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¡Buenos días! Conduciendo a Conciencia surgió luego de un accidente automovilístico que se llevó la vida de nueve estudiantes y una docentes que volvían de un viaje solidario. Desde entonces, sus familiares y la comunidad del colegio han sostenido ese legado de ayuda a la vez que han logrado difundir un importante mensaje.
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Hace ya muchos años que se produjo un suceso muy trágico: adolescentes de un colegio habían decidido hacer un viaje solidario desde la ciudad de Buenos Aires a una escuela de un pueblo con muchas necesidades del norte del país: El Paraisal-Quitilipi, provincia de Chaco. Prepararon el viaje, la logística. Una adolescencia con ganas de entregarse para cambiar las cosas. Evaluaban qué se necesitaba, qué circunstancias rodeaban a aquella población. Uno puede imaginarse los sueños, las alegrías, las sonrisas y las ganas de cambiar la realidad, de ayudar.
El viaje tuvo un final abrupto: en el regreso, 9 estudiantes y una docente del Colegio Ecos fallecieron en un accidente automovilístico en la ruta 11, en la provincia de Santa Fe. La historia se recuerda como “La tragedia de Santa Fe”. Y su impacto es enorme, como el de cualquier muerte en una ruta, pero además en un contexto de una juventud solidaria que disfrutaba de la alegría del servicio. El hecho conmovió a un país y lo sigue conmoviendo cada vez que se recuerda la historia.
En los años que siguieron, las familias y el colegio pensaron cómo reaccionar, qué abrazo dar, de qué manera sería posible soportar tanto dolor. Y aparece un verdadero movimiento cultural: Conduciendo a Conciencia. Deciden convertir la tragedia en el Día del Estudiante Solidario (se estableció como el 8 de octubre). La tragedia convertida en un símbolo de solidaridad.
¿Cómo dar vuelta semejante catástrofe? ¿Cómo convertir el dolor en otra cosa? ¿Cómo dar algo de luz, ternura y serenidad en medio de la tragedia? ¿Cómo hacer para que un hecho tuviera otro camino, se reconvirtiera? Todo eso fue lo que lograron.
Con el apoyo de figuras del arte, especialmente las del rock, encabezadas por León Gieco y Luis Alberto Spinetta, comenzaron un verdadero movimiento cultural. Conduciendo a Conciencia realiza cada año un concierto con las principales figuras de la música argentina (hace menos de dos semanas se llevó a cabo otra emotiva edición). Eso sirve para seguir ayudando a aquella escuela: es una explosión de solidaridad que se mantiene en el tiempo. Y, sobre todo, para generar una nueva cultura sobre el manejo, la prevención y los accidente. Conduciendo a Conciencia se abocó a difundir todo lo que tiene que ver con la seguridad vial (desde el uso del cinturón al consumo de alcohol, o el empleo del celular al volante).
Generaron una campaña quizás como ninguna. En el momento de la tragedia en el país se producían entre 14 y 15 muertes diarias en las rutas. Estas familias y la escuela comienzan un movimiento que tiene que ver con los accidentes. Hoy se producen entre 9 y 11 por día. Claro que es tremendo. Pero este movimiento ayuda a salvar unas 3-4 vidas por día. Este increíble movimiento, generado en una catástrofe, debe haber salvado miles de vidas. Esta capacidad de la especie humana demostrada en estas chicas y chicos, convirtiendo el dolor, la tragedia, la angustia en vida. Lo lograron. Se rescataron y salvaron vidas gracias a este maravilloso movimiento.
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Tres preguntas a Alba Sáenz, directora ejecutiva de Conduciendo a Conciencia [Por David Flier].
—¿Cuáles fueron las claves para convertir el dolor en un movimiento que concientiza y expande la solidaridad?
—Creo que una de las claves importantes para trabajar en estas dos temáticas es fundamentalmente que nos pudiéramos unir los familiares directos de las víctimas: que encontráramos un objetivo en común. A medida que íbamos conociendo más sobre la problemática vial comprendíamos la necesidad urgente de trabajar en esto junto a tantas otras organizaciones y especialistas. Esta es una problemática de todos, que tiene que tener una respuesta colectiva. Después de lograr actualizar la ley de tránsito nacional, entendimos que debíamos seguir trabajando en proyectos de ley, en educación, salud, con el Estado y la sociedad toda. En cuanto a la tarea solidaria, fue fundamental sentir que el legado que nos dejaron los chicos era muy fuerte e importante para nosotros. Cuando lo comenzamos a transitar descubrimos lo maravilloso de esa tarea y nos comprometimos cada vez más.
—¿Qué aprendiste en este tiempo de trabajo con Conduciendo a Conciencia?
—Una de las cosas más importantes que aprendí es que cuando ciudadanos comunes como nosotros tienen un objetivo, una inquietud y compromiso ciudadano, y se juntan entre sí, se pueden hacer grandes cosas, dejar una huella en la sociedad, y poner una semillita para que estemos un poquito mejor.
—¿Creés que hemos avanzado como sociedad en materia de seguridad vial? ¿Qué nos falta y en qué mejoramos?
