políticas públicas para incentivar la alimentación vegetariana como una opción más económica para gente de bajos recursos”
El periodista especializado y el director de la UVA coinciden a la hora de ejemplificar otros cambios necesarios en el sistema de salud: si por cualquier motivo un vegetariano o vegano debe ser internado, es probable que no reciba comida acorde durante su internación. “No es una enfermedad, es una decisión de vida”, advierte Martín.
Barruti subraya el vínculo de la industria con la medicina: “Las propias marcas, en especial las de lácteos, son las que, por ejemplo, solventan los congresos y especializaciones de nutrición”.
Desafío 3: encontrar una buena alternativa en un restaurante
Nuestros lectores consideran que, entre las variables consultadas, “encontrar platos apropiados en restaurantes” es el tercer desafío en el país. Cuando se habla de apropiados se refiere a una opción diversa y no que recaiga en una simple ensalada o un plato de arroz como únicas alternativas.
¿Conviene etiquetar un plato en el menú como vegetariano o vegano? Martín sugiere que está bien clasificar los platos para que los clientes sepan cuál es la oferta disponible, pero no para cancelar. Es decir, no sólo los vegetarianos o veganos pueden pedir esos platos, sino que la variedad del menú debe ser para todo cliente. Además, advierte una “viveza criolla”: hay locales que se aprovechan de la situación y ofrecen una hamburguesa de garbanzos a un valor mucho más elevado que una de carne.
Algunos lectores sugieren la necesidad de contar con una ley que garantice la disponibilidad de una opción en todo establecimiento gastronómico, especialmente ante la dieta vegana. Consultamos con la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés y expresaron que la cuestión del menú no es institucional, sino que depende de la decisión de cada establecimiento.
Martín advierte que el sector se está perdiendo casi un 10% del negocio al no responder a esa demanda. Para él, la falta de conocimiento en las cocinas de restaurantes y hogares responde también a otra ausencia: en los medios de comunicación, como la televisión, todo se prepara con carne; allí también falta cocina vegetariana o vegana.
Exactamente 363 lectores participaron de la encuesta, que evidenció la presencia de ese 9% de la población en sus círculos más cercanos: un 58% afirmó que hay una persona vegetariana o vegana en su grupo familiar. La cifra se incrementa al 82% para las amistades.
Mientras que aquellos encuestados que ya son vegetarianos o veganos destacaron el respeto de los animales como el principal motivo de su decisión; aquellos que aún no lo son, pero están considerarlo serlo, priorizan reducir el impacto ambiental como motivación.
Desafío 4: la preocupación por la vegefobia y la deuda por mayor inclusión social
Para Martí, los desafíos anteriores son importantes y los cambios mencionados, necesarios. Pero hay un tema que le preocupa aún más: a medida que crece la cantidad de veganos y vegetarianos en el país, se incrementa también la vegefobia. ¿De que sé trata? Es el término utilizado para referirse a la discriminación hacia las personas que adoptan este estilo de vida diferente por el simple hecho de hacerlo.
En la encuesta con nuestros lectores, mientras que la discriminación social fue considerada como el quinto desafío de llevar este tipo de dietas en suelo argentino, la aceptación social se ubicó en el segundo lugar como una de las ventajas de hacerlo. “Marqué `discriminación social´, pero no en un sentido de exclusión o agresión, sino más que nada por la burla o la resistencia a la idea de disminuir el consumo de carne”, aclara un lector.
La semana pasada la UVA presentó ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) una petición para que reconozca a la vegefobia como un tipo de discriminación. Al momento se juntaron más de 13.000 firmas a través de la plataforma digital Change.org y otras 5.000 en la más reciente edición del festival VegFest. Su objetivo: al reconocer y tipificar la vegefobia, quienes sufren discriminación por ser vegetarianos o veganos, podrían disponer del apoyo del INADI y de herramientas para defenderse.
La vegefobia es el extremo de la falta de inclusión social, pero también se observan experiencias más cotidianas entre las opiniones de nuestros lectores que evidencian esa ausencia.
- “Soy vegetariano socialmente y vegano en casa. Se me hace muy difícil ir a casa de amigos y familiares cuando ellos cocinan e intentar no comer nada con leche, queso o huevo… como no quiero ser pesado, lo acepto”
- “A todos los lugares o reuniones grupales que vas tenés que explicar por qué no comes carne, llamás la atención aunque intentes no hacerlo y en la mayoría de los casos te tienen que cocinar diferenciado o tenés que llevar tu propia comida. Es muy difícil que pases desapercibido”
- “Ojalá que dejen de cuestionar el por qué soy vegetariana y se cuestionen el por qué no lo son ellos”
“Hoy se puede hablar del tema del vegetarianismo o veganismo y la gente ya sabe de qué se trata”, opina Martín, con una mirada positiva. Con algunos avances pero con notables desafíos aún por enfrentar, la población de vegetarianos y veganos en la Argentina busca hacer sentir su voz y la de la causa que defienden.
La mirada de uno de nuestros lectores invita a la reflexión colectiva: “Es fundamental que comprendamos que la transición para las personas que aguardan del lado de la dieta omnívora llevará tiempo, y la intolerancia frente a ellas es una contradicción con el sentido común. Por otro lado, creo que debemos profundizar en nuestro estilo de vida, y su asociación con la crisis climática y el modelo económico imperante. Es decir, no alcanza con ser vegetariano o vegano ni con reducir el uso de descartables; necesitamos hacer eso y también cambiar la matriz cultural, política y legislativa en torno al ambiente. Cada día que pasa son años de bienestar que le restamos a nuestros hijos”.