La Fundación Kano nació en el 2014 con el proyecto del Centro Educativo Cultural y Artístico (CECyA) en General Roca, uno de los centros urbanos más importantes del Alto Valle de Río Negro.
“La motivación fue que muchas de las personas con discapacidad por no tener una obra social quedaban fuera del sistema de salud y, una vez que egresaban de las escuelas laborales, no encontraban espacios inclusivos públicos”, explica Ivana Vargas, fundadora y alma mater de esta propuesta que brinda capacitación y salida laboral para jóvenes con discapacidad de la región.
Al respecto, Rodrigo Carranza (20 años), uno de los chicos que estudió en la fundación, cuenta: “Aprendí a escribir, pero además aprendí sobre mis derechos, me siento más adulto”.
Kano brinda un curso de tres años llamado Servicio de Formación Socio-Laboral, en el cual distintos profesionales brindan talleres de informática, serigrafía y cocina, entre otros. Al mismo tiempo, mantienen la estructura del CECyA con clases de plástica, teclado o canto, como así también de ensamble musical, de Bandas, escritura creativa, computación, fotografía, artes visuales ydiseño textil.
En noviembre de 2021, la fundación fue declarada por el Ministerio de Educación de la provincia como escuela pública de gestión privada. Actualmente, asisten a sus espacios de formación 70 estudiantes de 16 años en adelante que concurren a las sedes de Villa Regina y General Roca. “Para mí, Kano es muy importante y me siento feliz. Aprendí a hacer cosas solo; soy independiente”, señala Enrique Sanzana, uno de los jóvenes que concurre.
Con modelo español
Kano se inspiró en el modelo de empleo con apoyo que lleva adelante la Fundación Down 21, de España. Esta metodología integradora se basa en la orientación vocacional y en la inducción al mundo laboral para personas con discapacidad a partir del trabajo de especialistas. Consiste en pensar la inclusión laboral como un proceso que se inicia mucho antes de la primera jornada de trabajo y apunta a personas con discapacidad que habitualmente sufren desventajas para acceder a un empleo remunerado.
En esa línea, la Fundación Kano no solo brinda capacitación a las personas con discapacidad que se acercan, sino que establece los vínculos con empresas asesorándolas para facilitar el desempeño de sus trabajadores con discapacidad y aumentar su contratación.
Desde el segundo o tercer año de su formación, los estudiantes de Kano comienzan a ser contactados con empresas. Así, la fundación ya logró que se empleara a 15 personas con discapacidad en empresas como YPF o la farmacia La Bancaria.
“Nosotros hacemos intermediación laboral, buscamos puestos en empresas privadas, buscamos juntos el perfil laboral y vamos trabajando para favorecer una verdadera inclusión, donde el trabajador adquiera las competencias específicas y asuma ese rol que la compañía necesita”, detalla Vargas.
Expandir la metodología
En busca de replicar una metodología, Vargas creó paralelamente junto a una terapista ocupacional la primera carrera de preparador laboral. Se trata de una formación para acompañar a personas con discapacidad en su búsqueda de trabajo, a partir de analizar su experiencia, formación y habilidades. Está dirigido a profesionales que prestan servicios a personas con discapacidad, como acompañantes terapéuticos, trabajadores sociales, psicólogos o terapistas ocupacionales.
Por otra parte, desde la fundación asesoran a profesionales de otras provincias y forman a distintas asociaciones en su metodología.
Kano se sostiene con la ayuda de voluntarios, familias y el aporte de algunas obras sociales. La fundación también cuenta con microemprendimientos como impresión 3D y sublimación, además de una huerta.
Una historia que da frutos
“Muchos son de zonas alejadas y el traslado lo realizan por transporte público —sostiene Vargas. Otros no están asistiendo ya que, por su condición de discapacidad, no pueden trasladarse en colectivo y no cuentan con los recursos económicos para pagar un taxi. Nosotros tratamos de mantener la comunicación y muchas veces los visitamos o sus familias los pueden acompañar una o dos veces al mes a la sede”.
―¿Cómo plantean las actividades en la institución?
―Los habilitamos para que puedan decir y que se piensen desde la autonomía y autodeterminación como sujetos de derecho pleno. Esto hace que desde un plan centrado en la persona se vayan delineando proyectos, objetivos a cumplir, que expongan sus intereses y si hay que formar grupos de apoyo se van configurando desde el interior de la institución hacia afuera. Trabajamos sobre todo en el ejercicio de la ciudadanía.
Al respecto, Sergio Silva, otro de los integrantes que se capacitó, cuenta: “A mí, Kano me ayudó a formarme en sublimación, cocina, música, informática. Hoy me gustaría tener un trabajo para poder vivir solo”.
Desde Kano acompañan no solo a los que asisten a los centros de capacitación sino también a las familias, dando apoyo sistematizado para ayudar a conservar el puesto de trabajo una vez conseguido.
Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones, una alianza entre Río Negro y RED/ACCIÓN.