—¿Qué sentiste al correr la maratón en las islas Malvinas?
—Correr en Malvinas fue cumplir un sueño. Siempre había anhelado visitar las islas, pero diferentes motivos postergaban el viaje. El objetivo de participar en la maratón fue la excusa perfecta. En especial en esta edición: significaba completar los 42 kilómetros a justamente 42 años de la guerra y de esa manera ofrecer un pequeñísimo homenaje para nuestros héroes. Tuve la oportunidad de correr diferentes carreras alrededor del mundo, pero la de Malvinas no se compara con ninguna otra en la que haya estado. Completar cada kilómetro en nuestras islas es una experiencia única y trascendente que te atraviesa el alma. Desde lo técnico es una carrera compleja, con varias cuestas largas y muchos momentos en los que estás solo, con un clima muy cambiante. Este año, hasta hubo caída de granizo y vientos con ráfagas de 90 kilómetros por hora. De todos modos, la emoción de estar corriendo en las islas te prohíbe frenar. Saber que uno corre por las mismas calles en las que estuvieron nuestros soldados te empuja hacia delante hasta lograr el objetivo. En mi caso, hubo un condimento especial, casi mágico: siempre escucho música al correr y me preparo listas de canciones para cada competencia que se van reproduciendo aleatoriamente. Ese día, a pocos metros de alcanzar la meta, de casualidad, comenzó a sonar la Marcha de las Malvinas. La emoción contenida me tiró al cruzar la llegada para buscar el primer espacio de pasto y darle un beso a nuestra tierra.
—¿Qué representa Malvinas para vos?
—Malvinas es un ícono de la argentinidad, enraizado en la identidad de nuestro pueblo como ninguna otra convicción. Malvinas es recuerdo y es presente constante, es un símbolo inalterable y es una utopía que nos impulsa. Es de las pocas causas que une a todos los argentinos sin grietas, una amalgama de incontables argumentos y muchas ficciones que los decoran. La impenetrable solidez y opacidad de la cuestión la convierten en un dogma. Un tema irrefutable e indiscutible que no habilita matices por lo que termina clausurando cualquier diálogo posible y censura cualquier concesión. Es una pena que, a veces, la jaula en la que nos encierra el fanatismo no nos permita entablar una conversación con el otro, no nos deje comprender realidades o, en algunos casos, nos quite la posibilidad de conocer nuestras islas para evitar tener un sello en el pasaporte. Nadie que tenga los recursos suficientes debería privarse de visitar Malvinas por un poco de tinta en un papel. En estos días de abril la presencia de Malvinas se hace más fuerte. Los veteranos y los caídos merecen nuestro máximo respeto y nuestra permanente gratitud. Todo homenaje es injustamente pequeño e insuficiente. Conocer sus historias, saber quiénes son los que entregaron o arriesgaron su vida por la patria, nos acerca a ellos y nos permite comprender lo enorme que fue su gesta. Su valentía y su patriotismo en una guerra desigual debería servir como ejemplo a todos los argentinos en la tarea de construcción del país que nos merecemos.
—Tu experiencia se vio reflejada en varios artículos en medios de comunicación, ¿qué repercusión tuvieron?
—Me sorprendió el impacto de las notas. Sin dudas, Malvinas moviliza, emociona e interesa. Antes de viajar, le conté sobre la visita a Sergio Suppo, quien junto a Alejandra Conti, escribió uno de los libros sobre Malvinas más recomendables que se publicaron en los últimos años. Al regresar, me invitó a contar la experiencia en una entrañable conversación que tuve con Miguel Clariá en Cadena 3. De allí surgió luego una nota que publicó Infobae y a partir de eso otras entrevistas en radio y televisión. Estando allá también tuve la suerte de que Penguin News, el único diario de las islas, publicara una carta de lectores que envié para contar la experiencia de un argentino compartiendo una semana con isleños. Creo que no es ninguna epopeya correr una maratón ni viajar a Malvinas. En las charlas solo quise transmitir la emoción sin igual que significó para mí recorrer los 42 kilómetros a 42 años de la gesta de Malvinas y entusiasmar a otros con las sensaciones indescriptibles de estar en nuestras islas. Si las notas lograron transmitir esa emoción y eso, a su vez, movilizó por lo menos a una persona a decidirse a empezar a correr, o a conocer más sobre Malvinas o, mejor aún, a conocer las islas, siento que mi tarea estará más que cumplida.
Esta entrevista fue publicada originalmente en la newsletter COMMS del 3 de abril de 2024. Podés suscribirte acá.
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