El primer reactor argentino que usa microalgas para reducir las emisiones de CO2 en las ciudades ya funciona en CABA - RED/ACCIÓN

El primer reactor argentino que usa microalgas para reducir las emisiones de CO2 en las ciudades ya funciona en CABA

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

El dispositivo Y-ALGAE está ubicado en una estación de servicio del barrio porteño de Belgrano y aporta una solución a la descarbonización de entornos urbanos a partir de especies nativas del sudeste de la provincia de Buenos Aires. Fue desarrollado en conjunto por científicos de INBIOTEC-CONICET y las empresas estatales Y-TEC e YPF. Tiene un funcionamiento sencillo y está preparado para ser operado por personal no especializado.

El primer reactor argentino que usa microalgas para reducir las emisiones de CO2 en las ciudades ya funciona en CABA

Crédito: Marisol Echarri.

Quien camine por el barrio porteño de Belgrano, más precisamente por la esquina de Avenida del Libertador y Juramento, puede observarlo con cierta curiosidad: mide unos dos metros y medio de altura, su estructura rectangular es de metal, predomina el color verde y aparenta ser un gran tótem. Si el transeúnte se acerca un poco más, puede comprobar que está lleno de unos organismos muy pequeños. Y también puede ver que tiene impreso un código QR e información sobre sus características. ¿De qué se trata? Es un reactor verde que funciona con microalgas, el primero instalado en la Argentina. Su objetivo es aportar una solución tecnológica para la descarbonización del aire en la Ciudad de Buenos Aires.

Con un diseño atractivo y novedoso, está emplazado en una estación de servicio de YPF recientemente remodelada. Fue creado por la petrolera estatal junto al Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Biotecnología de Mar del Plata (INBIOTEC-CONICET) y la empresa de investigación energética (también estatal) Y-TEC para ser utilizado en entornos urbanos donde se dificulta plantar árboles, aunque no pretende reemplazar la forestación. Este instrumento aprovecha la probada capacidad de las algas para capturar gases contaminantes, generar oxígeno y también biomasa, que se emplea en diversos desarrollos biotecnológicos. Además, busca concientizar a la población sobre el cambio climático y sus consecuencias. 

El reactor verde tiene unos 2,5 metros de alto. En su sector inferior se recolecta biomasa gracias a las microalgas. (Imagen: gentileza INBIOTEC e intervenida por Marisol Echarri)

Cómo funciona 

El dispositivo denominado Y-ALGAE tiene la capacidad de absorber dióxido de carbono (CO2), un gas responsable del efecto invernadero que provoca el calentamiento global. El insumo que utiliza son microalgas nativas del sudeste bonaerense, que realizan el proceso de fotosíntesis con la luz solar. En la parte superior transparente se cultivan las algas. En el sector inferior, que no está a la vista, se recolecta la biomasa. Cada vez que se produce un kilo de algas se elimina 1,8 kilogramos de CO2 del ambiente. El dispositivo tiene un funcionamiento sencillo, no requiere ser inoculado para que las algas completen su ciclo y está preparado para ser operado por personal no especializado, como los trabajadores de la estación de servicio.

Otra característica que lo hace sustentable es que utiliza agua de lluvia colectada desde los techos de la estación de servicio (también puede ser de otra infraestructura urbana similar). Una vez sembrado con los pequeños organismos y luego de haber crecido, las células se separan y la mayor parte del agua se reutiliza para riego o se puede reciclar para comenzar un nuevo ciclo de cultivo. La biomasa decantada y colectada se aprovecha como material de construcción de pequeños objetos como macetas, o se usa como fertilizantes potenciados para plantas ornamentales en el mismo espacio. 

El reactor utiliza agua de lluvia que recoge del techo, otro de los aspectos que lo hacen sustentable. (Imagen: gentileza INBIOTEC e intervenida por Marisol Echarri)

Las algas, una solución posible

Los organismos acuáticos son estudiados desde hace unos 50 años como una estrategia complementaria para capturar carbono. En las últimas dos décadas, esta tecnología adquirió relevancia en Estados Unidos y en algunos países de Europa. Y-ALGAE es el primer proyecto nacional, inspirado en un diseño desarrollado en España. “En 2009, tras mi regreso de Estados Unidos, comenzamos a investigar algas nativas del sudeste bonaerense. Durante más de diez años de trabajo, aislamos unas 60 cepas promisorias. Son aquellas que tienen aspectos que las hacen adecuadas para aplicarse en desarrollos tecnológicos”, cuenta Leonardo Curatti, investigador del CONICET en el INBIOTEC.

