¡Hola! En estos días se conoció a la ganadora del Nobel de Literatura (Louise Glück) y eso significó que todos los favoritos quedaron en un segundo plano, quizás por mucho tiempo. Mientras leo odas a la galardonada aquí y allá, me pregunto por qué los perdedores son quienes alimentan hoy las mejores historias.
Plus: el nuevo libro de 700 páginas de Mariana Enríquez.
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El que no ganó el Nobel. Al final, el Nobel de Literatura se lo llevó una poeta de 77 años, neoyorquina y con suerte: Louise Glück (en alemán, su apellido significa “suerte”). La poesía de Glück, dice Manuel Borrás (su editor en español), “es muy atractiva por su carácter austero, íntimo, porque es una poeta de las pequeñas cosas, que además las hace trascender”. Publicada en nuestro idioma por Pre-textos, Glück vendió el año pasado… unos 200 ejemplares. Y ese dato se vuelve ahora fantástico porque significa que el Nobel alumbra un margen.
- ¿No la conocés? Esta nota en Página 12 y ésta en Clarín retratan muy bien a Louise Glück.
Pero me quedé pensando en todos los que no ganaron el premio. Cualquiera que haya estado siguiendo los pronósticos sabe que no se mencionaba a Glück. El ranking de las casas de apuestas del Reino Unido incluía a Maryse Condé (de la isla de Guadalupe), a Ludmila Ulitskaya (de Rusia) y a Margaret Atwood (de Canadá). Por otro lado, también se hablaba de Joyce Carol Oates y de Jamaica Kincaid. Y de autores en competencia cada año, como Haruki Murakami o Milan Kundera. En fin, qué triste debe ser ver tu nombre en este párrafo.
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Nuevos protagonistas. Perder es duro pero también suele ser aleccionador, útil, hasta importante y transformador. Una experiencia completa, si la sabés mirar bien.
J.K. Rowling presentó Harry Potter a las editoriales en 1995 y 12 veces fue rechazada antes de salir con una tirada humilde de 1.000 ejemplares. “Fracasar fue un regalo que gané con dolor porque aprendí cosas valiosas sobre mí misma”, dijo después. Por su parte, Michael Jordan llevaba la cuenta de sus pifies: unos 9.000 tiros errados, 300 partidos perdidos y 26 veces sin acertar para definir un encuentro. “He fallado una y otra vez en mi vida y por eso es que triunfo”, dijo.
Los perdedores se convirtieron en los protagonistas que son hoy cuando la novela negra los llevó a un primer plano. Ricardo Piglia señaló que “Los asesinos”, el cuento de Hemigway, es la piedra basal del género: es la historia de dos matones que van a asesinar por encargo a un boxeador. Son mala gente y definitivamente no están entre los ganadores de la sociedad. Después, desde la novela negra los perdedores se expandieron hacia toda la literatura.
- ¿Quién habrá tenido, al final, la historia más rica? ¿Mozart o Salieri? La película Amadeus (de Milos Forman), que cuenta la competencia de ambos, es una lección amarga para aprender a ser un buen perdedor.
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Playlist del loser. A todos nos toca morder el polvo alguna vez (aunque quizás no con el Nobel). A ver si con esta lista se hace más suave la derrota…
- #5: “Loser”, de Iggy Pop & The Stooges: un poco de rock duro “muy Iggy” de 2003, aunque no tan afilado como el de otras épocas.
- #4: “Three Time Loser”, de Rod Stewart: es una canción de Atlantic Crossing, de 1975. Según Rolling Stone, “un pícaro, revoltoso, genial y excitante tema sobre –¡además de todas las cosas!– las enfermedades venéreas”.
- #3: “I Am a Loser”, de los Beatles: Lennon con armónica al estilo Dylan, y en la toma cuatro se equivoca la letra. Escuchala acá.
- #2: “Perdedores hermosos”, de Luca Prodan: un reggae de sonido gordo grabado en Traslasierra, en días de rehab. Saxo, guitarra acústica y una voz inolvidable.
- #1: “Loser”, de Beck: “Cuando me escuché rapear me dije a mí mismo: ‘Man, soy el peor rapero del mundo, soy un perdedor’. Así que comencé a cantar ‘Yo soy un perdedor, nena, así que, ¿por qué no me matan?’. Me gustó cómo sonaba y lo incorporé de estribillo”, contó Beck. Lee cómo hizo su hit.
¿Cuáles son tus canciones favoritas sobre perdedores?
Contame respondiendo este mail 😉
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Concurso. Y cambiando de tema, el festival de no ficción Basado en Hechos Reales (que en 2020 se hace de manera virtual el 27 y el 28 de noviembre) presenta el Premio Leamos de crónica breve. El premio es de 80.000 pesos y la edición de un libro digital.
Las crónicas participantes deben contar “Historias de resiliencia en la pandemia”. Pregunta la organización: “¿Qué resiliencias o resistencias brotaron de la cotidianidad obstruida? ¿Qué aristas se esconden detrás de los números de las víctimas, los reportes médicos diarios y las noticias de última hora?”.
Leé las bases… y si participás, muchos éxitos.
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Lanzamiento. Me sorprendió la propuesta de El otro lado: Retratos, fetichismos, confesiones, el nuevo libro (de Ediciones Universidad Diego Portales) de la aclamada Mariana Enríquez.
Es original e imponente. Son más de 700 páginas (!!!) de, según la contratapa, “un trabajo periodístico apabullante, en calidad y cantidad, que refleja todas sus apetencias, rechazos y obsesiones, una paleta personalísima en la que conviven Bruce Springsteen, Asia Argento, Sylvia Plath, Emily Brönte, la juventud durante los primeros años de la democracia de posdictadura en la Argentina, River Phoenix, Suede, el aborto, las drogas, Kurt Cobain, las ciencias ocultas, Nick Cave, Anne Rice, su gata: un mundo interior sembrado de intereses específicos y alimentado por afluentes inabarcables”.
Abre con “Cómo empecé”, que es una conferencia que Enríquez dio en Chile. Primeras líneas: “No escribí mi primera novela porque quería ser escritora, ni porque quería publicar, ni porque conocía a escritores y los admiraba y quería ser como ellos. La escribí porque no encontraba nada ni nadie que contara lo que me pasaba y lo que yo misma leía en los libros que compraba”.
En la edición anterior de SIE7E PÁRRAFOS hablamos de comienzos. Ahora, ya terminando, vuelvo a ese tema con una cita de Dárgelos. El cantante de Babasónicos sacó un libro de poesía titulado Oferta de sombras y quizás el único poema que no suena a canción de Babasónicos es este, que para mí es el mejor:
Sospecho/ que todo esto/ tiene un principio y un final/ que en ambos casos/ desconozco
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Javier