Según las creencias del pueblo aymara, el poder del sol carga los alimentos. Silvia Vega Valiente, educadora tradicional aymara, proviene de una familia de agricultores del norte de Chile. Cultiva frutas, hortalizas, hierbas medicinales y flores polinizadoras que comparte con la comunidad del Hospital Santo Tomás de Limache, en la quinta región de Chile. Aquí, lejos de su tierra, ella y otros miembros de la Asociación Multicultural Pachakuti practican la medicina intercultural con profesionales de la salud y comparten sus conocimientos ancestrales.
Cuando las góndolas de los supermercados se atiborran de latas, plásticos y alimentos ultraprocesados, afuera las huertas brotan.
La soberanía alimentaria, la medicina preventiva y la importancia de la nutrición como forma de curación de cuerpo y ajayu (espíritu) son el principal objetivo de este proceso de Waliyapu (que significa buena chacra en su lengua tradicional).
La conexión de los pueblos andinos con la naturaleza se basa en la reciprocidad. En esa dinámica de cuidado y retribución, la salud de la tierra es, a su vez, la salud de quienes la cuidan.
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Este artículo es parte de Los insaciables, un especial transnacional del
Laboratorio de Periodismo Situado de Cronos Lab.