¿Cómo se consiguen las algas para utilizar en la descarbonización? “Los biólogos somos oportunistas, mis hijos cuando eran más chicos me preguntaban por qué siempre llevaba botellas en el baúl del auto” dice risueño. “Cuando vemos agua verde ―proceso que se denomina eutroficación— tomamos muestras porque allí seguro hay algo interesante para nosotros. En general son organismos que crecen sin demasiados requerimientos, son productivos y sencillos. Tratamos de reproducir en el laboratorio el proceso que se da naturalmente en el ambiente y buscar aplicaciones concretas”, explica Curatti. “En particular la especie que estamos usando para el reactor la encontramos en una piscina en desuso durante la época invernal. Estudiamos sus características y comprobamos que podía capturar gases de la atmósfera y que desarrollaba su ciclo con facilidad”.

En las últimas dos décadas el uso de microalgas como estrategia para capturar carbono creció en el mundo. En la Argentina se trabaja desde 2009 con cepas del sudeste bonaerense. (Imagen: gentileza INBIOTEC e intervenida por Marisol Echarri)

El reactor verde puede compararse con una gran pecera, pero muy sofisticada. Cada una de las dimensiones está diseñada para optimizar la circulación de los fluidos y el intercambio de gases. También para minimizar el consumo de energía y maximizar el paso de luz, que impulsa el proceso de fotosíntesis. Con esa energía, las algas toman el dióxido de carbono del aire y lo convierten en células. Como fertilizante, utilizan el nitrógeno del aire. La biomasa de algas secas que se colecta en el recipiente que se encuentra en la parte inferior indica cuánta cantidad de CO2 se está capturando. “Son dispositivos de altísima eficiencia” remarca el investigador del CONICET.

La vinculación del grupo científico de Mar del Plata con Y-TEC e YPF se concretó en 2019 y generó un impacto socioeconómico. La empresa se interesó en principio por los prototipos de biofertilizantes y acondicionadores de suelo árido que desarrollaban los investigadores, y luego por las alternativas para la captura de dióxido de carbono. Los laboratorios de INBIOTEC están equipados para la producción de algas a escala, proceso que continúa en marcha. Por su parte, Y-TEC también genera sus propios inóculos (las “semillas” de las algas).

Mientras tanto, en la institución científica de Mar del Plata continúa el trabajo con otro grupo de reactores verdes, en este caso construidos con materiales más económicos y destinados a la investigación. Allí, el equipo liderado por Curatti —e integrado por Mauro Do Nascimento, Macarena Pérez Cenci y Marcelo Juárez— busca optimizar la tecnología en una planta de cultivo en la que se coordina la producción de tres dispositivos. En cambio, Y-ALGAE funciona de manera independiente. Los ciclos de cosecha de algas se extienden desde cinco días hasta una semana.

El cambio climático en la agenda pública

Uno de los propósitos del reactor Y-ALGAE, además de descarbonizar, es visibilizar el efecto de los gases de efecto invernadero y dar a conocer las soluciones tecnológicas. En ese sentido, desde YPF aclaran que esta acción se da en un contexto de otras medidas que apuntan a reducir la huella de carbono, en línea con los acuerdos internacionales: “En las estaciones de servicio se instalan paneles solares, se reciclan aceites comestibles y residuos, y se realiza el tratamiento de residuos industriales”, indican voceros institucionales de la empresa. Con la instalación de este primer dispositivo construido junto al sistema científico, se generan fertilizantes para el vivero de plantas que funciona en el sitio donde está instalado.

“Y-ALGAE no debe entenderse como una solución tecnológica en sí misma, sino como parte de un proyecto colaborativo entre Y-TEC e INBIOTEC, que incluye investigación, desarrollo e innovación, además de comunicación pública de la ciencia y la tecnología”, concluye Curatti.

Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones, una alianza entre Río Negro y RED/ACCIÓN.