—Desde 2006, cuando comenzamos a trabajar en seguridad vial, ha habido avances importantes. No suficientes ni con la celeridad necesaria, por la cantidad de muertes y heridos desde entonces. Fundamentalmente se logró mejorar la ley de tránsito nacional, aunque hoy ya pedimos que se hagan nuevos ajustes. Pero se logró por ejemplo la creación de la Agencia Nacional de Seguridad Vial. Aún falta que la seguridad vial sea política de estado en todo el país: no se logran todavía en todos los municipios o provincias políticas viales integrales. Por ahí se hacen cosas aisladas, pero la seguridad vial requiere políticas públicas integrales. También necesitamos que algunas empresas, como las de transporte, sean conscientes de sus responsabilidades y sean más controladas. A nivel comunicacional creo que se ha mejorado mucho. A su vez, como sociedad necesitamos más conciencia y que una mayoría logre romper con malos hábitos que hemos adquirido en el espacio público y que nos ponen en riesgo.
Un mensaje de
Pan American Energy busca ser un promotor activo en el desarrollo de las comunidades en las que opera. Por ello, lleva a cabo acciones de triple impacto para crear valor económico, social y ambiental a través de la articulación público-privada. Su trabajo en Sustentabilidad se basa en cuatro ejes estratégicos: educación y cultura, salud y deporte, desarrollo local y ambiente. En el último año, con sus 140 programas, la compañía alcanzó a más de 400.000 personas.
Conocé más en pan-energy.com/sustentabilidad
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La última semana se cumplieron nada menos que 50 años de otra tragedia, que hasta hoy nos conmueve: la Tragedia de los Andes. El 13 de octubre de 1972 se estrelló en la cordillera un avión que llevaba a bordo 45 personas, incluido un equipo de rugby de Uruguay que se dirigía a Chile. Aquel hecho terminó con la vida de 29 personas. Pero es recordado por algo increíble: 16 personas sobrevivieron luego de pasar 72 días en la montaña.
Hace algo más de un año tuvimos una charla con uno de esos sobrevivientes, José Luis Inciarte (podés verla acá). Y nos preguntábamos, al escuchar su relato: “¿Cómo no celebrar la capacidad de los seres humanos de sacar fuerzas de algún lugar inexplicable? ¿Cómo no aplaudir la enorme capacidad que tenemos para encontrarnos con el otro, con los otros, para formar un equipo, una comunidad, aun en las circunstancias más catastróficas, más trágicas?”.
La semana pasada, en el aniversario de la tragedia, se publicaron distintos contenidos. Uno de los que más emociona es esta crónica de Inés Capdevila en La Nación. La periodista estuvo en el lugar de la tragedia con Gustavo Zerbino, uno de los sobrevivientes, y su familia. “Es una historia de supervivencia universal. El sacrificio, el esfuerzo… ¿cómo hicieron para soportar? ¡Y tan jóvenes!”, exclamó la esposa de Zerbino al conocer el denominado “Valle de las Lágrimas”.
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Lecturas recomendadas. Como sabés, desde RED/ACCIÓN y OXÍGENO apostamos por un periodismo que no solo cuenta lo que pasa, sino también remarca las iniciativas que dan buenos resultados y que pueden replicarse. Creemos que es la manera de contribuir a un cambio social positivo.
En esa línea, en la sección Soluciones para América Latina, contamos iniciativas que definitivamente oxigenan. Hoy te compartimos dos.
Una de ellas es la propuesta de Portales de Inclusión: un espacio terapéutico para personas con discapacidad que funciona en Campana y que busca incluir con talleres novedosos como circo, skate y música. Talleres que abordan a las personas con discapacidad como sujetos de derecho. Y que ayudan a desarrollar su potencial.
La otra historia que queremos destacar es lo que hacen en el Taller de Arte, Dibujo y Pintura del Espacio de Salud Mental del Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria, una ciudad a 10 kilómetros al norte de Rosario. Allí producen distintas obras que ahora se exponen en la Galería Salud y Arte, en los pasillos de este hospital escuela. “La inauguración de la galería otorga la posibilidad de que los usuarios se ubiquen como productores y como autores de su arte”, dice Fabiana Imola, coordinadora del espacio.
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Mañana es el Día internacional contra el cáncer de mama. En Argentina, este tipo de cáncer representa la primera causa de muerte por tumores en las mujeres. Pero vale recordar que las perspectivas mejoran enormemente cuando se puede detectar tempranamente.
Mientras tanto, la ciencia avanza y celebramos un importante hallazgo de la Universidad Nacional de Quilmes, que desarrolló un inhibidor que ataca una proteína clave para el desarrollo del tumor. La investigación está en una fase inicial, pero es esperanzadora.
También celebramos avances en vacunas contra distintos tipos de cáncer. Aunque están en etapas preliminares, los resultados de los estudios para tratar tumores de mama, páncreas y colon, son alentadores. Esta nota sintetiza los avances.
Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mandamos un gran abrazo.
Juan y David