¡Hola! Hoy El Reporte profundiza sobre la política local que en los últimos diez días vivió movimientos tectónicos. Diez protagonistas que definen (y definirán) el escenario político cruzado por confrontaciones, tanto en el oficialismo como en la oposición.
La agenda de esta edición:
1) Sergio Massa
2) Máximo Kirchner
3) Patricia Bullrich
4) Horacio Rodríguez Larreta
5) Axel Kicillof
6) Carlos Rosenkrantz
7) Federico Basualdo
8) Martín Guzmán
9) Alberto Fernández
10) Cristina Fernández de Kirchner
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Sergio Massa. Los desequilibrios y las diferencias que anidan en la base de la coalición gobernante le dan al presidente de la Cámara de Diputados un buen margen de maniobra. Ahí reside su poder. Se convirtió en el interlocutor natural con algunos sectores del Poder Judicial y del mundo empresario y, aunque elige cada vez más el silencio, en las últimas horas cerró junto a Wado de Pedro el acuerdo con la oposición para postergar las elecciones legislativas. Se mantuvo a distancia de la controversia entre el ministro de Economía, Martín Basualdo, y la Cámpora por la salida del subsecretario, Federico Basualdo, y por otros motivos de la discusión por las tarifas. ¿Conflicto de intereses? —
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Máximo Kirchner. Lejos de la caricatura del chico que jugaba a la Play, el presidente del bloque de diputados del Frente de Todos trabajó día y noche de la última semana para contener y operar sobre la crisis desatada por la decisión de Guzmán de despedir a Basualdo. Coordinó el contraataque contra el ministro y el guión que la Cámpora hizo llegar a los medios y marcó así la cancha de manera ostensible. Mastica con algo de bronca la resistencia del intendente de Esteban Echeverría y presidente del partido justicialista de la provincia de Buenos Aires, Fernando Gray, quien pretende cumplir su mandato hasta el 10 de diciembre. Solo entonces el hijo de la vicepresidenta podrá asumir la jefatura del partido en el distrito clave para su construcción política y la de su agrupación. —
3
Patricia Bullrich. El sábado a la noche, con 9,1 puntos de rating en la mesa de Juanita Viale, confirmó su intención de ser candidata a presidenta en 2023. Con el anuncio, que tuvo menos repercusión que la esperada, la presidenta del Pro tensó un poco más la cuerda con el jefe de Gobierno de la Ciudad, mientras avanza en su deseo de posicionarse como “el ala dura” de Juntos por el Cambio. Se mira en el espejo de Angela Merkel y experimenta los riesgos de la velocidad mediática. Luego de hablar sobre la negociación por las vacunas con el laboratorio Pfizer y señalar que “podríamos haberle dado las Islas Malvinas”, tuvo que disculparse por el grueso error: “Lo que quise fue hacer una ironía, pero me salió mal. No me salió bien. Les pedí perdón mil veces a los combatientes.” —
4
Horacio Rodríguez Larreta. La celebración por el triunfo en la Corte Suprema a raíz del DNU sobre las presencialidad en las escuelas fue austera y llegó acompañada de expresas indicaciones para evitar el triunfalismo entre las filas del Gobierno porteño. Confía en su capacidad negociadora para el armado de las listas de Juntos por el Cambio para las PASO de septiembre, pero sabe que el 25 de octubre, un día después de las elecciones generales, se desatará la carrera por las presidenciales del 2023. El jefe de Gobierno siente que es su turno y hará valer su paciente siembra. Las tensiones con Patricia Bullrich seguirán en aumento. —
5
Axel Kicillof. A veces su temperamento lo traiciona. Como cuando al terminar una entrevista radial pidió hacer un comentario extra: “Federico Basualdo es un excelente funcionario”. Se metió así de lleno en la disputa que, aparentemente, no lo tocaba. Sin embargo, el gobernador de la provincia de Buenos Aires es consultado frecuentemente por la vicepresidenta, y su opinión sobre el rumbo de la política económica es escuchada con enorme atención. En casi todos los temas, el ministro de Economía se para en la vereda de enfrente: el acuerdo con el Fondo no es prioritario y no es momento para aumentar las tarifas. En su frente interno espera pasar el invierno con restricciones intermitentes. —
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Carlos Rosenkrantz. “La emergencia no es una franquicia para ignorar el derecho vigente”, escribió en su voto como parte del fallo unánime que defendió la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires. Contra muchos pronósticos, condujo a la Corte Suprema de Justicia a pronunciarse en un tiempo razonable para un trámite ejecutivo (15 días) y terminar así con el festival de amparos que se desató en la Justicia porteña y la federal. La reacción del oficialismo contra el fallo (denunciando un “golpe blando”) se debe no tanto a lo que dice, sino más bien a lo que se interpreta que dirá la Corte en futuras causas que involucren al Gobierno o a alguno de sus integrantes. Fundamentalmente, Cristina Fernández de Kirchner. —
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Federico Basualdo. El subsecretario de Energía Eléctrica se convirtió en un tótem, es decir, en un símbolo que lo supera. Es el representante más visible de la fractura interna que se vive en el seno del oficialismo. Si bien en la superficie aparece la polémica por el aumento segmentado de las tarifas de energía eléctrica, en el fondo el diferendo incluye el nivel de déficit fiscal y su modo de financiación ―variable con tremendo impacto en el precio del dólar y en el nivel de inflación―. El episodio reveló que la Cámpora no solo tiene poder de veto, sino además la capacidad para decidir variables fundamentales de la política económica. Si, tal como todo parece indicar, Basualdo no se va y el aumento de tarifas queda en el 9 %, entonces la victoria del kirchnerismo duro será contundente. —
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Martín Guzmán. Se le critica su falta de cintura política, sin embargo, en los últimos diez días exhibió dos cualidades clásicas de los políticos locales: una importante ambición y un estómago bien preparado para deglutir batracios. Es además un hombre obstinado. Solo eso explica que después de haber quedado expuesto en la derrota contra el kirchnerismo duro se haya animado a decir: “Hoy tenemos un sistema de subsidios energéticos que es prorico” —una obviedad— haciendo una velada crítica al modelo instalado en la era CFK-Kicillof. Todo indica que perdió una batalla importante ante el kirchnerismo duro. Y aún es una incógnita si su capacidad de resistencia lo fortalecerá en su puesto o si volverá a las aguas menos turbulentas de los claustros académicos. —
9
Alberto Fernández. En su gira europea el presidente espera recuperar oxígeno y cierto sosiego político. Los diez días previos al viaje incluyeron el fallo de la Corte Suprema y la crisis por el frustrado despido del subsecretario de Energía Eléctrica. Este último episodio exhibió en toda su plenitud las dificultades del presidente para tomar decisiones, imponer su voluntad y gestionar las diferencias que anidan en el corazón de la coalición gobernante. No sorprende la existencia de esas diferencias, más bien su profundidad y la falta de método y canales para tramitarlas. —
10
Cristina Fernández de Kirchner. Quienes la frecuentan acuerdan en que la vicepresidenta ya le tiene poca paciencia a Alberto Fernández. En su mirada dual de la realidad, Martín Guzmán ya pasó al lado oscuro, y si no apura su salida es por su potencial efecto cascada en la incertidumbre de los mercados, la fragilidad económica y las elecciones. Como nunca, CFK desconfía de todos y en su agenda se destaca una prioridad: las elecciones legislativas de septiembre. Sabe que, en buena medida, el destino de sus causas judiciales dependen del desempeño electoral del Frente de Todos. Como dijo hace casi un año: “lawfare al palo”. —
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