La ballenas sei es el tercer tipo de ballena más grande (después de la azul y el rorcual común) y el último registro que se tenía de su aparición en aguas argentinas fue en 1929. Pero desde hace tiempo los vecinos del golfo San Jorge (en el límite entre Chubut y Santa Cruz) comenzaron a verlas de vuelta. Con el apoyo del programa Pristine Seas de National Geographic, los expertos pudieron implantarles rastreadores a seis de ellas para monitorearlas e identificar patrones de comportamiento.
Miguel Iñíguez Bessega es presidente de la Fundación Cethus, una ONG que se dedica a trabajos de investigación y conservación de cetáceos, y es delegado argentino ante la Comisión Ballenera Internacional. En un estudio publicado en Marine Biodiversity Records en 2010, Iñíguez describió los primeros avistamientos (llevados a cabo entre 2004 y 2008) de las ballenas sei en el Mar Argentino, sus comportamiento alimentarios y las interacciones con aves marinas. En efecto, predijo una lenta recuperación de la especie en la región.
Desde RED/ACCIÓN, le preguntamos por la importancia del regreso de esta especie a nuestras costas y los motivos.
—¿Qué implica el regreso de este ejemplar para el ecosistema marino patagónico?
—Es muy importante para cualquier ecosistema marino. En este caso, como la especie migra desde distancias considerables, transporta nutrientes. Por otro lado, contribuye a reducir el carbono en la atmósfera. Como los árboles capturan dióxido de carbono, las ballenas lo hacen en el oceáno a lo largo de su vida, que puede ser de más de 100 años. Sus excrementos, ricos en hierro y nitrógeno, también actúan como fertilizantes para el fitoplancton, que es muy eficaz tanto en la captura del gas como en la liberación de oxígeno. Esto sucede porque las ballenas se alimentan en aguas profundas y suben a la superficie para respirar, llevando estos valiosos minerales a la parte más superficial del agua, donde vive el organismo. Son animales muy importantes para mitigar los efectos del cambio climático.
—¿Por qué se habían dejado de ver ballenas sei en el Mar Argentino?
—Se las capturó en aguas del golfo San Jorge entre 1929 y 1930. Una empresa de capitales alemanes operó desde el paraje La Lobería, al norte de Caleta Olivia (Santa Cruz) y otra de las factorías operó en la Isla Goicoechea (Islas Malvinas). En todo el hemisferio sur se capturaron ejemplares de la especie en aguas de Brasil, Chile, Perú, Sudáfrica y las Islas Georgias del Sur y Malvinas. Entre 1960 y 1970, se mataron más de 110.000 ballenas sei en aguas antárticas.
—¿Cómo comenzaron a recuperarse?
Las operaciones balleneras sobre esta especie empezaron en el hemisferio sur a finales del siglo XIX y continuaron hasta 1979, cuando recibió protección total. A partir del año 1982, junto a la moratoria a la caza comercial de las ballenas adoptada por la Comisión Ballenera Internacional, estos grandes cetáceos empezaron a recuperarse.
—¿Hace cuánto se ven en nuestras costas?
—En agosto de 2004 se observaron tres ballenas sei en el golfo San Jorge (Chubut y Santa Cruz). Ese fue el primer registro después de muchos años de ausencia. Durante estos 20 años es claro que se ha estado recuperando y habitando viejas áreas utilizadas.
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