¡Buenos días! Joe Biden promulgó una ley que podría prohibir el uso de TikTok en los Estados Unidos por ser una potencial amenaza a la seguridad nacional. Bytedance, la empresa china dueña de la aplicación, reaccionó demandando al Gobierno estadounidense y el debate quedó instalado en un año electoral que promete emociones fuertes.
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Guerra fría. Con el apoyo casi unánime de congresistas demócratas y republicanos, el presidente Biden le puso la firma a una ley que obliga a Bytedance, la empresa dueña de TikTok, a vender la aplicación para que deje de ser propiedad del Gobierno chino. La justificación es hollywoodense: TikTok estaría aprovechando su popularidad entre los jóvenes americanos para espiar sus gustos y preferencias, lo que al final podría derivar en un problema de seguridad nacional. Como suena.
Todo está dicho ya para los Estados Unidos: además de Rusia e Irán, el enemigo es China. Si el espíritu norteamericano necesita siempre de un contrincante poderoso para mantenerse motivado, el año electoral parece darles a las hipérboles un impulso adicional. Trump y Biden, precandidatos de uno y otro bando, se preparan para una competencia dialéctica en la que procurarán demostrar, con ocasión o sin ella, que son dignos de ocupar la Casa Blanca.
El caso pone en evidencia que el viejo manual para intentar ganar elecciones mantiene su plena vigencia y recuerda algunos de sus componentes básicos:
- Un enemigo. Biden aprovecha que tiene la lapicera para mostrarse firme y decidido en un tema que, a primera vista, no presenta riesgos: elige a China, un enemigo externo que ya goza de suficiente antipatía, y lo ataca. En política, saca ventaja quien mantiene la iniciativa. Un peligro latente: que los jóvenes usuarios de TikTok se rebelen ante la prohibición.
- Un público. El challenger tiene más necesidad de distinguirse. Por eso Trump confronta: se dirige a los descontentos. Biden, en cambio, juega otro juego: busca mostrarse razonable, atractivo para independientes y moderados. Como el rechazo hacia China es transversal, por ahora le funciona.
- Los símbolos. Lo que preocupa de verdad son las bases militares en puntos clave, las alianzas con otros países hostiles y la provisión de materias primas con alto valor estratégico. También la ciberseguridad. Que TikTok pueda desentrañar los secretos más profundos de los ciudadanos americanos es poco probable, pero lo que importa es otra cosa: su valor simbólico. Al enemigo, ni justicia.
Buena jugada de Biden: un pequeño paso en la maratón extenuante que es la campaña electoral. Mientras, el periodismo, las redes sociales y el sentido común de los ciudadanos de a pie no dejan de señalar la paradoja: Biden le dio a TikTok un plazo de un año para encontrar comprador, pero hasta entonces va a seguir usándola para hacer campaña, como si la seguridad nacional no estuviera en riesgo. Cosas veredes, Sancho, que non crederes.
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Tres preguntas a Mira Milosevich. Es una investigadora, analista y escritora serbia, actualmente investigadora senior en el Real Instituto Elcano. Se licenció en Sociología y en Ciencias Políticas en la Universidad de Belgrado.
—La guerra en Ucrania y el conflicto árabe-israelí coinciden en el tiempo. ¿Hay alguna conexión entre ambos?
—Son dos guerras muy diferentes por distintas razones, pero tienen tres puntos en común. El primero es que Estados Unidos está compartiendo armas e información de inteligencia tanto con Israel como con Ucrania. El segundo es que Irán está armando a Hamás, a Hezbollah, a los hutíes y a diferentes grupos en Siria, Irak y Pakistán, que atacan a Israel. Y el tercer punto común, y quizás el más importante desde el punto de vista de la geopolítica, es que tanto Irán como Rusia son dos potencias revisionistas que pretenden socavar el poder de Estados Unidos como líder de un bloque de democracias liberales. Perciben que Washington les impide convertirse en potencias hegemónicas en su propia región.
—¿Estamos yendo hacia una nueva guerra fría?
—La guerra fría propiamente dicha es de contención, de disuasión. Ese concepto hoy podría aplicarse a la relación entre Estados Unidos y China, que son las dos grandes superpotencias. Rusia no es una gran potencia ya, sino un actor revisionista. En mi opinión, una expresión más atinada sería Gran Juego 2.0. El gran juego es la expresión con la que Kipling se refería a la rivalidad entre el Imperio británico y el Imperio ruso zarista en el siglo XIX por la influencia en Asia Central, en Afganistán, en India y en todo el Oriente Medio. Para tener esta visión global, uso la expresión de Gran Juego 2.0, que es una partida en la que participan muchos más territorios, muchos más actores, y por supuesto en él entra todo lo que mencionaste.
—En tu libro El imperio zombi definís a las potencias revisionistas como aquellas que no están satisfechas con el lugar que tienen en el orden internacional. ¿Cuáles son hoy los países que se ajustan a esa definición?
—Por una parte, tenemos a Rusia, China o Irán, a los que yo defino como posimperios euroasiáticos, que justifican sus ambiciones actuales con su legado imperial, porque quieren convertirse en actores hegemónicos en sus regiones y dominar a sus vecinos. Pero también tenemos países como la India o Turquía, por mencionar dos, que realmente creen que no tienen el papel que merecen en el orden liberal internacional, pero no pretenden dominar a sus vecinos. La India más bien quiere contener a China. Y Turquía (pensemos que el Imperio Otomano se extendía por todo el Mediterráneo) no tiene una intención clara de ser un actor hegemónico en la región. En cuanto a Rusia, hay que hacer una puntualización: no tiene recursos económicos para mantener lo que fue. No quiere repetir la Unión Soviética porque no puede, pero sí quiere mantener su influencia. Quiere decidir la política exterior y de seguridad de las exrepúblicas soviéticas, y eso supone tratar de impedir que entren en la OTAN o en la Unión Europea.
Las tres preguntas a Mira Milosevich se tomaron de una entrevista hecha por Ignacio Santa María y publicada en Ethic recientemente. Para acceder a la conversación completa podés hacer click acá.
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Robot. No ganamos para sorpresas. El Gobierno de Ucrania anunció que Victoria Shi, una persona creada con inteligencia artificial, será la vocera digital de Kuleba Dmytro, el Ministro de Relaciones Exteriores, para cuestiones consulares. Este artículo de Victoria Mendizábal analiza el caso y recoge las impresiones de expertos en comunicación política sobre el tema. Una jugada arriesgada en un contexto de guerra, cuando la capacidad de transmitir emociones cobra una particular relevancia.
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Academia. Este libro de Mira Milosevich ofrece un análisis desde múltiples perspectivas (política, ideología, cultura, cambios socioeconómicos, guerras) para responder a cinco cuestiones fundamentales sobre la Revolución Rusa: cómo y por qué estalló en 1917, cómo los bolcheviques llegaron al poder y establecieron su régimen, cómo el régimen evolucionó hacia el totalitarismo, cómo el sistema soviético perduró durante casi 70 años y colapsó y, finalmente, qué tipo de sistema político y económico ha emergido de las ruinas de la URSS. Una explicación detallada de un régimen que se sostuvo sobre el terror y a la vez la colaboración de los ciudadanos soviéticos.
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Oportunidades laborales
- Walker Sands abrió la búsqueda de Global Communications Manager.
- Accenture inició su búsqueda de Strategy & Consulting | Manager en Gestión del Cambio.
¡Hasta el próximo miércoles!
Juan
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